“La Antártida es una zona de paz y ciencia”

Internacionales

“En Brasil, al igual que en la Argentina y en otras democracias del mundo, rige un sistema electoral de segunda vuelta para elegir presidente. Esto significa que, si en la primera elección, ningún postulante alcanzó un determinado porcentaje de votos, se debe realizar una segunda elección únicamente entre los dos candidatos más votados. En el caso de Brasil, se trata de Lula Da Silva y Jair Bolsonaro”, explicó Young.

El pasado domingo 2 de octubre, Lula sacó el 48,43 % de los votos, y Bolsonaro, el 43,20 %. Es una diferencia de 5,23 puntos porcentuales. En cantidad de votos, el expresidente (2003-2010) le sacó a Bolsonaro, el actual mandatario, 6 millones de votos de diferencia. El balotaje se activa si el ganador no alcanza la mayoría absoluta de los votos, es decir, si no supera el 50 %.

Por eso, Lula y Bolsonaro deben volver a enfrentarse en un balotaje, que está previsto para el domingo 30 del mismo mes, pero ya solamente ellos dos, sin los otros 10 candidatos que se presentaron y quedaron fuera de competencia.  

Sobre los violentos episodios que se vivieron antes y después de los comicios, Young sostuvo que se debe a una fuerte y creciente polarización, tanto de izquierda como de derecha.

“En Brasil, como en todo mundo, prima una ola de fortalecimiento de movimientos de derecha extremada populista, muy semejantes a lo que hemos visto en Estados Unidos con la candidatura de Trump y después con la elección contra Biden; por otro lado, tenemos una característica específica de Brasil, que es liderado por el expresidente Lula y que tiene una fuerte popularidad  en ciertos grupos. Entonces, lo que ha ocurrido es una fuerte polarización.  La primera característica de esta elección es que la centroizquierda ha perdido el poderío de otras ocasiones. Lo que parece es que tenemos un movimiento hacia una consolidación ideológica de derecha que no era común en Brasil”, detalló.

Otra característica de esta elección, según el docente, y que ha sido nueva en estos comicios, es el cuestionamiento de la institucionalidad de la elección.

“Brasil tiene un sistema electoral desarrollado hace tiempo y que funciona muy bien, que es electrónico y en donde los resultados salen con una mayor velocidad. Luego de las elecciones los brasileños, a las 10 de la noche, ya sabíamos los resultados, pero había un fuerte cuestionamiento en la ciudadanía, y más por los candidatos del Partido Liberal y un fraude”, resaltó.

Agregó: “La segunda característica de estas elecciones, y que también es nueva, es que Bolsonaro ha introducido a los militares en la política. Los militares estaban una situación relativamente tranquila y en Brasil, después de la redemocratización, no tuvimos ningún incidente importante de movimiento de militares, ningún tipo de cuestionamiento de democracia, pero, con el gobierno del actual presidente, hubo una fuerte presión para que los militares ocuparan espacio y una politización de los militares”.