Estuvo en las provincias de Catamarca, Chaco, San Juan, Tucumán y Córdoba. Pasó por Chile y su mapa de ruta de 2019 marca destinos tan distantes entre sí como Ushuaia y Bolivia. Así es hoy la vida de Gabriel Heredia, un barbero que cuando no está capacitando a sus pares, atiende clientes en sus dos locales en Caseros, Buenos Aires.

Lo que lo trajo a Mendoza el este jueves 14 de marzo fue el primer encuentro de barberos de la provincia, Mendo Barber. En la Nave Cultural, él fue el invitado estrella y uno de los jueces que evaluaron a los barberos que se acercaron a competir en la “batalla”.

Su historia está teñida de adversidad desde el mismo día en que nació. Gabriel salió del vientre de su madre sin antebrazos, y así tuvo que aprender desde chico a desenvolverse con esa discapacidad. Eso, claramente, no fue un obstáculo para que hoy sea admirado y emulado por los barberos de Argentina.

Foto: Ariella Pientro / Unidiversidad.

Vivió su infancia con normalidad en la villa 21-24 de Barracas (la más grande de Capital Federal), junto a amigos y amigas que saltaban por él cuando a alguien se le ocurría burlarse de su condición. Llegó a poder servirse solo la bebida en el vaso e incluso a manejar un vehículo.

Su mamá fue peluquera en algún momento de su vida, y eso resultó un punto de inflexión cuando él tenía 14 años. “Empecé porque ella tenía las herramientas y, curioso, se me dio por agarrarlas. Se había puesto muy de moda lo de las barberías, así que empecé a ‘achurar’ a mi hermano y a algunos amigos”, cuenta a Unidiversidad.

Se ríe al pronunciar el verbo “achurar”, que representa lo que le costó aprender a barbear. “Cuando empecé debo haber dejado un par de líneas en los cortes, pero después, con la práctica, fui puliendo un poco más mi técnica”.

Hoy, a ocho años de sus inicios, es una eminencia en la barbería, sale en la televisión abierta, es entrevistado por medios de todo el mundo y, aun así, responde con una sonrisa y sin mirar a la cara, como si no se creyera lo que le sucede.

“Soy un poco tímido -reconoce-, al principio me costaba más. Y después cuando fui agarrando confianza, ya me largué más a hablar”.

Si bien arrancó en Barracas, ahora se mudó a Caseros, donde atiende en dos locales, a seis cuadras de distancia el uno del otro. También tiene una cuenta de Instagram en la que promociona su trabajo.

Foto: Ariella Pientro / Unidiversidad.

La barbería

Como uno de los máximos exponentes de la profesión de barbero, muy de moda en los últimos años, Gabriel destaca que su actividad le presta más atención al detalle que el clásico peluquero. Son profesionales con un parentesco pero, distingue, “un peluquero no te hace un diseño como el que te hace un barbero”.

Lo más importante a tener en cuenta a la hora de barbear —y lo que tuvo en cuenta cuando ofició de juez el jueves en la Mendo Barber— es la higiene de los materiales y, principalemente, la prolijidad en la presentación del corte: “Que no tenga líneas, que la persona no quede con pelusas en la nuca y que la frente quede bien marcada”, apunta.

Para concluir, Gabriel suelta con tono de sentencia: "Si bien la moda existe, la barbería creo que nunca se va ir. Se trata de innovar, de ir aprendiendo cosas nuevas”.

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