El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, entregó su declaración de renuncia al presidente de la Rada Suprema, Vladimir Groisman, y la urgencia radica ahora en elegir rápidamente a su sucesor para evitar que se profundice la crisis política que envuelve al país. La declaración de renuncia será sometida este martes 12 a la votación del Parlamento y, según se supo, el presidente, Petro Poroshenko, quiere que Groisman sea elegido como sucesor de Yatseniuk. Groisman, por su parte, dijo que está dispuesto a asumir el cargo y a impulsar al frente del nuevo gobierno las reformas que el país necesita urgentemente.

En un mensaje a la nación emitido el domingo por la televisión ucraniana, Yatseniuk sostuvo que la crisis política que está viviendo el país "es artificial, provocada por el deseo de quitar a un hombre, que ha cegado a los políticos y paralizado su voluntad de verdaderos cambios". Esta crisis se desató en febrero pasado, cuando los principales socios de Yatseniuk, incluido el partido del presidente Poroshenko, abandonaron el gobierno y amenazaron con hacerlo caer y llamar a nuevas elecciones. El premier resistió dos meses más, pero finalmente dio un paso al costado.

"Hay una cosa que no se puede permitir: la desestabilización del Poder Ejecutivo en tiempos de guerra. Y esa perspectiva será inevitable tras la dimisión si no se elige inmediatamente un nuevo Gobierno", sostuvo el premier saliente. La referencia es al conflicto armado que aún mantiene Kiev con las milicias separatistas prorrusas, que desde abril de 2014 controlan gran parte de dos provincias del este del país. El diseño de un nuevo gobierno, no obstante, difícilmente solucionará una crisis política que ha demostrado ser más profunda.

Tanto Poroshenko, hoy involucrado en el escándalo mundial de los Panamá Papers, como Yatseniuk fueron denunciados en los últimos meses por funcionarios que pegaron el portazo al oficialismo. Los ahora exfuncionarios acusaron a los exaliados de amparar prácticas corruptas y beneficiar a ciertos oligarcas, como se conoce en Ucrania a las personas que se hicieron ricos del día a la mañana tras la caída de la Unión Soviética.