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Cómo transitan el aislamiento social aquellos que no viven con sus niños, niñas y adolescentes. Las excepciones previstas.
Unidiversidad / Télam e Infobae
Publicado el 06 DE ABRIL DE 2020
Entre malabares para combinar trabajo con tareas de cuidado o, a la distancia, intentando colaborar y mantener virtualmente un contacto lo más estrecho posible, madres y padres separados deben transitar el aislamiento lejos de sus hijos o con traslados mínimos, acordes a las excepciones dispuestas por el Gobierno nacional en tiempos de cuarentena para mitigar la propagación de coronavirus.
"La casa está muy silenciosa y, como generalmente era yo la que pasaba más tiempo con él, lo extraño mucho, pero decidimos que se quedara con el padre porque era lo más seguro", contó Eva, que es periodista, trabajo que se encuentra exceptuado del "aislamiento social, preventivo y obligatorio". Separada del padre de su hijo de 9 desde hace 6 años, Eva intenta colaborar con la rutina a la distancia a través de las herramientas que ofrece la tecnología: "Cuando no está ocupado jugando en línea y me da bola, hacemos videollamadas, lo ayudo con la tarea, leemos textos que proponen en el colegio, que le está dando mucha tarea, y trato de ayudar con lo que puedo desde casa".
"Tenemos contacto todos los días y las preguntas suelen ser siempre las mismas: '¿Cómo estás?; ¿Cómo te sentís?; ¿Qué comiste? ¿Estás aburrido?' Y siempre estoy pendiente de decirle que no se acueste tarde, que se levante más temprano y no pierda la rutina, pero es imposible porque ya se perdió", contó.
Según disposiciones del Gobierno nacional, y partiendo de la premisa de que los niños se encuentran incluidos en el aislamiento social, preventivo y obligatorio, existen tres excepciones previstas para sacarlos a la calle: el regreso a la casa que es su centro de vida (por única vez), razones laborales y por enfermedad de quien está a cargo del cuidado del niño. En esos casos, quien se encargue del traslado deberá llevar una declaración jurada y el DNI del menor de edad.
"Nosotros tenemos que trabajar los dos, así que nuestra hija pasa mitad de la semana en cada casa, va del auto a la puerta y de la puerta al auto, pero no tenemos otra opción porque tiene 4 años y no puede quedarse sola", contó Guido, reportero gráfico freelance. "Es muy intenso, no es lo mismo compartir las tareas con alguien que estar solo; y si bien bajó mucho el trabajo, tengo que hacer las cuatro comidas, limpiar, bañarla, jugar, prestarle atención, tratar de que no mire tele todo el día", contó.
Diego es arquitecto y desde que el presidente Alberto Fernández decretó el aislamiento el 19 de marzo pasado, no ve a ninguno de sus tres hijos: "Decidimos que se quedaran con la madre porque es donde pasan la mayor cantidad de tiempo y es donde tienen todas sus cosas, pero la verdad es que se hace difícil". "Hablamos todos los días por teléfono, a veces arreglamos videoconferencias familiares. Ellos están bien, hacen la tarea, están en línea con sus amigos y, si bien tienen ganas de venir a casa, no es el momento todavía", contó Diego. "La realidad es que el vacío afectivo se siente, pero la tecnología ayuda y el hecho de estar acostumbrados a la dinámica de ser una familia de padres separados nos tiene a todos un poco más acostumbrados a transitar la distancia", agregó.
Patricia es traductora pública, realiza home office desde hace años y es madre de Romina, de 21 años, y Pablo de 16: "Con mi exmarido no teníamos un acuerdo formal: los chicos iban arreglando con nosotros según la semana y, si bien al principio se habían quedado los dos conmigo, al día dos mandé al adolescente con el padre".
"Es difícil, mi oficina es mi casa y al trabajo full time tenía que sumar los quehaceres domésticos, cocinar, perseguirlos a los dos para que ordenen, ayuden, estudien, hagan la tarea y no se peleen, así que al día dos nos dividimos con el padre uno y uno", contó.
Patricia señaló que, a nivel económico, el acuerdo que tenían no se modificó y que la ausencia intentan reemplazarla por "contacto telefónico cotidiano y a veces videollamadas". "La verdad es que confío bastante en cómo lo cuida, no 100 % como si estuviese conmigo, pero estoy tranquila y eso hace que lleve mejor este momento en el que no estamos juntos", apuntó Patricia.
Las excepciones previstas
El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, el Ministerio de Desarrollo y el de Seguridad trabajaron en una resolución que establece solo tres motivos por los cuales los hijos podrían trasladarse:
1) Si la medida de aislamiento social, preventivo y obligatorio entró en vigencia cuando el niño, niña o adolescente se encontraba en un domicilio distinto al de su centro de vida, o al más adecuado al interés superior del niño, niña o adolescente para cumplir el aislamiento social. Este traslado debe ser realizado por única vez.
¿Cuál es el centro de vida? Por ejemplo, si habitualmente pasaban cuatro días por semana en la casa de uno de sus padres y el resto en la otra, el centro de vida se interpreta como el lugar donde usualmente pasaban más tiempo (donde tienen la mayor parte de sus pertenencias, sus juguetes, etc.). Es decir: si estaban cuatro veces por semana en la casa de la madre y la cuarentena los encontró en lo del padre, están autorizados a llevarlos.
“La regla es que se queden en casa, por lo que el régimen de comunicación habitual (lo que antes del Código Civil actual era el “régimen de visitas”) se suspende. Las excepciones, tanto esta como las otras dos, deben ir acompañadas de la declaración jurada que explique el motivo y los DNI de hijas e hijos”, explicó la abogada Sabrina Cartabia.
La resolución pide fomentar los lazos tecnológicos: “En virtud de la situación de excepcionalidad, y respecto de sus progenitores, se trataría de un supuesto de cuidado personal unilateral, debiendo el progenitor conviviente llevar adelante todo lo que esté a su alcance para que los/las hijos/as mantengan una fluida comunicación con el progenitor no conviviente (...). En este contexto excepcional, tal fluidez implicaría profundizar los medios tecnológicos”.
2) Cuando uno de los progenitores, por razones laborales, de asistencia a terceros u otras causas de fuerza mayor, deba ausentarse del hogar en el que se encuentra el niño, niña o adolescente; puede trasladarlo al domicilio del otro progenitor, familiar o referente afectivo. “Esto es si uno de los dos, madre o padre, está en la lista de exceptuados. Por ejemplo, si uno es personal de la salud o trabaja en un supermercado y tiene que salir a trabajar”, explicó Yael Bendel, titular del Ministerio Público tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, el órgano del Poder Judicial que defiende los derechos de los niños niñas y adolescentes.
3) Cuando, por razones de salud y siempre en beneficio del interés superior del niño/a, pueda trasladar al hijo/a al domicilio del otro progenitor. En concreto, que la madre o padre que está cuidando a los hijos se enferme (no de coronavirus, sino en general) y no pueda seguir ejerciendo el cuidado.
La clave —dicen las expertas— es no estar buscando salvoconductos para evadir las reglas. “Lo importante es tener una mirada que no esté ajena al decreto en el que se dispuso el aislamiento social para hacer frente a la emergencia”, cierra Bendel. Esto es: aun si se está dentro de una excepción, no andar yendo y viniendo en un transporte público.
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