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Muchos creen que el mayor riesgo para la salud tiene que ver con los compuestos químicos que se liberan en el agua al descomponerse el material. Para los especialistas, el verdadero problema está en la cantidad de bacterias que se generan por el uso cotidiano de estos envases.
Según un estudio, beber agua de una botella reutilizada es equivalente a lamer la tapa de un inodoro. Foto: Pixabay.
Unidiversidad / Fuentes: BBC Mundo e Infobae
Publicado el 21 DE DICIEMBRE DE 2017
Utilizar y reutilizar botellas de plástico es una práctica tan común que rara vez nos preguntamos si puede existir algo malo en ella. Sin embargo, diversos estudios científicos han demostrado que rellenar botellas de plástico con agua (o con cualquier otro líquido apto para el consumo humano) conlleva ciertos riesgos para la salud, especialmente microbiológicos.
Al igual que la mayor parte de los productos alimenticios, las botellas de agua tienen una fecha de caducidad, aunque no precisamente por su contenido. Esto se debe a que los envases de plástico comienzan a descomponerse en poco tiempo y ciertos compuestos potencialmente tóxicos se liberan en el agua. Es por esto que dichos recipientes han sido pensados, diseñados y fabricados con la idea de un solo uso (y con la posibilidad de reciclar el material, en muchos casos).
Pero no debemos alarmarnos, porque no se centra en los componentes químicos el mayor riesgo para la salud. Ana Troncoso, profesora de Nutrición y Bromatología en la Universidad de Sevilla, España, señaló a la BBC que dichos compuestos no se encuentran en cantidades que puedan resultar problemáticas para la salud. Según la experta, los recipientes de plástico rígido a base de policarbonato que contienen el aditivo BPA o bisfenol A liberan una cantidad de sustancias tan mínimas que muchas autoridades reguladoras de la salud, como la Autoridad Europea para la Salud Alimentaria o la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos no la consideran un peligro. Aun así, el BPA o Bisfenol A es reevaluado constantemente a nivel científico para descartar que sea dañino.
Por otra parte, los recipientes de plástico hechos de tereftalato de polietileno, mejor conocido como PET, por sus iniciales en inglés, no contienen Bisfenol A como aditivo y se constituye como un material 100 % reciclable.
El mayor peligro para la salud asociado a la reutilización de las botellas de plástico es microbiológico. Según el sitio Treadmill Reviews, especializado en entrenamientos deportivos, beber un trago de una botella reutilizada sería equivalente a lamer la tapa de un inodoro.
La botella de plástico no está preparada para resistir el deterioro que produce el uso diario de la misma. La rotura del material, ya sea por un roce o por un quiebre, permite que se alberguen bacterias en grandes cantidades. La investigación que llevó a cabo Treadmill Reviews consistió en seguir durante una semana las botellas de plástico reutilizadas por un atleta. El resultado final arrojó que la más contaminada de ellas tenía 900 mil unidades de bacteria, un promedio que supera por mucho a los que tiene la tapa de un inodoro. El estudio también encontró que el 60 % de los gérmenes hallados en los recipientes tenían el potencial de enfermar a una persona.
Existe otro estudio realizado en 2002, y publicado por la revista especializada Canadian Journal of Public Health, que analizó muestras de 76 botellas de agua utilizadas por estudiantes de primaria. Algunas de esas botellas habían sido utilizadas durante meses sin ser lavadas. Los investigadores encontraron que dos tercios de las muestras tenían niveles bacterianos que excedían los límites recomendados para el agua potable.
Según recomiendan los especialistas, no debemos reutilizar los recipientes de plástico por razones organolépticas. Un envase, antes de ser comercializado, se somete a un rígido examen de asepsia. Una vez utilizado, deja de mantener esas condiciones iniciales. En el caso de que queramos “estirar” un poquito más su vida útil, lo mejor que podemos hacer es lavarlo regularmente, “como si fuera cualquier otro utensilio de cocina”, afirma Troncoso.
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