El etiquetado frontal es valioso para prevenir la hipertensión arterial con la alimentación
Así lo destacaron especialistas de salud, aunque hicieron hincapié en que hace falta educar sobre cómo ese sello se traduce en una posibilidad de enfermarse. La enfermedad afecta a una de cada tres personas en Argentina.
Foto: Télam
Especialistas en hipertensión arterial (HTA) destacaron que el etiquetado frontal es "una medida muy valiosa" para la prevención, a través de la alimentación, de esta enfermedad que afecta a una de cada tres personas en Argentina y que tiene controlada solo una cuarta parte de quienes la padecen. Así se expresaron en el marco del Día Mundial de la Hipertensión que se conmemora cada 17 de mayo.
Es que una de las reglas básicas para la prevención de la HTA es evitar el exceso de sal y uno de los octógonos de advertencia instituidos por la Ley de Etiquetado frontal, justamente advierte sobre el "exceso en sodio" cuando la composición supera los límites establecidos por la OMS.
El jefe de HTA del Servicio de Cardiología del Hospital Británico Miguel Schiavone opinó que los sellos obligatorios en los alimentos y bebidas envasadas "ayudan muchísimo a concientizar sobre la prevención (de la HTA) a través de la alimentación". "Y no solo el de exceso de sodio, sino todos los octógonos ayudan a prevenir la HTA porque ésta viene también con el exceso de peso por consumo de grasas o azúcares", dijo a Télam.
"Yo ya tengo pacientes que me dicen: 'Yo comía esto que pensé que no era malo y resulta que tiene 6 etiquetas'. También hay mucha gente que sabía que lo que estaba comiendo no estaba bien, pero tomó más conciencia del daño y dicen 'ah, esto tenía exceso de sal, no era un poquito de sal'", contó.
Menos optimista sobre los cambios de hábitos ya comprobables a partir de esta política pública se manifestó la médica del Laboratorio de HTA del Hospital de Clínicas de la UBA Analía Aquieri quien, no obstante, consideró que el etiquetado frontal "es una medida muy valiosa" cuyos efectos benéficos se verán a lo largo del tiempo porque requiere de un acompañamiento educativo. "Por ahora, la gente sigue con los mismos hábitos, pero es cuestión de tiempo para que esto empiece a cambiar", dijo.
Para lograrlo, ahora "hace falta educar sobre cómo ese sello se traduce eso una posibilidad de enfermarme"; es decir, comprender que "el exceso de sodio significa el aumento de la posibilidad de ser hipertenso, que mucho azúcar incrementa la posibilidad de ser diabético pero también del aumento de peso" que es un factor de riesgo para ambas enfermedades, "es un círculo vicioso".
"El etiquetado es una luz roja, es una forma de decir 'acá está el Estado presente para cuidar la salud de la población' en lo que tiene que ver con alimentación, después veremos cómo hacer para que se transforme en la adopción de costumbres más saludables, que lamentablemente en Argentina estamos lejos porque depende de muchas otras cosas y lo saludable, en general, es caro", dijo Schiavone.
La HTA es una enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de los valores de la presión sanguínea por encima de los límites a partir de los cuales aumenta el riesgo de presentar un evento cardíaco grave como un infarto agudo de miocardio o un accidente cerebrovascular (ACV) pero también una insuficiencia renal o daño ocular permanente.
Según la OPS, la HTA es la principal causa de enfermedad cardíaca que a su vez es la principal causa de muerte en la región de las Américas, con alrededor de 2 millones de muertes al año. Un mejor manejo de la enfermedad podría salvar 420 mil vidas al año.
Se considera que una persona tiene HTA cuando la presión sistólica (cuando el corazón late) se ubica de manera sostenida por encima de 140 mmHg (milímetros de mercurio) y la presión diastólica (entre latidos) es medida de manera sostenida como mayor a 90 mmHg.
A nivel mundial, afecta a más de 1.280 millones de personas de 30 a 79 años; y la prevalencia es levemente superior en los hombres (37.6%) en relación a las mujeres (33%)
En la gran mayoría de los casos no presenta síntomas -por eso se la conoce como una "enfermedad silente"- y la única forma de diagnosticarla es mediante la medición correcta y periódica - al menos una vez al año en normotensos- de la presión arterial.
"Que no haya síntomas no quiere decir que la HTA no exista o no esté dañando los vasos sanguíneos, por eso en la gran mayoría de los casos la medicación tiene que ser de por vida y el control también, para evitar que se dañen los órganos a largo plazo", dijo Achieri.
Los principales factores de riesgo modificables son el sobrepeso y la obesidad, el sedentarismo, el consumo excesivo de sal y alcohol, y las apneas de sueño; mientras que los no modificables son la edad avanzada y la predisposición genética.
En Argentina, el estudio "Registro Nacional de HTA. Características epidemiológicas en la Argentina" (Renata 2) de 2017 arrojó que 36 % de la población argentina padece HTA pero el 39% desconoce esta condición, y otro tanto ocurre a nivel mundial.
Para Shiavone, la responsabilidades por este subdianóstico son compartidas. "Muchas veces los pacientes tienen dificultad en acercase a los centros asistenciales por barreras económicas o de distancia; pero muchos profesionales de otras especialidades -como nutricionistas o ginecólogos- ayudarían al diagnóstico precoz, si tomaran la presión en la consulta, sin embargo, no lo hacen", dijo.
Además, más de la mitad del total de los y las hipertensas están en tratamiento con diferentes fármacos antihipertensivos, pero menos de una cuarta parte (24,2%) del total de los que padecen HTA -con o sin diagnóstico- tienen controlada la enfermedad.
En este caso, Shiavone identificó como factores explicativos la "inercia terapéutica" de los profesionales médicos y la "falta de adherencia" de los pacientes a los tratamientos al ser "una enfermedad crónica y silente" que crea una falsa seguridad, pero también a la ausencia de campañas educativas de promoción de la salud en las que "se pongan de acuerdo las sociedades científicas, los hospitales públicos y privados, y el Estado".
Por otro lado, la mayoría de los pacientes bajo tratamiento farmacológico debe tomar 2 o más drogas, y la mitad deja de hacerlo después del primer año.
"La falta de adherencia a los tratamientos alarmante en Argentina y en el mundo, pero lo que están mostrando diferentes estudios es que si en lugar de recetarle tres pastillas diferentes utilizamos una 'poli píldora' con las tres drogas combinadas, logramos un mejor control de la presión arterial", dijo Aquieri.
En cuanto a las medidas de prevención, las principales son actividad física aeróbica de al menos 30 minutos diarios, peso corporal acorde al índice de masa corporal, mínimo consumo de sal y alcohol, no fumar, glucemia controlada y una dieta saludable. "En el tratamiento de la HTA tiene tanto peso lo farmacológico como lo no farmacológico y el número de pacientes que controlan su presión solamente con medicamentos es muy bajo", dijo la médica.
Fuente: María Alicia Alvado para Télam
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