Un matrimonio complejo: así definió el geógrafo portugués João Ferrão a la unión entre las políticas públicas de ordenamiento territorial específicas y los lineamientos sectoriales. Aseguró que el desafío es lograr que el matrimonio funcione, lo que implica que los estamentos estatales y privados tengan una visión global del territorio.

Ferrão fue uno de los expositores en el V Workshop de la Red Iberoamericana de Observación Territorial (Ridot) y  el VI Seminario Internacional de Ordenamiento Territorial “La nueva agenda territorial: Innovación, planificación y gestión”, que realiza en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO.

El doctor en Geografía Humana de la Universidad de Lisboa contó en su exposición “El Ordenamiento territorial como política pública: reflexiones y desafíos” la experiencia de Portugal, que en los 90 comenzó a delinear una política pública relacionada con la temática. Sin embargo, subrayó que en esta materia nadie tiene la verdad, que las líneas de acción que sirvieron en un lado no se pueden extrapolar a otro, simplemente porque cada territorio y sus habitantes tienen formas de vida y contextos completamente distintos. En resumen, cada lugar debe buscar sus respuestas.

Ferrão dejó en claro que la mayoría de las iniciativas relacionadas con políticas de ordenamiento territorial son complejas, sobre todo porque buscan construir una nueva forma de gestión que implica que se dejen de lado los programas separados por ministerios y se analice cada propuesta con una visión global.

El profesional planteó que la idea de la regulación del uso y transformación del suelo es antigua, pero recién en la década de los 90 el concepto evolucionó y se puso el acento en la importancia de la coordinación de las políticas entre distintos actores. Ejemplificó este cambio con el concepto de que lo necesario no son planos, sino visiones estratégicas sobre cada intervención que se analice. Ferrão explicó que el desafío de superar esta fragmentación también incluye a la comunidad técnico-científica, porque generalmente actúa en forma fragmentada y con la misma filosofía de compartimentos estancos con que se mueven los ministerios.

\El Ordenamiento Territorial es más que una ley\

Así lo manifestó la vicegobernadora Laura Montero tras la media sanción. Dijo que es parte de \un cambio cultural que involucra una mirada humana, social, productiva y ambiental.

El profesional también planteó que en algunos países los ciudadanos cuestionan estas políticas, porque prima la idea de que si tengo un terreno, puedo hacer lo que quiera. De ahí la importancia de establecer lineamientos claros, de zonificar los territorios y de explicar a los vecinos que por sobre su interés particular está el bien común.

El especialista planteó que las políticas específicas de ordenamiento territorial suelen ser débiles, justamente porque no existe una visión global y porque es difícil que cada sector entienda que debe trabajar sobre la base de una directriz general y no en compartimentos estancos para cada realidad.

¿Cómo avanzar sobre el desafío de unificar políticas de ordenamiento con las sectoriales? Otra vez, el geógrafo aseguró que no hay verdades ni respuestas universales, aunque propuso pasar de una coordinación vertical, regida por una conformidad legal, a una dialoguista, con espacios de discusión entre los distintos sectores.

Ferrão destacó la importancia de realizar diagnósticos sobre las problemáticas y evaluaciones preventivas sobre cualquier política que se busque instrumentar. Contó que en su país pusieron en marcha un sistema de evaluación de impacto legislativo, es decir que cualquier ministerio, antes de presentar una propuesta específica sobre transporte, energía o cualquier otro servicio, se pone las gafas del ordenamiento y analiza los impactos, tanto legales como prácticos, es decir, sobre la vida de los ciudadanos.

El profesional aseguró que esta nueva visión lleva implícito el concepto de gobernanza integrada, es decir, una gestión colaborativa, no basada en políticas ciegas que no vean más que un sector.