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Arte y sociedad unidas por el vínculo de la sensibilidad. Esta relación plantea Fernando Lerman, músico, docente y académico del Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA), quien en el marco del IV Congreso de Extensionistas Universitarios visitó la provincia. UN Digital quiso saber más sobre ese vinculo artístico - comunitario y dialogó en exclusivo con él.
“El arte y su enseñanza deben entenderse como una herramienta fundamental para transformar la sociedad, no como simple divertimento”, sostiene Fernando Lerman, un joven saxofonista porteño que ha apuntado su carrera artística hacia la docencia. Desde allí, trabaja para cumplir con ese principio, que guía a todo artista comprometido con la realidad.
Además de a la docencia, Lerman se dedica a la investigación dentro de su rol de extensionista en el IUNA. Los diferentes proyectos que coordina le han dado las pautas suficientes para confirmar la necesidad de “democratizar el arte”, en su caso, la música.
¿En qué hechos concretos se trabaja bajo el supuesto del arte como base de transformación social?
Yo te hablo desde mi caso, y te puedo dar la respuesta en tres grandes grupo de acciones de la combinación arte- comunidad. Para un artista el momento más importantes es el de la expresión, el del espectáculo, el de pensarse en el formato que maneje, ya sea para un artista plástico una muestra de sus obras, para un cineasta un film, para un músico su concierto...Y hay muchas maneras de llevar estos momentos a la comunidad. La prioridad son aquellos sectores donde no tenga acceso al arte, a partir de allí hay que preparar al publico para lo que va a ver antes y después del concierto o la función, hacerlo partícipe, y hacerle saber que es dueño de ese vinculo con el arte.
La segunda acción tiene que ver con lo que yo llamo “las aulas”, la capacitación o cursos de todo tipo. Hay que pensar desde el principio, en la iniciación a la danza, a la pintura, a la música o al teatro para grupos y sectores comunitarios de los más diversos. Cuando se trabaja en comunidad hay que tener en cuenta esa diversidad: niños en edad escolar, adultos mayores, niños en riesgo, mujeres. El principal aporte de esta acción es que cuando el artista da clases a quienes nunca recibieron formación artística crea la base de una relación arte y comunidad sostenida en el tiempo, y esto es central si queremos provocar cambios sociales con el arte.
Éstas son acciones concretas en que el artista lleva el arte a la comunidad, las que a su vez se van adaptando según el perfil y la necesidad de las personas o grupos de esa comunidad.
Hablaste de que eran tres grupos de acciones...
Sí, en el tercero tiene que ver mucho la universidad. Es lo que yo llamo “hablar de la cuestión”, y entra en juego mucho el trabajo que hacen los críticos de artes, los musicólogos, los teóricos....que en principio parece lejano pero en realidad está muy cercano al comunidad porque se trata de preparar a la gente, a los vecinos, a los chicos, a los abuelos, en esa necesidad de tener siempre presente al arte. No se trata de la capacitación ni del hecho artístico en sí, sino de hablarlo, discutirlo. Esto permite que los vecinos se organicen y preparen actividades artísticas, las promuevan, las difundan, y así su entorno comienza a transformarse de manera positiva en todos los aspectos, respondiendo a la sensibilidad que el arte hace resurgir.
Respecto a la formación que reciben los artistas ¿encuentran límites para poder llegar a la sociedad?
Por suerte cada vez hay más conciencia entre los aristas de que debemos estar comprometidos, especialmente desde la universidades publicas. En los últimos años se ha logrado instaurar la idea de que es un deber el hecho de trabajar para la sociedad, y no solo con el arte, otras disciplinas también.
En el arte se está logrando formalizar lo informal y al revés, por ejemplo con la música popular y esto es un indicador importante del achicamiento de la brecha entre universidad y sociedad. Los voluntariados universitarios son fundamentales en este camino...
¿Y al artista como le repercute el contacto con la comunidad?
Hay interacción, nosotros aprendemos de estas experiencias...en principio porque no deja nunca de ser publico para nosotros esa comunidad, más allá de que la propuesta y la intención sea otra. Y siempre te hacen sentir su respuesta como tal, como publico, de muchas maneras, y más ricas también debido al contacto próximo que se genera entre ambas partes. Y también por el grado de sensibilidad que presenta lo social. Como decía anteriormente, ya sabemos que la universidad no es un lugar exclusivo para el conocimiento. A la sensibilidad, elemento central para el hecho artístico, hay que salir a buscarla en otros lados también. Vincularse y comprometerse con lo real.
Penélope Moro
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