En el vertiginoso y cambiante mundo laboral, la tasa de desempleo entre los jóvenes menores de 25 años duplica al promedio nacional. El denominado "empleo joven" o "primer empleo" suele aparecer en la agenda política de cada nuevo gobierno, pero pocas veces se han implementado políticas públicas consecuentes y consistentes en el tiempo para revertir esta tendencia para este segmento de la población, cuya dificultad para acceder a un trabajo digno se ha sostenido a lo largo de las últimas décadas. 

Según los datos del último informe del Indec sobre el mercado laboral argentino, la desocupación alcanza, al cierre del cuarto trimestre de 2023, al 5,7 % de la población activa de la Argentina. Ahora bien, al hacer zoom en el segmento más joven, de 14 a 29, el porcentaje, al menos, se duplica: en mujeres llega al 13,4 % y en varones alcanza el 11,5 %.  

Según Unicef, si seguimos haciendo zoom, la situación se agrava en la población menor de 25 años. Para la organización que depende de la ONU, una de las razones que genera este índice de desempleo es que las chicas y chicos enfrentan una brecha entre lo que los nuevos trabajos les exigen y lo que sistema educativo les ofrece.    

En el marco de su campaña "Oportunidades Únicas", Unicef compartió datos de la encuesta U-Report, que indica que -entre más de 700 jóvenes (2022)- 6 de cada 10 consideraron importante para su futuro aprender habilidades digitales y de comunicación, el 80 % creyó que sería bueno que las empresas brindaran experiencias de formación y capacitación, y a casi todos les gustaría participar de ellas.

Vale la pena aclarar que todos los datos que surgen sobre empleabilidad de jóvenes tienen que ser contextualizados con los años de la pandemia de COVID-19 que más afectaron la actividad (2020/2021). Un informe de la Organización Mundial del Trabajo que analizó el empleo joven en Argentina indicó que, si bien hubo una notoria recuperación en las variables de empleo, no fue homogénea. Así, destacó: "Las y los jóvenes con menores niveles de calificación y, particularmente, las mujeres jóvenes –especialmente, con niños, niñas y adolescentes a cargo– aún no han recuperado los niveles de empleo previos a la crisis, a lo que se añaden impactos negativos en términos de calidad. La recuperación del empleo juvenil tuvo lugar principalmente en puestos asalariados y por cuenta propia con déficit de calidad".

Qué hacer para contener la demanda de trabajo de las y los jóvenes 

Desde el Cippec, una organización que se propone sumar información para implementar políticas públicas, consideran que hay varias razones que explican las dificultades de las personas que ingresan al mercado laboral. En primer lugar, destacan los obstáculos relacionados con la educación, dado que solo 2 de cada 10 estudiantes que comienzan la escuela primaria logran llegar al último año de la secundaria en el tiempo previsto y con un nivel satisfactorio en lengua y matemáticas. En segundo lugar, hay una falta de habilidades blandas, como la constancia, la responsabilidad y la capacidad de adaptación, que son necesarias para desempeñarse en un trabajo.   

En cuanto a la formación profesional, el Cippec subraya que debe tener lugar tanto en entornos educativos como en puestos de trabajo. Para esto, es necesario fortalecer y coordinar el ecosistema de formación profesional que involucra a centros educativos, empresas y sindicatos. También es crucial aumentar las oportunidades de aprendizaje práctico en ambientes laborales para quienes no están inscriptos en instituciones educativas formales.   

Foto: archivo Unidiversidad

En este marco, Manuel Mera, director de Protección Social del Cippec, escribió una nota para La Nación en la que remarcó que la Argentina necesita una legislación eficaz para formar a la nueva generación de trabajadores. En la actualidad, la Ley 25013, aprobada en 1998 y actualizada en 2008, establece el contrato de aprendizaje para jóvenes hasta 28 años. Concebida como un instrumento de formación teórico-práctica, su utilización es casi nula en la actualidad. Para que esta norma se convierta en una herramienta efectiva para fomentar la inclusión sin menoscabar los derechos laborales, es necesario que la regulación de su uso (puestos de trabajo, cuotas, horarios, incentivos económicos, certificación, etc.) se acuerde a nivel sectorial en los convenios colectivos de trabajo.  

Esto garantizará un uso apropiado del contrato de aprendizaje y permitirá adaptarlo a las distintas realidades de cada sector. Además, es fundamental regular y distinguir entre los abusos de la normativa y los errores administrativos, con el objetivo de reducir la litigiosidad injustificada y fomentar la correcta aplicación de la figura.

Finalmente, Mera afirmó: “Uno de los grandes retos a los que se enfrenta Argentina para reducir la pobreza es el de mejorar las condiciones de actividad y empleo. Alcanzar la estabilidad macroeconómica aparece como una condición necesaria, pero no suficiente, para lograr ese objetivo. Desde Cippec, consideramos que es fundamental actuar sobre barreras a la inserción laboral y promover la formalización, poniendo el foco en los grupos poblacionales más afectados por esta problemática. Los/as jóvenes son uno de estos grupos: sufren mayores tasas de desempleo e informalidad que el promedio de la población".

Un aporte de Unicef 

El programa Oportunidades Únicas es parte de la alianza global multisectorial Generación Única. En Argentina, trabajan junto a Accenture, Aptugo, Cessi, Fundación Telefónica Movistar, Fundación YPF, Globant, Microsoft, Samsung y Randstad. Las capacitaciones se centran en las habilidades que las y los adolescentes necesitan para enfrentar los desafíos del mundo del trabajo:

• Armado de CV e introducción a la empleabilidad;  
• Habilidades transferibles, como confianza y autoestima;
• Habilidades digitales específicas, como programación y diseño web.