En 2017 surgió la idea de formar un coro. La propuesta se sumó a un Proyecto de Desarrollo Institucional (PDI) de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM), que ya venía realizando talleres de literatura, teatro, dibujo y pintura, con el objetivo de promover la comunicación entre el médico y los pacientes. Su director, el maestro Pedro Garabán, convocó al coro y hoy cuenta con 52 voces de todos los claustros entre estudiantes, docentes, profesionales y egresados. Llevan más de 6 obras preparadas y participan en todos los actos institucionales de la casa de estudios.

”Los pacientes se quejan de que los médicos no los escuchan, esas experiencias no son las que pretendemos nosotros en la formación de los estudiantes de medicina; a partir de allí surgió esta idea”, comentó María Inés Echeverría, referente de la FCM ante el área de Planificación por los PDI entre 2016 y 2018 y actual coordinadora del PDI "Humanización del trato médico”.

Comenzaron a ensayar a partir de agosto de 2017 y a los dos meses hicieron su debut en la sala Chalo Tulián de la Nave Universitaria, en una presentación anual para dar a conocer los resultados del PDI. Además, ese año volvieron a realizar dos conciertos, uno en noviembre y otro en diciembre. Ya en 2018 comenzaron el año armando una obra sinfónico-coral de Mozart, una Misa en la que participó el solista de Mendoza Mariano Leotta, tres solistas de Bahía Blanca y una orquesta ad hoc armada para la ocasión en la iglesia La Merced.

Para el director Pedro Garabán, el proyecto de humanización apunta a que la profesión no se base solamente en cuestiones técnicas que se aprenden en una carrera, sino que ofrece una formación paralela estratégica. Al pertenecer a la Universidad, el coro tiene que apuntar a la formación de la persona y tratar de acompañar la trayectoria profesional con el enriquecimiento espiritual. Si bien se tiene que cumplir con un programa de estudios, incorporar el coro implica que la Facultad abra un espacio para cosas que se aprenden en la vida, a comunicarse con el otro, a escuchar y a decir las cosas.

A mediados de septiembre de 2018, el coro armó otro repertorio para ser presentado en Bariloche, en el que viajaron sus 52 integrantes junto a un pianista y a un flautista, y brindaron tres conciertos, uno de ellos en el Instituto Balseiro. El repertorio elegido en aquella oportunidad fue de música popular latinoamericana con textos compuestos por un escritor mendocino, al que nombraron “Lo indecidible” y que tuvo como elemento unificador a la naturaleza.

Este viaje fue apoyado en gran medida por el financiamiento que les brinda el PDI, pero también gracias a las actividades autogestivas que organizan, como rifas para comprar uniformes o hacer y vender chocolates. Dentro del coro también hay una diseñadora que maqueta los programas y apelan a los amigos para que pongan su parte.

“Los coros son escuela de trabajo en equipo, de democracia, de cooperativismo. Si bien hay un director, todos aportan su voz en pos de un resultado único grupal. Mi idea de actividad coral es que se pueda fortalecer lazos y además hacer una propuesta, que no sea solamente escuchar al coro y nada más, hay todo un trabajo interno detrás. Cuando uno trabaja con materia sensible como la música, deja una huella en uno mismo que se traduce después en lo cotidiano. Podés haber empezado tu día de mal humor, pero después llegás a tu casa y estás cantando hasta que te vas a dormir”, afirma el director.

Otro hecho importante en la vida del coro fue haberse presentado en noviembre de 2018 junto al director de la orquesta sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo, el maestro Rodolfo Saglimbeni, y estudiantes del Programa de Prácticas y Entrenamiento orquestal de la UNCUYO. Además, participaron este año en la organización del primer encuentro coral de facultades de la UNCUYO junto a Ciencias Económicas y Derecho. En un evento a sala llena, cantaron al final del concierto una obra todos juntos para hacer visible el mensaje de unidad y hermandad entre las unidades académicas.