“Una visita histórica”. Así calificó Pablo Catatumbo, uno de los dirigentes de las FARC, la presencia del mandatario francés François Hollande en Caldono, una zona controlada durante mucho tiempo por las FARC y hoy bajo monitoreo de las Naciones Unidas.

El mandatario francés sobrevoló las colinas tropicales del departamento del Valle del Cauca, en el oeste de Colombia, visitó este campamento de la ONU ubicado en una zona de desmovilización y felicitó al presidente colombiano, Juan Manuel Santos. “Lo que usted ha alcanzado a través de este acuerdo de paz es una victoria para Colombia, pero también es un ejemplo para el mundo”, sostuvo Hollande.

Faltan pocas semanas para que los guerrilleros de la región entreguen sus armas aquí. Armas que “por fin se callaron”, se felicita el alcalde de esta pequeña localidad rural, muy golpeada por más de medio siglo de conflicto armado, hasta 2014.

La paz ya se siente en Caldono. Algunos habitantes volvieron a sus casas pero quedan aún muchos desafíos: proponer una alternativa a los campesinos que cultivan coca, poner fin al asesinato de líderes sociales en el Cauca e implementar un sistema de justicia transicional, muy criticado por el expresidente Álvaro Uribe. En estas condiciones, el espaldarazo de Francia, miembro permanente del Consejo de Naciones Unidas, es crucial para los defensores del acuerdo.