El resorte de la inclusión

Avances y retrocesos.

El resorte de la inclusión

La escritora explicó que en materia de inclusión hay avances, pero que falta mucho por hacer. Foto: Victoria Gaitán.

Sociedad

Especial Del Susurro al grito

Unidiversidad

Verónica Gordillo

Publicado el 16 DE MARZO DE 2018

Margarita Vadell dice que en materia de inclusión de las personas que tienen alguna limitación física o mental hubo avances, pero que aún falta mucho. Describe esas mejoras como un resorte: a veces avanzan, a veces retroceden.

Margarita da ejemplos que forman parte de su vida. Cuando era chica, la idea era que no se notara su ceguera, por ejemplo, cuando se sacaba una foto. Otra situación común era que nadie le hablara a la persona ciega, sino a quien la acompañaba. “Nos casamos con Armando (su marido) y yo sospeché que estaba embarazada, fuimos al médico y le preguntó: '¿Ha tenido alguna falta ella?', y Armando le contestó: 'Pregúntele a ella'. Es eso, no le hablan a la persona que no ve, eso es lo que trato de trabajar, es el problema de la mirada”.

¿Persiste eso de "No le hablo"?

Sí, pero hay avances. Por ejemplo, yo voy al súper, pero creo que desde que está el cargo de la Defensoría para Personas con Discapacidad (y no lo digo porque el titular sea ciego) hay una campaña, un cambio sutil. Antes era terrible, le preguntaban a mi esposo: “¡Este corpiño le andará bien?”, cosas humillantes. Ahora voy y me preguntan qué quiero, no en todos los comercios, pero mucho más, me dicen: "Yo te aconsejaría este color". Antes, si la persona que iba con vos decía "Es más lindo el blanco", era eso, no te ofrecían nada. O antes iba a pagar y esperaban que Armando me ayudara con la tarjeta, ahora la misma cajera me pone la mano, entonces son cambios sutiles, pero están. También es cierto que yo hice una terapia muy dolorosa, con el doctor Alberto Navarro, a quien realmente agradezco. Fue dolorosa, difícil, larga, pero siento que se me abrió la cara, la vida, que se me fue esa vergüenza de darme cuenta yo misma de que era ciega, percibirme como ciega. Eso me costó mucho, porque a lo que estás acostumbrado es a que no se te note.

¿La inclusión es real o es más declamada?

Sí, hay mucho de eso, de declamarlo, de hacer una especie de solidaridad igualitaria, que es muy mentirosa, que vos la notás, como pasa también con la homosexualidad, donde he visto una hipocresía espantosa. En esto te chechean para hacerte sentir que sos igual. Eso es muy feo, es esa igualdad afectiva que te miente, que no es buena.

¿Las personas que tienen alguna limitación también deben hacer un esfuerzo?

Yo estoy luchando mucho porque la gente se ponga en el lugar del que no ve, pero nosotros tenemos que ponernos en el lugar de la vista que sí existe, que es válida, que es preciosa para ellos, para nosotros, y respetar eso. Yo he estado tomada de la mano de Armando frente al lago Nahuel Huapi y a mí no me decía nada, no había ruido, olor, no había mensaje en ese momento, pero yo sabía que estaba su encuentro con el lago y yo estaba ahí, tomada de la mano de él, entonces tenía que valorar lo que él se estaba llevando. No podía ser egoísta. La persona con discapacidad tiene que ser absolutamente generosa y disfrutar de todo eso. Yo escribí una vez sobre esto: ¡agradecía tanto el mundo que entraba por los ojos de mis hijos! Esto tenés que agradecerlo, es una buena cosa, es importante. Con los chicos, con los docentes hay que trabajarlo más.

Para la escritora, los avances tecnológicos significaron un cambio importante para la vida cotidiana. En sus palabras, lloró como una Magdalena la primera vez que pudo escribir en una computadora y borrar un párrafo que no le gustó, porque en braille es casi imposible borrar: lo que está marcado en el papel es difícil de borrar. Lo mismo le sucedió con los audiolibros, con las películas, con los celulares que pueden marcar el camino, con aplicaciones impensadas que hacen el día a día a más fácil. De todas formas, aseguró que es necesario trabajar en esos avances, justamente porque las novedades aparecen tan rápido que los programas quedan obsoletos.

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