El Museo Sitio Memoria ESMA, un espacio que da testimonio de los crímenes de lesa humanidad
Recientemente fue declarado como Patrimonio de la Humanidad. Allí funcionó el centro clandestino de detención más grande que operó en la Ciudad de Buenos Aires durante la última dictadura cívico-militar.
La declaración del Museo Sitio de Memoria ESMA como Patrimonio Mundial de la Unesco incluyó un recorrido que comenzó en mayo del 2015 / Foto: Archivo Télam.
La declaración del Museo Sitio de Memoria ESMA como Patrimonio Mundial de la Unesco, surgida este 19 de septiembre de la 45.ª Convención de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura que se desarrolló en Riad, capital de Arabia Saudita, incluyó un largo recorrido que comenzó el mismo año de su inauguración, en mayo de 2015. El lugar ya ha sido visitado por unas 400 mil personas para vivenciar los testimonios y materiales que remiten a los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en esa antigua dependencia de la Armada, donde funcionó el centro clandestino de detención más grande que operó en la Ciudad de Buenos Aires durante la última dictadura cívico-militar.
El acervo de la institución es el resultado de una elaboración colectiva en la que intervinieron diversos actores de la sociedad civil, convocados por la Secretaría de Derechos Humanos de Nación y por los organismos de derechos humanos que integran el Espacio Memoria y Derechos Humanos que funciona en el predio donde estuvo la ESMA. La información que contiene el Museo reconstruye su funcionamiento como centro clandestino sobre la base de los testimonios que constan en los juicios de lesa humanidad. Esta característica fue uno de los principales argumentos para sostener su nominación para integrar el Patrimonio Mundial de la Unesco, que pondera "la verdad jurídica, que resulta indispensable para la producción de sentido social y contribuye a la construcción del 'Nunca Más", según se fundamentó al presentar esta candidatura.
Entre las características distintivas de la propuesta museográfica, figura la premisa de que no se ha modificado la estructura edilicia ni su estado general.
El Museo funciona como un organismo desconcentrado en el ámbito de la Secretaría de Derechos Humanos, que tiene la finalidad de difundir y transmitir los hechos acontecidos a las víctimas del terrorismo de Estado en el Centro Clandestino de la ESMA, así como sus antecedentes y consecuencias.
Por allí pasaron unas 5000 personas detenidas-desaparecidas, y muchas de ellas fueron arrojadas vivas al mar en los llamados "vuelos de la muerte".
Momento de septiembre de 1982, antes de la vuelta a la Democracia. Foto: Alberto Haliaz
Mucho más que un edificio
El edificio del ex-Casino de Oficiales, donde hoy se ubica el Museo Sitio de Memoria ESMA, es un Monumento Histórico Nacional que evidencia "el terrorismo de Estado y se levanta como prueba material en el proceso de Justicia por los crímenes de lesa humanidad allí cometidos", según indicaron fuentes oficiales. La puesta museográfica se realiza sobre la base de testimonios de las víctimas y de documentos históricos de la Comisión Nacional sobre la desaparición de Personas (Conadep), el Juicio a las Juntas Militares de 1985 y los juicios por crímenes de Lesa Humanidad que se reiniciaron en 2006.
Imagen de marzo de 2004. Foto: Jose Manuel Fernández
La Armada entregó el edificio del ex-Casino de Oficiales vacío y con deficiencias de mantenimiento en 2004, durante la presidencia de Néstor Kirchner. En la actualidad, el Museo ofrece muestras permanentes y temporarias que incluyen un recorrido de 17 salas, que contienen dispositivos museográficos tradicionales y contemporáneos. Hay una sala de Recepción, y otras de Contexto Histórico, Historia de la ESMA: de Escuela a Centro Clandestino, Hall Central, Dormitorios de los oficiales, Capucha, Capuchita, Embarazadas, Baños, Pañol, Pecera, Los Jorges, Casa del Almirante, Sótano, Traslados, Dorado, Plaza Memoria, Verdad y Justicia.
Capucha, en el tercer piso del ex-Casino de Oficiales, da cuenta del principal lugar de reclusión de prisioneros, donde las personas detenidas-desaparecidas permanecían esposadas de pies y manos, con una capucha o antifaz de tela en la cara. El recorrido está guiado por una tarima de madera que se extiende a lo largo de todo el tercer piso y se proyectan testimonios de sobrevivientes en los juicios para vivenciar en forma más directa lo sucedido en este espacio. La sala incluye sobre el piso la representación tridimensional de una "cucha", un espacio de dos metros de largo por 70 centímetros de ancho en el que debían permanecer las personas detenidas-desaparecidas. Otra de las salas, denominada como "Capuchita", se refiere a un ámbito ubicado en el altillo del ex-Casino de Oficiales, donde las personas detenidas-desaparecidas soportaban condiciones de hacinamiento, falta de aire, estricto control, mientras convivían con sesiones de tortura.
Desde su apertura, han visitado el Museo más de 400.000 personas. Foto: archivo Télam
Un plan sistemático
El Museo da cuenta también del plan sistemático implementado por los militares con las embarazadas para tenerlas con vida hasta que dieran a luz. Las y los recién nacidos generalmente eran entregados a integrantes de las fuerzas represivas o a sus allegados, y las mujeres eran ubicadas en una celda a la que llamaron "Pieza de las embarazadas", último destino antes de ser eliminadas físicamente por los efectivos de la Armada que operaban en el centro clandestino.
En ese lugar, el proyecto museográfico diseñó una acción opuesta y complementaria a Capuchita, al cual dotó de luz blanca de mucha intensidad. En ese sitio también puede escucharse la voz de Sara Solarz de Osatinsky, sobreviviente del Centro Clandestino, que fue testigo de muchos partos que se produjeron en la ESMA.
Por la ESMA pasaron unas 5000 personas detenidas-desaparecidas, muchas de cuales fueron arrojadas vivas al mar. Foto: archivo Télam
En "La Pecera" se muestra cómo, a partir del año 1977, el Grupo de Tareas 3.2.2 de la ESMA montó una estructura similar a una agencia de noticias con prisioneros y prisioneras reducidos a una situación de esclavitud por parte de sus captores. Se trata de una zona dividida en una serie de oficinas, separadas unas de otras por paneles de acrílico transparente y ubicadas a lo largo del pasillo central. En tanto, "El Sótano" era el primer lugar al que eran ingresados las y los prisioneros al llegar a la ESMA y el último lugar por el que pasaban antes de ser ejecutados o trasladados en los "vuelos de la muerte".
En la propuesta museográfica figura la premisa de que no se ha modificado la estructura edilicia ni su estado general.Foto: archivo Télam
El espacio, que ahora se encuentra vacío, fue uno de los lugares que más funciones albergó, ya que se utilizó para la tortura, como sala de enfermería, como laboratorio fotográfico, y como imprenta y sala de producción audiovisual. Al fondo de "El Sótano" se puede observar lo que se conoce como "El informe Basterra", en homenaje al obrero gráfico y fotógrafo Víctor Basterra, secuestrado en el año 1979 y que desarrolló allí trabajos forzados.
Basterra fue obligado a retratar en fotos a los represores de la ESMA cuando precisaban documentación o pasaportes falsos, pero, al tomarles imágenes, se guardaba una. Con esos registros, elaboró una nómina del personal que integró el Grupo de Tareas 3.2.2.
La Armada entregó el edificio del ex-Casino de Oficiales vacío y con deficiencias de mantenimiento en 2004. Foto: archivo Télam
Tras la recuperación de la democracia, Víctor aportó esos materiales a los organismos de derechos humanos, declaró como testigo en el Juicio a las Juntas de Comandantes de la última dictadura y testimonió en las investigaciones sobre la ESMA que se abrieron después de las anulaciones de las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos presidenciales de Carlos Menem.
Un capítulo aparte merece "El Dorado", un salón destinado a las ceremonias de la oficialidad de la Armada, y luego utilizado para planificar los secuestros.
Fuente: Télam
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