El legado de Madiba

Su pueblo lo llama Madiba aunque a nivel mundial es Mandela, símbolo mismo de la resistencia, persistencia, compromiso, tolerancia y coherencia. El profesor y referente de la Economía Social Roberto Roitman escribe en su homenaje, por haber propulsado la lucha contra el apartheid en defensa de la libertad de la población negra y de todos los sudafricanos.

El legado de Madiba

Nelson Mandela

Escribe el Lector

Unidiversidad

Roberto Roitman

Publicado el 16 DE JULIO DE 2013

Madiba (como lo llama su pueblo), nació en Sudáfrica en 1918 y llegó a convertirse en líder indiscutido de su pueblo al propulsar la lucha contra el apartheid en defensa de la libertad de los hombres negros y todos los sudafricanos. Este hombre, que aprendió el africaneer para negociar con los blancos y tomó el ejemplo del rugby, el deporte más racista en Sudáfrica (había hasta provocado boicots internacionales) para lograr la unificación nacional, es un símbolo mundial de la resistencia, persistencia, compromiso, tolerancia y coherencia. Su legado hoy presenta gran vigencia.

En los años 50, Mandela cobró importancia dentro del Congreso Nacional Africano (CNA), especialmente en la Campaña de desobediencia civil y en el Congreso del Pueblo. Asimismo, dirigió junto a Oliver Tambo un estudio de abogados que proporcionó asesoramiento jurídico –de bajo costo– a personas negras que de otra manera no hubieran tenido representación legal.

Comprometido con los métodos no violentos de resistencia, inspirado por Gandhi, fue arrestado junto a otros 150 compañeros y sentenciado a prisión en 1956 y liberado en 1961. Un año después fue arrestado y condenado a cadena perpetua, pasando 27 años en la cárcel, la mayoría de los cuales fueron en Robben Island. En todos esos años los reclamos por su libertad fueron negados en forma sistemática por el gobierno de Sudáfrica.

En la cárcel, su reputación creció y llegó a ser conocido como el líder negro más importante de Sudáfrica. Pero ello no impidió que sus condiciones de reclusión fueran rigurosas, lo que implicó –entre otros maltratos– que solo pudiera recibir una visita y una carta cada seis meses. Sin embargo, fue capaz de estudiar por correspondencia, obteniendo el grado de Licenciado en Derecho.

En los 80 empezaron las conversaciones entre el CNA y el Gobierno. En 1985 el Presidente Botha ofreció la liberación de Mandela a cambio de renunciar a la lucha armada, lo que rechazó argumentando: "¿Qué libertad se me ofrece, mientras sigue prohibida la organización de la gente?.
Solo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede entrar en los contratos". Profundizadas las conversaciones, se produjo la liberación de Mandela en 1990, y de allí en adelante lideró a su partido en las negociaciones para conseguir una democracia multirracial en Sudáfrica. En las primeras elecciones democráticas por sufragio universal, en 1994, fue consagrado Presidente. 

Desde su cargo, puso en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo al blanco De Klerk como vicepresidente, y tratando de atraer hacia la participación democrática al díscolo partido Inkhata, de mayoría zulú. Además se aprobó una nueva Constitución. Al terminar su mandato en 1999 abandonó la vida política, y en 2004, la vida pública. Siguió siendo, sin poder, un hombre de gran autoridad.

Recibió más de 250 premios y reconocimientos internacionales durante cuatro décadas, incluido en 1993 el Premio Nobel de la Paz.

Richard Stengel, redactor en jefe de la revista Time, ayudó a Mandela durante tres años a escribir su autobiografía. De su trato y acompañamiento cotidiano extrajo los siguientes principios o “lecciones esenciales” que intentan condensar su legado como ser humano y estadista, sin simplificarlo. (cfr. El legado de Mandela. Richard Stengel. 1era edición. Buenos Aires. Bookket 2011)

Son guías para la acción, un manual de conducción política.

1) El coraje no es la ausencia de miedo: Es aprender a superarlo. “Puedo fingir que soy valiente”. “No tener miedo es una estupidez. El coraje es no dejar que el miedo te pueda”.

2) Sé mesurado: No perder la calma: “Si pierdes el control, pierdes la situación”. La disciplina es básica, así como la importancia de formarse una idea lo más completa posible antes de lanzarse a la acción. 

3) Liderar desde el frente: Los líderes no solo deben liderar, es necesario que se les vea liderar, eso es parte de las responsabilidades del puesto. Cuando un líder se pone al frente, no puede dejar que sus compañeros queden rezagados, aunque tome decisiones en forma independiente e informe a la organización de lo que ha hecho. Ponerse al frente significa también ser responsable y tener la capacidad para cambiar de parecer cuando cambian las circunstancias.

4) Liderar desde atrás: No sólo Clausewitz sino Lidell Hart …Si bien una gran parte del liderazgo es simbólico, no siempre se puede estar en primera línea y hay que preservar los objetivos delegando en otros y empujándolos para su concreción. Una doble victoria es conseguir que prevalezca la sabiduría del grupo frente a lo individual y la ventaja del grupo en cualquier resultado logrado por consenso. Siempre favorecer los liderazgos colectivos.

5) Meterse en el papel: Se convirtió en quien quería ser. Comprendió el poder de la imagen. Fue un genio en lo que se llama “gestión de la impresión”. La sonrisa de Mandela está entre las más radiantes de la historia. Transmite cordialidad y sabiduría, fuerza. En sus relaciones con Occidente, antes de que su causa triunfara, se vestía con trajes ingleses impecables. Luego de asumir la Presidencia, retomó la vestimenta africana tradicional.

6) Ten un principio esencial: Es un hombre de principios, de uno exactamente: “Igualdad de derecho para todos, sin distinción de raza, edad, sexo. Casi todo lo demás es estrategia”. Es un pragmático idealista, un altruista, pero al final lo que quiere son resultados. La base del CNA desde su fundación en 1912 fue la protesta no violenta, pero hacia 1961 cambiaron las circunstancias y cambió la estrategia. Cuando la causa de Mandela fue ganando hegemonía, encabezó la fracción no violenta nuevamente. Cuando salió de la cárcel, y una vez que consiguió el gran objetivo de instaurar la democracia constitucional en Sudáfrica, abrazó su consecuencia: conseguir la armonía racial. Y todo lo demás quedó subordinado a esos objetivos primordiales.

7) Piensa bien de los demás: Si pensamos bien de la gente, aumentan las posibilidades de que ella muestre lo mejor de sí misma (es notable que un hombre que ha sido maltratado casi toda su vida pueda ver tanta bondad en los otros). La cárcel le amplió la visión de la naturaleza humana, en vez de restringirla. Cuando impulsó a su gente a olvidar el pasado, todos creían que él lo había hecho.”Uno tiende a atraer integridad y honorabilidad si así considera a aquellos con los que trabaja". 

8) Conoce a tu enemigo: Confía en tus amigos, sabes que te apoyarán; confía en tus enemigos: supone que van a ir siempre en tu contra. Pero los rivales amistosos, a esos hay que vigilarlos siempre. Hay que esperar lo esperable sobre todo de aquellos que consideramos rivales o rivales en potencia. 

9) Ten cerca a tus rivales. Incorporó a su gabinete a un jefe suyo que consideraba peligroso, para poder vigilarlo. Así estaría lo bastante cerca para verlo venir. 

10) Saber cuándo decir NO: Ha dicho muchos y categóricos “noes” en su vida política. Ofrecer una excusa sólo sirve para proporcionarle al otro un motivo de discusión. Y aprendió que la gente acepta mejor un no firme que uno ambiguo. Algunas decisiones pueden beneficiarse con el aplazamiento, si decides que es así no te preocupes. Pero si pospones o evitas decir NO porque te resulta desagradable, es mejor que lo hagas clara e inmediatamente. A la larga te ahorrarás muchos problemas.

11) Es un juego largo: Su natural impaciencia juvenil fue atenuada por el largo período en prisión. Aprendió a posponer la gratificación. Como nuestra cultura recompensa la velocidad, vemos la impaciencia como virtud. Mandela nos enseña que más importante que la velocidad de las decisiones es la dirección de las mismas. La rapidez no es lo que nos hace audaces. Siempre teniendo en mente una visión panorámica donde se relativizaba el corto plazo.

12) El amor es decisivo: La naturaleza del apartheid hizo imposible que Mandela tuviera una vida pública y una vida privada de manera simultánea. Era imposible luchar por la libertad y vivir libremente al mismo tiempo. La familia lo hacía más vulnerable, no menos. Cuando su hijo mayor le preguntó una vez (cuando podía hacerlo) por qué nunca dormía en casa, le comentó que había millones de niños sudafricanos que también lo necesitaban. No hay normas, pero el amor es lo más importante.

13) Renunciar también es liderar: El mayor acto de liderazgo de Mandela fue la renuncia a seguir siendo líder. Se convirtió en el primer Presidente democráticamente elegido en una Sudáfrica libre y no aceptó un segundo mandato. Su tarea era “fijar el rumbo” no gobernar el barco. Siempre trató de persuadir, pero cuando se daba cuenta de que su postura no era práctica ni sensata, sencillamente transigía. Entiende que ceder puede ser una clase de victoria. 

14) Siempre son ambas cosas: Cada vez que analizaba un problema, pensaba en la multiplicidad de sus causas, no en una sola. Y que siempre había más de una interpretación que podía ser válida. Estaba a gusto con las contradicciones y también con las suyas. Como escribió Walt Whitman: “Es inmenso porque contiene multitudes”. Entender la diversidad supone un esfuerzo de voluntad y requiere empatía e imaginación para tratar de acercarse a algo que puede denominarse sabiduría.

15) Busca tu propio huerto: Siempre necesitó un lugar apartado. Un lugar donde pudiera perderse para encontrarse a sí mismo. Aun en su prisión, construyó un huerto que llegó a tener 11 metros de largo por un metro de ancho. Para una persona cuya vida está al servicio de los demás, “el propio huerto” es un respiro de la confusión y de los torbellinos del mundo. Es algo que le ayudaba a hacer su trabajo principal, no era un lugar de retiro sino de renovación. Mandela siempre tuvo muy claro no solo el qué y el cómo, sino sobre todo el porqué. Construye un liderazgo sobre lo que cree, lo que sueña. 

Eso es lo que transmiten, por eso los héroes nos inspiran. “¡Eso no es justo!”, exclamaba para expresar su rebeldía. Fue capaz de construir al mismo tiempo políticas de restitución de derechos y trabajar para una mejor distribución del ingreso.

Vaya para él este reconocimiento, originariamente dirigido a otras protagonistas: 

"Me estremecieron mujeres
que la historia anotó entre laureles
y otras desconocidas gigantes
que no hay libro que las aguante"

Silvio Rodríguez.