El día que (no) pagamos la luz

A propósito de la presentación del libro El Mendozazo. Herramientas de rebeldía, la autora Gabriela Scodeller, nos acerca una mirada profunda sobre la temática. 

El día que (no) pagamos la luz

Fotos Colectivo Fantomas.

Especiales

Milagros Molina

Publicado el 25 DE JUNIO DE 2012

“O nos callamos; nos velamos, opacamos, censuramos con artilugios de mala fe y lógicas perversas; o nos animamos a decir, con lengua honesta y simple -y he aquí la cuestión- que detrás de toda esa lucha que nunca cesó, aparecen la riqueza y la pobreza (…)”

Vicente Zito Lema*

Cuando pensamos en aquel hecho histórico, muchas veces el sentido común nos señala un descontento por el aumento del 300% en la tarifa de la luz. ¡Claro!, podemos pensar, encontrarse con semejante sorpresa en la factura de la luz debe haber provocado más que una rabieta pasajera…

Sin embargo, como todos los hechos de esta envergadura, el tarifazo eléctrico no fue un chispazo que encendió la bronca popular por un día. A través de esta nota y de la mano de la investigadora Gabriela Scodeller, nos proponemos ir más allá del sentido común y desentrañar qué pasó en aquellos días que ardió Mendoza.

Un 4 de abril pero 40 años después de 1972, el Colectivo Fantomas, integrado entre otros y otras por la historiadora, presentó el libro El Mendozazo. Herramientas de rebeldía, una propuesta estético-política que nos invita a participar, descubrir y  construir a través de documentos, testimonios, fotografías, viñetas e historietas este hito central en la historia local y regional.

El Mendozazo, como se conoció aquel hecho social de masas que se desarrolló durante abril de 1972,  fue producto de la confluencia de distintas fracciones sociales. El hecho expresó un proceso de ruptura, que en su búsqueda por lograr ya sea la democratización o la superación de la forma en que se encuentra organizada la sociedad, entronca con las luchas nacionales del período.

Estudiantes secundarios y universitarios, trabajadores estatales, obreros, miembros de uniones vecinales y cooperativas barriales, conducciones y comisiones internas de gremios combativos y un gran conjunto de la sociedad politizada (sacerdotes, artistas, abogados, entre otros y otras) fueron parte de aquella “corporeidad de miles de seres puesta en juego en jornadas de vida plena”**.

¿Cómo se llega a estas jornadas de lucha conocidas como Mendozazo?

Bueno.. hay que remontarse un poco atrás, hacia fines de la década del ’60, sin siquiera meternos a hablar de lo que estaba pasando a nivel internacional o a nivel nacional que es una historia un poco más conocida. Lo que podemos ver acá en Mendoza es que comienza a darse todo un proceso de movilización y de creciente organización social de distintos sectores que paulatinamente van a ir reuniéndose, organizándose y dando mayores niveles de politicidad a sus reclamos en toda esa época.

En este proceso se van encontrando también los distintos sectores: el movimiento estudiantil,  grupos barriales y ciertos sectores del ámbito sindical. Entonces es todo un proceso de creciente movilización, organización, politicización y -a su vez- de conjunción de estos sectores. Este es, de alguna manera, el terreno en el cual se encuentra Mendoza en marzo/ abril del ’72 que es cuando se da la movilización y el reclamo por el aumento tarifario y que en otro contexto no hubiese tenido la dinámica que tuvo.

Fue, básicamente, debido a este contexto de unidad, de articulación de distintos sectores, de fuerte organización en lo barrial, lo sindical, lo estudiantil y lo político, que el reclamo toma esas características.

¿Fue un hecho “espontáneo” o dirigido por determinados sectores?

Habría que tratar de mirar el hecho en la siguiente dinámica. Por un lado, si se piensa que frente al reclamo del aumento tarifario hay todo un proceso de asambleas previo, de organización, donde la movilización del 4 de abril estaba pensada en base a cómo se iban a mover los distintos sectores y cómo iban a confluir: hasta ese punto, hay cierta organización del hecho. Ahora, después del martes y desde que empieza la represión y se desbanda toda la situación, ahí la lucha que llevan adelante los sectores que están en la calle movilizados, supera ampliamente a cualquier institución y cualquier tipo de organización previa que hubiese podido haber. Sean sindicatos, organizaciones barriales o partidos de izquierda, cualquiera de esos son ampliamente superados.

Después, de estas organizaciones, hay algunas que van a tratar acompañar el proceso y otras que van a intentar frenarlo.


La CGT (Confederación General del Trabajo) todo el tiempo va a intentar frenar ese proceso. También otros sindicatos que eran más o menos combativos en esa época como el docente. Si bien apoya en un primer momento la movilización - ellos tenían su propio proceso de lucha previo como también el sector de la sanidad -, frente a este avance y a esta radicalidad que toma el proceso van, de alguna manera, a poner entre paréntesis su lucha y dar una tregua al nuevo gobierno, como esperando y tratando de aplacar los ánimos.

Y después están los partidos o sectores más vinculados a la izquierda que –de cierto modo- lo que van a hacer, al ver tanta potencialidad en un hecho como el Mendozazo (meses después cuando escriben los documentos que nosotros recuperamos e incorporamos al libro)*** es tratar de ubicarse como “conductores” de ese proceso y transmitir que las consignas que ellos tenían eran las correctas y los caminos por los que ellos iban eran los correctos.

Más allá de las diferencias que uno pueda tener con esos análisis, lo que para nosotros muestran esos documentos y que es interesante, justamente, es la importancia que tuvo el hecho en aquel contexto. Es decir, la radicalidad y la potencialidad que toma y cómo los distintos actores políticos dentro de la izquierda intentan posicionarse como dirigiendo este proceso.

En este sentido ¿qué significa, desde tu perspectiva, en la historia local reciente este hecho?

Bueno, la importancia que tiene este hecho para nosotros es poder pararnos en la actualidad mirando hacia atrás y reconocer una tradición de luchas en Mendoza, que ha sido negada por algunos sectores. Sobre todo por quienes escriben, han escrito durante mucho tiempo y siguen escribiendo hoy, desde la academia, nuestra historia regional.

Para nosotros tiene que ver con una disputa de sentidos de la historia y con las prácticas actuales para pensar el desde dónde se hace la historia.

Si nosotros logramos construir y pararnos en una tradición de luchas de nuestro pasado provincial, no va a ser tan “aberrante” -si se quiere- pensar hoy el cambio social. Porque la realidad es algo que se construye y que es transformable. Que no es inmutable como nos quiere hacer creer cierta historiografía.  Desde esta perspectiva podemos remontarnos a otros momentos y encontrar ahí un punto de anclaje para recuperar esta tradición de luchas y pensar qué cosas de ese pasado nos sirven hoy, qué cosas no y qué otras se pueden recuperar; por supuesto, dependiendo de las distintas experiencias y concepciones políticas e ideológicas de quienes hoy leen y hacen historia. Algunos recuperarán algunas cosas y otros recuperarán otras en ese sentido.

¿Este sería el motivo por el cual se reduce el Mendozazo a una jornada o a un hecho aislado en la historiografía oficial?

Sí. Porque en esta reducción no es que se miente sobre lo que se cuenta que sucedió el 4 de abril. Sino justamente es cómo se acota el hecho en su extensión temporal ya que no fue un suceso que duró un día sino una semana o más****.  También en su contenido, porque ese reclamo el día 4 tiene un sentido más policlasista y es un reclamo más de tipo económico o contra una política del gobierno puntual que era el aumento tarifario.

Sin embargo, a lo largo de esos días y de su extensión territorial –que es otra cosa que se oculta, sobre todo las acciones en los barrios más obreros- es que va tomando otro contenido de clase, porque son otros sujetos los que luchan (sectores obreros, populares) y toma también otras características políticas, porque ya no se va a cuestionar sólo una política de gobierno como fue el aumento tarifario sino que se empieza a cuestionar el sistema mismo.

El hecho se produce con distintas concepciones y niveles de claridad sobre lo que se buscaba, pero la lucha en la calle es en definitiva lo que cuestiona al orden y a la fuerza del régimen y a la violencia estatal. Lo que se empieza a hacer es poner en jaque el orden establecido.

Para nosotros este cuestionamiento tan fuerte que aparece en la sociedad mendocina en la década del `70, es lo que se intenta correr a los márgenes de la historia para mostrar esta otra imagen, que es a lo que estamos acostumbrados nosotros todos los días, que es la Mendoza del consenso, donde todo se resuelve pacíficamente a través del diálogo. Donde hay que acostumbrarse al orden de cosas y no reclamar. Por el contrario, el Mendozazo muestra la legitimidad del acto de rebelarse y la potencialidad de hacerlo colectivamente, para transformar una situación injusta.

¿Y cuál fue la decisión teórica o metodológica para que el libro se proponga como una “caja de herramientas”?

El libro para nosotros tiene que ver, por un lado, con recuperar este pasado que desde nuestro punto de vista ha estado bastante invisibilizado. Y, por otro, con entender que hoy el texto escrito tal vez no es la mejor manera, o por lo menos no es la única, de transmitir determinados mensajes. Entonces, desde ahí es que nosotros buscamos otros formatos de transmisión de esa historia, que a su vez permitan mensajes abiertos y que es algo que a nosotros también nos parece muy importante y tiene que ver con cómo nosotros pensamos al sujeto que agarra el libro.

¿Por qué mensajes abiertos?

Porque tampoco  nos parece interesante reproducir esta idea de “yo tengo claro lo que fue el Mendozazo, y quiero que todo el mundo piense lo mismo”

Nos parece mucho más desafiante poder crear determinados lenguajes o mostrar el tema desde distintos lugares que permitan, justamente, desde la experiencia particular, cultural, social, política de cada uno, reapropiarse del tema de distintas formas, cuestionar el libro de distintas maneras, reconstruirlo y seguir completando esas historias que están ahí y que por supuesto son incompletas.

Entonces, en definitiva lo que hay es no querer dar una “bajada de línea” (por decirlo de alguna manera), dar una  mirada cerrada; sino poder interactuar con un sujeto, con un lector que nosotros creemos que siempre resignifica desde algún lugar. Apuntamos con ese ejercicio de ida y vuelta a construirnos como sujetos críticos.

Para cerrar quería retomar las palabras de Zito Lema en el Preludio, cuando dice que el libro además de incitarnos a memorar y pensar “nos propone un tránsito dialéctico entre el ayer y el mañana” ¿Cuál sería para vos este tránsito entre el pasado, el presente y el futuro? Es decir ¿por qué y para qué pensar el Mendozazo hoy?

En el fondo, lo que nosotros queremos proponer es cierta mirada no nostálgica sobre el pasado. Porque si bien está el objetivo de reconstruir toda esta tradición de luchas desde la cual nos queremos parar para pensar hoy el presente, también nos queremos pensar en ese tránsito al futuro.

Es como tratar de pensar más en relación a imaginarnos, a proyectarnos, que quedarnos en una mirada nostálgica que creemos que nos ronda o está muy presente sobre el pasado en general y  sobre la década del ´70 en particular, que inmoviliza un poco.

Esto de pensar que fuimos derrotados y las torturas, son cosas que, por supuesto estuvieron y fueron muy fuertes, pero me parece que –pensando en generaciones más jóvenes- hay que ponerle alegría (la alegría de las conquistas) al cuerpo y a la militancia. En este sentido es que nosotros pensamos al libro como una apuesta al futuro, pero por supuesto siempre retomando cierta tradición en la que nosotros nos inscribimos.

Por todo esto, para nosotros el Mendozazo es un punto de inflexión en la historia provincial, en el sentido que ahí se muestran todos estos sujetos movilizados, politizados y reclamando por una transformación social muy profunda. Sí, por el cambio de la dictadura que estaba en ese momento, pero también por el cambio de una sociedad que era considerada injusta. Y que nosotros consideramos también injusta hoy.

Entrevistas y book trailer clikeando aquí

* Las poéticas de la historia Preludio del libro El Mendozazo. Herramientas de rebeldía. Mendoza, Ediunc, 2012.

** Ídem. pág. 11

*** Los documentos que se reproducen en el libro son: Marianetti, Benito El mendozazo. La sublevación de los mendocinos y El mendocinazo. Crónica, análisis y relatos del Centro de Estudios y Difusión Peronista, ambos publicados en 1972. 

**** Un detallado análisis del tratamiento del Mendozazo en la historiografía local se puede encontrar en Baraldo, N. y Scodeller, G. (Coord.) 2006. Mendoza 70. Tierra del sol y de las luchas populares. Argentina, Manuel Suárez.