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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
La periodista Marina Walker Guevara, que trabaja en EEUU, analizó el resultado de las elecciones y dijo que Trump impondrá un nuevo orden nacionalista. El miedo de los inmigrantes y la historia que se perdieron los medios de comunicación.
La periodista mendocina, egresada de la UNCUYO, dijo que Trump impondrá un nuevo orden nacionalista. Foto: Prensa Rectorado.
Una ironía: esa es la base de la esperanza de la periodista mendocina, Marina Walker Guevara, después de que Donald Trump fue electo presidente de Estados Unidos, donde ella vive y trabaja desde 2003. Esa ironía es que el magnate sea consecuente con su historia personal y empresaria de hacer promesas vacías, en el aire, y no cumpla con sus amenazas de deportar a millones de inmigrantes, de prohibir el ingreso a musulmanes y de levantar un muro entre ese país del norte y México.
Desde la madrugada del miércoles 9 de noviembre, cuando se confirmó el triunfo del republicano, Marina confesó a Unidiversidad desde su casa en Maryland que está en shock, y que ella y su familia (su esposo y editor del diario The Washington Post, Adam Bernstein, y sus hijos Mía y Adam) sienten temor de lo que vendrá. Pero aseguró que su miedo ni siquiera se asoma al que sienten millones de inmigrantes –documentados e indocumentados- que no saben cómo reaccionará el nuevo presidente, que tiene una personalidad a la que calificó como impulsiva, volátil, sin disciplina y que suscribe a ideas racistas, xenófobas y de exclusión.
Para la vicedirectora del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), que lideró las revelaciones de los Panama Papers, el nuevo orden que impondrá Trump será nacionalista, de desprecio por las diferencias, de miedo a los inmigrantes y de intensificación de esa imagen de Estados Unidos como el policía del mundo, con un certero aire de superioridad y proteccionismo.
La egresada de la UNCUYO consideró que después del triunfo de Trump, los medios de comunicación y los periodistas deben hacer una autocrítica, ya que se perdieron la historia de la década al no darle voz a los millones de personas que votaron al magnate, que viven en el centro del país. Los describió como una masa silenciosa, de votantes blancos, sin estudios universitarios, que se vio desfavorecida por la crisis económica que terminó con el gobierno de George Bush y que no se sintió incluida en el de Barak Obama ni representada por la clase política tradicional. Dijo que no se puede desoír el mensaje tan duro que dieron, casi a gritos, al elegir a una persona tan poco calificada para esa posición.
Un nuevo orden
En diálogo con Unidiversidad, la periodista analizó el escenario futuro y describió la época que vendrá como densa, compleja y con una vuelta al escenario principal a grupos que se creían silenciados para siempre.
¿Cómo viviste el proceso de la campaña y el triunfo de Trump?
La campaña se vivió como una de las más virulentas de la historia, personas que han vivido en Estados Unidos por muchos años me contaban que no tenían memoria de una campaña similar, en la que uno de los candidatos rompió con todas las reglas preestablecidas de decoro, de decencia, fue a lugares a los que nunca nadie se había asomado, como condenar a grupos enteros de personas, ya fueran musulmanes, discapacitados o inmigrantes, especialmente mexicanos, desoyendo toda norma de convivencia, de civilidad. Desde ese punto de vista ha sido una campaña agotadora y ha primado una sensación de que lo que él proponía era tan extremo y metía tanto miedo, que sencillamente no iba a ser posible. Y creo que esa es la razón, en parte, por la que tanto periodistas como encuestadores se perdieron la historia del siglo, de la década, porque era casi inconcebible pensar que Trump podía llegar, que el candidato improbable podía transformarse en el presidente de Estados Unidos.
¿Cuál fue la sensación que percibiste en las comunidades de inmigrantes?
En mi diálogo con comunidades inmigrantes demostraban una gran ansiedad, aun aquellos que están legalmente instalados tenían esa ansiedad de decir: "Con esta persona no sabemos qué puede pasarnos", una sensación de gran vulnerabilidad. Ahora hay que ver cómo va a llevar a cabo todas estas promesas, que nunca explicó como las va a llevar a cabo, cómo va a construir el muro, cómo va a deportar a millones y millones de inmigrantes, porque estas son personas que sostienen la economía de este país, que son esenciales para el funcionamiento de una gran parte de la economía. Sin embargo, hay tantas cosas que dijo en su vida y luego no fue consecuente con esas palabras, que irónicamente nos queda esperar lo mismo, que muchas de las cosas que prometió en su campaña terminen evaporándose a la hora de gobernar. Nos queda esperar que Trump sea consecuente con su historia de hacer promesas en el aire, vacías, y que estas profecías negativas que ha hecho hacia muchos grupos, sectores y comunidades no se concreten. Es una ironía. Además, no tendrá demasiada oposición en el Congreso, entonces lo que queda esperar es que los sectores más moderados del Partido Republicano ejerzan una función de contralor. Hay que ver cómo se comportan, si en cierto modo le venden su alma al diablo o realmente ponen controles sobre este candidato tan volátil que lidera su partido.
No tendrá oposición en el Congreso dado que controla ambas cámaras.
Es muy tenebrosa la situación de que no sólo ganó la presidencia, sino que el Partido Republicano controle las dos cámaras. Además hay una vacante en la Suprema Corte de Justicia, ya que los republicanos se negaron a aceptar al candidato del presidente Obama. Entonces esa es una nominación que ellos pueden hacer, una nominación conservadora, que va a determinar el accionar de la Corte quizás por los próximos 30 años. Una Corte que va a ser decididamente conservadora, las perspectivas son duras.
Los analistas hablan del nuevo orden de EE. UU. ¿Creés que existirá un nuevo orden? ¿Cuáles serán sus lineamientos?
El nuevo orden que impone el mundo Trump es nacionalista, en el que hay un desprecio por las diferencias, un miedo al otro, a los inmigrantes, a las otras religiones que no son las judeocristianas, algunos incluso ven un marcado antisemitismo en sus seguidores. Es la vuelta al escenario principal de grupos que se creían silenciados para siempre, grupos neonazis, de supremacía blanca, y esto tiene su contrapartida en Europa, donde el movimiento nacionalista hizo que triunfara el Brexit, en Gran Bretaña, y las facciones de extrema derecha, que cada vez cobran más fuerza en ese continente, de hecho ya celebraron el triunfo de Trump. Creo que se viene una época muy densa, muy compleja, en la que Estados Unidos probablemente haga como una vuelta hacia adentro, como una introspección nacionalista, en la que se van a complicar las relaciones con muchos países del mundo, incluso con sus tradicionales aliados, y se va a intensificar esa imagen de Estados Unidos como policía del mundo, con un certero aire de superioridad y de proteccionismo. Y muchos predicen que eso llevará a una gran crisis económica, porque en este momento no se puede negar la importancia de la globalización, de las relaciones internacionales, de los acuerdos que están vigentes y que este señor amenaza con terminar. Se vienen cambios radicales, y si a eso se le suma la personalidad volátil, poco predecible y narcisista de la persona que está al volante, pues el resultado a corto y mediano plazo no parece nada bueno, nada esperanzador.
¿Cuáles pueden ser las implicancias de este nuevo orden para América Latina y en especial para Argentina?
La verdad es que Trump no habló mucho, ni en profundidad, de América Latina, y cuando lo hizo fue en relación con su política inmigratoria. Creo que la clave va a estar en ver si él es consecuente con la promesa de campaña de hacer estas grandes redadas de inmigrantes indocumentados y deportarlos masivamente a sus países de origen. Y en ese sentido podemos esperar que se tensen las relaciones con muchos países de América Latina, incluida la Argentina si dentro de esa masa de indocumentados hay un número grande de argentinos, pero no se puede hacer futurismo.
Los medios y una necesaria autocrítica
¿Cuál será la tarea del periodismo en este nuevo escenario?
El periodismo tiene una tarea enorme por delante en Estados Unidos y en otras partes del mundo. Trump dijo que quiere modificar leyes para que sea más fácil hacer juicio a los periodistas por calumnias e injurias. Ya sabemos los peligros de esto: todo líder demagógico y autoritario quiere y necesita meter miedo a la prensa para poder controlarla mejor. Hay que ver si esos intentos prosperan, ya que la libertad de expresión está muy protegida en la Primera enmienda, pero hay formas de reformar leyes para que el trabajo de los periodistas sea más difícil, para que obtener información pública sea más difícil y publicar investigaciones sea más difícil.
¿Cuál es tu análisis sobre la cobertura que hicieron de la campaña?
Creo que el periodismo tiene la necesidad de hacer una reedición. Es un periodismo que casi en bloque se perdió la historia del siglo, la historia de los Estados Unidos profundo, que va más allá de las costas, que es donde la mayoría de los medios operan. En ese país profundo está el gran bloque de votantes, que no tienen grado universitario, que es esa clase pobre, blanca, que no ha visto progresos en la última década. Es una clase pobre que se vio desfavorecida por el gobierno de Bush y la crisis económica con la que terminó, y que luego no se sintió incluida en el gobierno de Obama, que si bien estabilizó la economía no trajo prosperidad para ellos, con aumento del salario mínimo, con mejoras de la calidad del trabajo que las personas pueden obtener sin un título universitario, ni con nuevos trabajos para quienes lo perdieron. Los medios de comunicación están tan centrados en las costas, en las élites progresistas y del establishment que redujeron la cobertura en el interior de los Estados Unidos y dejaron de hacer investigaciones en esas comunidades. Lo que muchos analistas están planteando es no sólo la desconexión de los políticos con el Estados Unidos profundo, sino la desconexión de los medios de comunicación y los periodistas con esa clase que se hizo oír en esta elección. El desafío ahora está en cómo van a volver a cubrir esas comunidades, reflejar sus necesidades y darles voz, no se puede desoír el mensaje tan duro, casi a gritos, que han mandado al elegir a una persona tan claramente poco calificada para la posición, pero que para ellos es mejor que cualquier político tradicional, porque ante cualquier político tradicional sienten que los traicionó o cuando menos los dejó en el olvido. Por otro lado, lo que me parece que el periodismo sí hizo bien fue la toma de cuentas a ambos candidatos sobre su integridad, su trayectoria, especialmente de Trump: las historias sobre sus fracasos empresarios, los abusos del sistema que hizo, su desprecio por el pago de impuestos que es esa parte tan básica del contrato social y, por supuesto, todo el reporteo respecto de los casos de abuso y acoso sexual en los que él estuvo envuelto. Entonces me da esperanza ese reporteo rotundo, contundente que se hizo de este candidato, pero también de Hillary Clinton y de sus faltas de transparencia y desprolijidades, creo que vamos a ver más de este periodismo de investigación. Es una de las notas positivas que podemos sacar de todo esto. Y en este momento, considerando que los republicanos controlan todas las otras partes del poder, más que nunca la misión de la prensa tiene que ser de total independencia, justa, medida, de contundencia a la hora de reportear sobre este nuevo gobierno.
Como inmigrante latina, ¿cuál es tu mayor temor frente a este nuevo escenario?
Mi miedo más grande es que la generación de mi hijo y mi hija piense que el que grita más, el que insulta más y el que se salva a sí mismo gana, que es un poco lo que Trump mostró a lo largo de su carrera como empresario, centrado en su propio bienestar, abusando del sistema para su propio bien, utilizando a las personas, despreciando a aquellos que no coincidían con él y no aceptando la derrota. Esa es una de las características que más me preocupa, porque como presidente –y como dijo Obama– hay momentos en que perdés, en los que vas a tener que poner el bien común por sobre tu propio ego, por el bien de tu país, de la región y del mundo. Y la gran pregunta es si Trump tiene la capacidad y la presencia mental de poder liderar de esa manera, o si las falencias de su personalidad lo van a transformar en ese líder autocrático, volátil, impulsivo que muchos temen que pueda ser y que es lo demostró en su campaña, esa enorme falta de disciplina, esa necesidad de ganar, de quedarse con la última palabra. Esas son las características de personalidad que preocupan, porque más allá de que uno coincida o no con los líderes que tuvimos, no se recuerda a alguien tan impredecible e impulsivo y eso también es lo que vuelve locos a los mercados, y por eso cayeron tan fuertemente.
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