El segundo satélite geoestacionario argentino, Arsat-2, ya viaja rumbo a su órbita definitiva a 36 mil kilómetros de la Tierra después de haber sido lanzado este miércoles 30 de septiembre a las 17.29 desde el centro de la Agencia Espacial Europea en Kourou, en la Guayana Francesa. El objetivo del nuevo satélite argentino es mejorar los servicios de televisión, internet, datos y telefonía IP; también permitirá exportar contenidos audiovisuales a todo el continente americano. 

Con un costo de 250 millones de dólares, el nuevo satélite argentino ofrecerá cobertura de Internet, datos, telefonía IP y televisión para todo el continente americano, a diferencia del actual y operativo satélite Arsat-1, lanzado el año pasado, que cubre la superficie de toda la Argentina. El nuevo satélite fue lanzado por un cohete francés, Ariane 5, en la misión VA226, que además puso en órbita al satélite estadounidense de bandera australiana Sky Muster. 

Los técnicos argentinos de Arsat, en la localidad bonaerense de Benavídez, e Invap, en Bariloche, trabajaron de manera coordinada desde la sala de control Júpiter, en la Guayana Francesa, desde donde se anunció a las 17.22 que todos los sistemas estaban listos. A las 17.29 el motor Vulcán del Ariane 5 comenzó a rugir e, impulsado por más de 60 toneladas de combustible, despegó rumbo al espacio. 
 

Momentos claves 

El lanzamiento del Arsat-2, estuvo acompañado de buen tiempo, un día soleado, por lo que el despegue se realizó en tiempo y forma. Este momento tiene una ventana de tiempo de casi dos horas, tiempo en el cual el satélite puede orientarse para llegar a su órbita. La clave es que no haya viento ni tormentas fuertes. El lanzamiento del Arsat-1 estuvo demorado varios minutos por esta causa. 

El lanzamiento es un momento crítico también por el potencial daño que puede provocarle al satélite, como vibraciones, ruidos y fuerzas extremas. De todas formas, el Arsat-2 fue sometido a una serie de pruebas que imitan este momento crítico en el laboratorio de ensayos Ceatsa, en Bariloche. 

Media hora después del lanzamiento y a más de 200 kilómetros de la Tierra, el Ariane 5 abrió su cofia para que el Sky Muster partiese rumbo a su ubicación definitiva, dejando todo listo para la liberación del Arsat-2.  

Minutos después y a unos 250 kilómetros de la Tierra, el segundo satélite geoestacionario argentino se desprendió de la última etapa del cohete a una velocidad cercana a los 30 mil kilómetros por hora. El éxito de esa maniobra crítica hizo estallar un nuevo festejo en la delegación argentina y se pudo ver algunas caras de tranquilidad entre los técnicos afectados a la misión. Esta acción requiere precisión y puntería, pues una mala separación podría haber dañado o dejado al Arsat-2 fuera de órbita, y es necesario mucho combustible para reubicarlo. 

Desde ese punto, el Arsat-2 es dirigido hacia su órbita definitiva, la 81ª oeste, a 36 mil kilómetros de la superficie por los técnicos de la base terrena de Benavídez, que protagonizaron el tercer festejo argentino de la tarde del miércoles al avisarles a sus colegas de la sala Júpiter que ya habían recibido telemetría del satélite. 

Ya en su órbita, otro momento clave será el despliegue de los paneles solares, que alimentan de energía al satélite, y de las antenas de telecomunicaciones. Luego, los operadores realizarán diferentes pruebas de control y calibración durante algunas semanas para dejarlo operativo hacia fin de año. 
 

Declaraciones de la presidenta

La presidenta, Cristina Fernández, se comunicó por videoconferencia con los funcionarios que se encontraban en la Guyana Francesa: el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; el presidente de Arsat, Matías Bianchi, y los gobernadores de Río Negro y Misiones, Alberto Wereltineck y Maurice Closs, entre otros ellos, para felicitarlos. 

Luego habló directamente a la audiencia: "Esto tiene que tener continuidad. Vamos a enviar una ley al Congreso de desarrollo de la industria satelital argentina.” Este proyecto prevé, según explico la Presidenta, la declaración "de interés público" del "desarrollo industrial satelital como política de Estado y la creación del plan geoestacionario argentino 2015-2035". La iniciativa, argumentó la mandataria, establece "construir más satélites propios y para terceros", que prevé fabricar ocho nuevos en los próximos 20 años: uno para uso propio y el resto para venderlos. 

Cristina finalizó su discurso dirigiéndose a la oposición: "Estamos en un tiempo mejor, donde el futuro ha llegado, por eso le digo a los que nos hablan de futuro, que el futuro ha llegado. Hoy lo vimos despegar y en el Parlamento lo vamos a institucionalizar", sostuvo.