A menos de una semana de que comiencen las fiestas, el clima en la Corte Suprema de Justicia de la Nación es de todo menos festivo. La relación entre los ministros del máximo tribunal quedó resentida en septiembre, cuando Carlos Rosenkrantz desplazó a Ricardo Lorenzetti de la presidencia. 

Esa crisis se profundizó este martes con el "Fallo Blanco", que obliga al Gobierno nacional a modificar el índice que usa para actualizar los haberes jubilatorios. Mientras los análisis se enfocaron en la mala noticia para Cambiemos, pasó casi inadvertida una decisión que provoca un reordenamiento de poder hacia el interior del Palacio de Tribunales.

Rosenkrantz, el único que se expresó a tono con el oficialismo, no solo quedó en minoría a la hora de votar sobre las jubilaciones: también vio recortado su poder a manos de tres de sus compañeros del tribunal. Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Ricardo Lorenzetti decidieron en la acordada reducir la autonomía del flamante presidente de la Corte a la hora de decidir sobre temas económicos y administrativos del organismo. La movida es fundamental y no registra antecedentes, menos aún a tres meses del cambio de autoridades. La vicepresidenta Elena Highton de Nolasco, por su parte, se abstuvo respecto del tema.

El área administrativa está en manos de Héctor Marchi, hombre de Lorenzetti y cuestionado entre otros por Elisa Carrió, que este lunes pasado recibió un revés judicial sobre el tema. Marchi se volvió fuerte con el superávit de la Corte y luego de una reunión en la que aseguran que descolocó en varias oportunidades al ministro Nicolás Dujovne.

La figura de Rosenkrantz quedó en el centro de numerosos conflictos en tiempo récord. Asumió la presidencia el 1.º de octubre pasado, tras ser ungido en reemplazo de Lorenzetti (quien venía de doce años en el cargo), y apenas unos días después protagonizó un escándalo con su antecesor por temas vinculados con el Centro de Información Judicial (CIJ).

El tema incluyó el cruce de misivas públicas que cayeron pésimo al interior del Palacio. Pocas veces se habían ventilado así conflictos internos del máximo tribunal del país. Su presunta cercanía con el Ejecutivo se volvió otro de los focos de críticas: en Tribunales comenzó a circular el apodo de “Bubi”, como le decían a Julio Nazareno, hombre del menemismo en el máximo tribunal. Si hasta entonces su soledad pasaba por lo institucional, poco después se plasmó en lo jurídico, con sus votos en los fallos.