Floricultura: la producción agrícola de Mendoza que alimenta el espíritu
Hay 60 agricultores y agricultoras dedicadas a las plantaciones que dan flores de corte ornamental. Una actividad desarrollada y que ubica a la provincia como una de las plazas más importantes del país.
¿Qué hay detrás de cada ramo de flores mendocinas? Mucha gente trabaja para embellecer nuestras vidas cotidianas. Foto: Unidiversidad
Esta es una historia de flores. Una historia de ramos. Una historia de Francisco, de Patricia, de Irma, de Gustavo y de tantas otras personas que viven de y por las flores. Vidas atravesadas por las flores que se cultivan por miles en Mendoza para embellecer los ámbitos que habitamos y transitamos. Las llamadas, técnicamente, “flores de corte”, para distinguirlas de las que se abren a la vista desde alguna maceta o cantero. Son las que nos llegan en ramos vistosamente preparados para sorprendernos, amansarnos y hasta consolarnos.
Las flores ornamentales son parte de la tradición agrícola de la población mendocina. Foto: Unidiversidad.
La actividad productiva, agrícola, que desarrolla el cultivo de las flores es la floricultura. Las flores se “crían” en ambientes cerrados, en invernaderos, que son superficies reducidas de 48 metros de largo por 7 metros de ancho, herméticas, de estructuras metálicas o de madera, detalla Francisco Ramos, floricultor en su terruño maipucino de Rodeo del Medio, aquí en Mendoza. Un espacio de dos hectáreas donde florecen y se cosechan para luego ser vendidas en los mercados de flores, por supuesto.
Es Maipú el departamento con más invernaderos y con programas de promoción de la actividad. Por ejemplo, el municipio tiene en su agenda realizar una Feria de flores y plantas en la estación del Metrotranvía de Gutiérrez, el viernes 4 de agosto, para conectar a los productores directamente con los consumidores. También la floricultura se desarrola, pero en menor escala en Guaymallén y Las Heras.
"Criaderos" de flores
“Crisantemo, lisianthus, gerbera, lilium, alstroemeria, gipsófila, limonium, caspio, clavel, rosa, alelí, fresia, gladiolo, godetia, caléndula, aster, iberia, marimonia, ramillete, siempreviva: estas son las principales especies cultivadas en Mendoza, ordenadas de mayor a menor producción”, detalla Patricia Occhiuto, ingeniera agrónoma y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCUYO, que suma también el dato que hay unos 60 emprendimientos que tienen instalados 400 invernaderos en nuestra provincia.
La ingeniera y docente de la UNCUYO, Patricia Occhiuto es una activa participante del desarrollo florícola
Hace tres décadas que Francisco se dedica a cultivar y observar la vida de las flores. Tiene cinco invernaderos en su pequeña superficie agraria y su emprendimiento familiar "Cultivo Ramos" se sostiene entre él y dos personas más. Comenzó con cultivos de flores de corte a cielo abierto. Su devenir empezó con el cultivo de hortalizas; esa transición de verduras y legumbres a las flores finalizó en los invernaderos florales. "Desde ese momento, me dediqué en exclusivo a la floricultura", dijo.
Francisco Ramos y el producto de su trabajo, las flores cultivadas en invernaderos
Actualmente, Francisco espera generar un trasvase generacional para mantener la producción y desarrollo de la actividad. Él preside la Mesa Florícola de Mendoza y, como dirigente agrícola, conoce todos los avatares del oficio y de los movimientos del mercado “emocional” de las flores en ramos.
Especialistas indican que es una actividad con buena rentabilidad, pero basada en la persistencia e inteligencia de las personas floricultoras mendocinas, porque esas ganancias están sujetas a la cuestión cultural. “El consumo está directamente relacionado con las fechas festivas, como los días de la secretaria, del maestro, de la madre, del padre, del amigo o de los enamorados", señala el experimentado agricultor floral.
Desarrollo
El cultivo de flores se ha desarrollado en Mendoza sobre la base de la competencia con producciones de Buenos Aires, el territorio con más despliegue en Argentina. Hace diez años se llegó a registrar un centenar de emprendimientos productivos de flores porque había logrado un grado de calidad de producción superior a las flores bonaerenses, a partir de la mayor capacitación de quienes cultivan a nivel local y a la tecnificación de los sistemas de cultivos.
"Pudimos comprobar que se podían lograr mejores flores que las que se producían en Buenos Aires y que llegaban a Mendoza en camiones térmicos en las fechas de mayor consumo. Conseguimos así ganar el mercado de Mendoza y hasta comenzaron a venir compradores de las provincias vecinas, como San Juan, donde el clima no permite desarrollar el cultivo de flores”, explica Ramos.
Flores en uno de los puestos de la Alameda de la Ciudad de Mendoza. Foto: Unidiversidad
Desde el ámbito profesional, Occhiuto coincide con Gabriel Pisi, investigador de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) del INTA de Luján de Cuyo, al observar que en Argentina no se les da valor a las flores como en otros puntos del planeta. Las flores son productos vegetales que producen un factor emocional y una influencia psicológica positiva de las personas que la “consumen”.
El alma, agradecida
"Por mi casa pasa una señora que vende flores frescas, casi te diría, una o dos veces por semana, y la gente le compra. Vivo acá en Guaymallén y es gratificante", dice la vecina Irma Loloya como una vivencia cotidiana. Se refiere a las llamadas "canasteras", mujeres que se dedican a la comercialización de flores de modo ambulante, caminantes incansables de los barrios y las zonas rurales que llevan flores frescas a los hogares.
Solo quedaron dos ramos en la canasta. La "canastera" recorrió el vecindario y vendió casi todo lo que compró en el mercado de las flores. Foto realizada durante un viaje en colectivo.
"Tener flores a nivel de la percepción, comprarse una flor que nos guste mucho y ponerla en el ambiente donde estamos, evidentemente, impacta en la percepción y, por lo tanto, va a impactar en nuestro estado de ánimo", razona la vecina Irma, que es psicóloga experta en terapia con flores de Bach. La pintura cotidiana da cuenta del destino y propósito de este mercado floral, además de las ornamentación de eventos. Las florerías y floristas sostienen esta actividad con buen tono porque es la base del negocio fundado en el confort espiritual.
Hay una observación atribuida a Sigmund Freud que indica, como un maestro que nos enseña atravesando los tiempos: “Las flores son apacibles para mirarlas. No tienen emociones ni conflictos”.
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