Investigadores del Conicet, junto a especialistas de diversas instituciones científicas, trabajan en el desarrollo de una vacuna preventiva contra la enfermedad de Chagas, un problema de salud pública que afecta a millones de personas en Argentina y América Latina. Este avance representa una esperanza en la lucha contra una enfermedad que, a pesar de los esfuerzos, sigue siendo endémica en amplias regiones del continente.

Camila Bulfoni Balbi; María Florencia Pacini; Florencia B. González; Brenda Dinatale; Cecilia Farré; Ana Rosa Pérez. Foto: Conicet Rosario

Un desafío científico y sanitario

El equipo del Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (Idicer, Conicet-UNR), liderado por la doctora Ana Rosa Pérez, y el Laboratorio de Tecnología Inmunológica de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), a cargo del doctor Iván Marcipar, está diseñando un prototipo vacunal innovador. Esta vacuna, administrada de manera nasal, busca prevenir las graves consecuencias de la enfermedad de Chagas. Los primeros resultados, obtenidos en ensayos preclínicos con modelos animales, han demostrado una significativa reducción de la miocarditis, la inflamación y las alteraciones electrocardiográficas propias de la fase crónica de la enfermedad, un área poco explorada en investigaciones previas.

La enfermedad de Chagas, causada por el parásito "Trypanosoma cruzi", afecta principalmente al corazón y al sistema digestivo. En su forma crónica, puede provocar miocardiopatía chagásica, insuficiencia cardíaca, megavísceras y, en algunos casos, la muerte súbita. Según los especialistas, en Argentina la enfermedad afecta principalmente a la población económicamente activa, lo que agrava sus repercusiones sociales y económicas.

Vista microscópica de "Trypanosoma cruzi" en extendido de sangre Foto: gentileza investigadoras

La importancia de una vacuna preventiva

En Argentina, entre 1,5 y 2 millones de personas están infectadas con Chagas, y muchas más viven en riesgo de contraer la enfermedad. La mayor concentración de casos se encuentra en las regiones norteñas, donde la vinchuca, el insecto vector, es endémico. Sin embargo, la migración ha hecho que los casos se extiendan a otras provincias, incluso a zonas urbanas. Además, la enfermedad puede transmitirse de manera congénita, lo que convierte a la prevención en una prioridad.

Actualmente, los medicamentos disponibles —benznidazol y nifurtimox— son efectivos únicamente en la fase aguda, la que, en la mayoría de los casos, pasa desapercibida. Esto deja a miles de personas sin tratamiento oportuno, lo que aumenta las probabilidades de desarrollar complicaciones crónicas. En este contexto, la vacuna nasal representa una alternativa revolucionaria, no solo por su facilidad de administración, sino también porque podría reducir significativamente la carga parasitaria y la gravedad de la enfermedad, incluso si no logra una inmunidad completa.

Trabajo en mesada Grupo de Estudio en Enfermedad de Chagas. Foto: Conicet Rosario

Avances y desafíos

Aunque la vacuna aún se encuentra en etapas preclínicas, los resultados obtenidos son prometedores. “Nuestro objetivo es prevenir las complicaciones graves de la enfermedad y facilitar la inmunización en áreas de difícil acceso”, explicó Pérez. El equipo también destaca que se requieren mayores fondos para avanzar hacia las pruebas en humanos, un paso fundamental para validar su eficacia y seguridad.

Este desarrollo científico no solo promete un impacto positivo en la salud pública, sino que también reafirma el rol de la ciencia argentina en la búsqueda de soluciones para problemas complejos. Si se logra su implementación, esta vacuna podría cambiar la vida de millones de personas y marcar un antes y un después en la lucha contra el Chagas.

En definitiva, el desarrollo de esta vacuna preventiva simboliza un esfuerzo colectivo para combatir una enfermedad históricamente desatendida, brindando nuevas esperanzas a quienes más lo necesitan.