El mendocino Jaff busca revancha en la final de la Red Bull Batalla

“Estoy preparado para que sea mi día”, dijo el referente del "freestyle" antes del evento más importante del calendario de batallas de rap.

El mendocino Jaff busca revancha en la final de la Red Bull Batalla

Jaff en acción. Foto: Télam

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Unidiversidad

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Publicado el 20 DE OCTUBRE DE 2022

Jaff es el seudónimo del rapero y freestyler mendocino Julián Funes, que ,luego de quedar como sorpresivo finalista el año pasado, llega como figura a tener en cuenta a la Final Nacional de Red Bull Batalla de este domingo en el Movistar Arena. El rapero contó que el evento, el más importante del calendario de batallas de rap, “carga con una mística especial” y que él se juega ahí “todo el amor”.

“Red Bull es un día y estoy preparado como para que sea mi día”, planteó en charla con Télam este joven de 23 años que, luego de llegar a la final contra Klan en 2021, se consolidó como una las apariciones más revitalizadoras de la escena de las batallas en habla hispana. Con un personaje histriónico, de sonrisas burlonas y look de uñas pintadas y ropa ajustada, más parecido a un show de teatro under que al estereotipo del hip hop, pero con un flow musical muy diferente que juguetea con distintas voces, Jaff dejó una indeleble impresión en los fanáticos del freestyle. Todo potenciado por la curiosa historia, nota de color infaltable de todos los medios de comunicación de ese momento, de que había llegado a competir en bicicleta desde su Mendoza natal.

Volcado a recorrer el país en eventos que otorgan puntos para la liga FMS del año próximo, el mendocino arriba a la Final Nacional con la aspiración de demostrar que lo de 2021 no fue casualidad y que tiene un lugar en la élite de la disciplina. Por eso, el domingo, desde las 17, en el estadio para 15.000 espectadores del barrio porteño de Villa Crespo –y otros cientos de miles que podrán verlo en vivo a través del canal en YouTube y la app de Red Bull–, estará entre los 16 freestylers clasificados, en un año en el que no consiguió su pase ninguna mujer, pero sí tendrá la mayor representación no porteña de la historia, con nueve competidores.

CTZ, Dybbuk, Jesse Pungaz y Ritter llegaron a través de la eliminatoria regional de Buenos Aires; Mecha, Exe, Barto y Naista lograron sus pasajes en la regional de Córdoba; y Kusa, MRN, Pelin y Nekro, en la de Cuyo. También serán de la partida MP y Wolf, que, junto a Jaff, quedaron en los puestos 2, 3 y 4 de la edición pasada, y el cordobés Larrix, elegido en votación del público.

jaff batalla de gallos

Taty Santa Ana como anfitriona y DJ Zone en las bandejas repiten sus roles de ediciones pasadas, mientras que el jurado estará compuesto por Klan, Dtoke y Acru, que además brindará un show para el público.

El año pasado, después de que terminó la final, posteaste: “El año que viene voy por el oro”. ¿Te sentís favorito?

No, para nada, pero eso me encanta. Por ejemplo, el año pasado, en el día de prensa, fui el único al que no le hicieron una entrevista; como que el hecho de pasar un poco más desapercibido o estar entre las sombras a mi posición le favorece, porque tener que cargar con un tipo de presión de ser favorito y todo eso no me gusta para nada. No me siento favorito, pero sí siento que la puedo ganar, y por eso estoy ahí.

¿Con qué nivel sentís que llegás?

Estoy recontra en un buen momento, por más que en el freestyle, lamentablemente, como ahora hay tanto evento tan seguido, es como que el buen momento te puede durar una semana y pasa a ser un poco un tema más de rachas. Pero Red Bull es un día y estoy preparado como para que sea mi día.

Tu personaje tiene mucha frescura, es muy musical. ¿Cómo influye batallar tan seguido en tu espontaneidad?

En mi caso, es desgastante. Me gustaba que el año pasado, al tener los eventos con más distancia, por lo menos los importantes, me podía centrar y podía jugar con muchas cositas. Ahora, si me pusiera a hacerlo todos los fines de semana, sería como repetir los trucos, entonces uno dice: “Uy, lamentablemente no me puedo explayar al ciento por ciento”. Quizás me tengo que poner en un mood más competitivo, como de pegar, pegar, ganar batallas y ya está, y eso no me permite estar tan suelto como quisiera. Pero en este caso, Red Bull es especial, es un evento con el que sueño, con el que me pongo ansioso, con el que desde hace mucho tiempo vengo pensando la ropa y cosas así, entonces, ahí es donde me juego todo el amor.


¿Por qué es especial?

Porque carga con una mística especial, conlleva eso de saber que algo puede pasar ahí, que el mejor nunca es el que la gana, que siempre hay sorpresas. Es como más freestyle, es más una vorágine que el resto de las competencias y creo que la trayectoria, la historia, es lo que hace que tenga tanta mística, lo que les da el saborcito o las ganas a todos de querer ganarla. Es una especie de consagración ganarla.

¿En qué cambió tu vida al haber llegado a esa final? ¿Qué puertas te abrió en lo profesional?

Siento que me abrió miles de eventos en los que estuve este año, me dio muchos momentos que antes solo me los imaginaba. Empezaron a pasar muchas cosas, como que la gente que yo admiraba empezó a saber de mi existencia, o en algún momento me encontré compartiendo con esa gente que admiraba.

Este año vuelve el público tras la pandemia. ¿Cómo impacta en tu free que haya espectadores?

A mí me gusta un poco más sin público por el hecho de no sentir presión, de tener que “acotar” cada cuatro líneas como para sentir ese grito ansioso y que te limita a tener que encerrarte sí o sí en esos cuatro patrones. Pero, a la vez, le aporta la magia de que, si uno hace locuras desencajando en ese minuto ansioso y la gente lo percibe, le da el plus también.

El año pasado planteaste algo en la batalla de octavos, que en las pantallas aparecía solo el paisaje del microcentro porteño, pese a que se trataba de una final nacional. Esta edición pareciera haberse dado un gran paso adelante, con nueve de los 16 participantes clasificados que vienen de fuera de Capital y Gran Buenos Aires.

Lo siento hermosísimo, más que nada porque sé de lo que es capaz la mayoría de esos pibes, y me gusta mucho también que haya habido que seguir un camino como para estar ahí, clasificar a través de competencias regionales. A la mayoría los conozco, están muy preparados y van a tener la oportunidad de mostrarlo.


Estuviste sacando música en este año y tu personaje se apoya con fuerza en el flow, en la musicalidad. ¿Cómo te parás en el debate sobre si las batallas son arte o deporte?

Creo que está bien que exista la polaridad de deporte y arte porque, si existiera uno solo, no sería divertido, y los dos son increíbles. Para consumir, mis batalleros favoritos son todos deportistas. En este momento estoy fanatizado con Gazir o Mecha, pero, en mi caso, el freestyle lo percibo más como un tipo de soltura y, en ese caso, lo que me fanatiza de ellos es la capacidad de hacer encuadrar todo en cuatro patrones, la facilidad de hacer el minuto tan perfecto. Pero a mí lo que me eriza, o lo que me hace sentir, es cuando en la libertad se encuentra algo, o sea, cuando uno se da cuenta de que el otro está improvisando, cuando sale la magia, y es lo que me termina de hacer sentir algo. Me gusta mucho eso de no saber hasta dónde va a llegar.

 

Fuente: Télam

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