La consultora Evaluecon presentó su informe de octubre que indica que la inflación fue del 2,54 % en la provincia de Mendoza. En relación con septiembre, la cifra creció el 0,85 % y se convirtió en el índice más alto desde 2007. El costo de vida sigue en alza, ya que una familia tipo necesita de $ 19 165 mensuales para "no sentirse pobre o no perciba que está en niveles de pobreza". El informe considera que la incentivación al consumo es la clave para mejorar el panorama económico.

Los precios en las góndolas mendocinas parecen no estabilizarse. Sumado al aumento de tarifas, servicios y prepagas, la suba en los productos de primera necesidad sigue complicando el bolsillo de los mendocinos. El estudio de Evaluecon correspondiente al mes de octubre arrojó un Índice de Precios del Consumidor (IPC) del 2,54 %, correspondiente a octubre de 2016. Comparando interanualmente, la inflación en Mendoza ha crecido el 0,81 %; comparándola con el mes inmediato anterior –septiembre–, ha subido el 0,85 %.

El informe de la consultora dirigida por José Vargas definió un acumulado en los últimos 12 meses del 41,75 % y del 35,95 % en los diez meses transcurridos de 2016.

En cuanto a gastos, una familia tipo de cuatro miembros, compuesta por un jefe varón de 35 años, su esposa de 31 años, un hijo de 5 y una hija de 8 años, necesita $ 19 165 mensuales para que “no se sienta pobre o no perciba que está en niveles de pobreza”. Esta cifra se ubica por encima de los $ 12 637 que midió el Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) como Canasta Básica Total (CBT) en septiembre de 2016.

Según la Canasta Básica Alimentaria (CBA), una familia tipo necesita $ 309,33 por día para comer; por persona se necesita un mínimo de $ 77,33 en función de los requerimientos mínimos nutricionales. Para que una familia “no se sienta pobre” requiere de $ 638,83 por día para vivir dignamente, mientras que el promedio por persona es de $ 159,70.

A pesar del optimismo del gobierno, desde Evaluecon cuestionan las estrategias de política económica, ya que la reducción de las tasas de interés que impulsa el Banco Central influiría en el consumo y el capital de trabajo, con poco efecto sobre la inversión y las exportaciones. Además, advierten que el consumo va a crecer junto con el empleo, pero destacaron que no puede reactivarse en una economía en la que los incentivos a la inversión y las exportaciones vienen de un largo período de letargo.

"Una reactivación basada en el consumo no estaría en línea con lo que las autoridades plantean: cambiar el modelo kirchnerista –donde el nivel de actividad era sostenido por el consumo– por otro donde el crecimiento estaría liderado por la inversión y las exportaciones", se explica en el informe.