Todo sobre la relación de Milei con Estados Unidos, tras el triunfo de Trump
Columna de Política Internacional con Augusto Grilli Fox.
19 DE NOVIEMBRE DE 2024
Se trata del pacto más amplio de la historia: representa el 40 % de la economía de bienes mundial. Sin embargo, no obtuvo el apoyo de sindicatos, organizaciones ambientalistas y grupos que reivindican el acceso a ciertos bienes frente al poder de las grandes corporaciones.
Parte de los presidentes que firmaron el TTP (foto gentileza: inecex.com.mx)
Unidiversidad / Camila Balter / Fuentes: El País - AFP
Publicado el 06 DE OCTUBRE DE 2015
Las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico han enfrentado a los gobiernos de los 12 países firmantes con sindicalistas, ambientalistas y Médicos Sin Fronteras (MSF). Esta organización de médicos, por ejemplo, teme que el acuerdo, al ampliar los plazos de exclusividad de las fórmulas empleadas para crear medicamentos para tratar enfermedades como el cáncer, haga aumentar los costos de producción y, por lo tanto, se eleven los precios de los medicamentos, lo que provocaría que los tratamientos quedasen fuera del alcance de los ciudadanos en las naciones más pobres.
También los sindicatos estadounidenses manifestaron su disgusto, convencidos de que el TPP –tal como se conoce al Trans-Pacific Partnership por sus siglas en inglés– acelere los procesos de deslocalización industrial (movimiento por el cual las empresas trasladan la producción a países generalmente subdesarrollados, para tener menor costo y mayor beneficio) e impulse la erosión de la clase media. Asimismo, el Partido Demócrata de Obama, muy ligado a la base sindical, se expresó en contra del acuerdo. Históricamente, el Partido Republicano apoya el libre mercado y el libre comercio, mientras que el Partido Demócrata tiene un tinte más proteccionista.
Los principales puntos conflictivos de las negociaciones están relacionados con la duración de los derechos de propiedad intelectual sobre medicamentos biológicos, importaciones de productos lácteos provenientes de Australia y Nueva Zelanda hacia Canadá, y las de autopartes de automóviles japoneses hacia América del Norte. Tras más de cinco años de negociaciones secretas, el TPP ayuda a reducir impuestos en unos 18 mil productos de Estados Unidos en el resto de países, por lo que para los fabricantes estadounidenses será más fácil competir en el extranjero.
Relevancia
El Acuerdo de Asociación Transpacífico es el acuerdo regional más amplio de la historia, que une bajo un mismo mercado al 40 % de la economía de bienes mundial. El TPP representa el pacto más importante desde 1993, cuando Estados Unidos, Canadá y México firmaron el Tratado Norteamericano de Libre Comercio. Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur empezaron a negociar a comienzos de este siglo, y en 2008 se unió Estados Unidos.
El pacto comercial, que establece un nuevo marco de libre comercio entre Estados Unidos, Japón, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, es un triunfo económico y geopolítico de Obama. Esta era, junto al deshielo con Cuba y al acuerdo nuclear con Irán, una de las prioridades de Obama en el tramo final de su mandato, que concluye en enero de 2017. Las negociaciones habían comenzado siete años atrás –en 2008– y finalizaron ayer, lunes 5 de octubre, en una sesión maratónica de más de cinco días en Atlanta, EEUU. Todas estas naciones acordaron un nuevo marco arancelario que afecta a varias industrias, como la farmacéutica, la automovilística y la textil, y que establece algunas de las normas laborales y regulaciones medioambientales más ambiciosas hasta ahora.
El objetivo de Estados Unidos no es sólo crear la mayor zona económica del mundo, sino también ejercer contrapeso a China, en la pugna por la influencia en la región. Obama aseguró que cuando el 95 % de los posibles consumidores de Estados Unidos viven en el extranjero "no tiene sentido que China escriba las reglas comerciales". Y agregó: “Nosotros deberíamos escribir las reglas, abriendo nuevos mercados para los productos americanos al tiempo que elevamos los estándares para proteger a los trabajadores y preservar el medio ambiente”. El mandatario considera al acuerdo como una ayuda a las empresas nacionales para que vendan más productos y servicios en el mundo.
Junto con Obama, los defensores del pacto argumentan que la caída de los obstáculos comerciales impulsará las exportaciones y creará empleo. Un estudio citado por la Administración Obama habla de unos ingresos, derivados del acuerdo, de 223 mil millones de dólares anuales, 77 mil de los cuales corresponderían a EE.UU.
Estados Unidos busca que China acepte las disposiciones generales del TPP una vez que comience a funcionar. Otros países, como Corea del Sur, también podrían integrarse al proceso. El TPP podría también servir de modelo a otros acuerdos que Estados Unidos negocia con otros socios comerciales, como la Unión Europea. La Comisionada europea para el Comercio, Cecilia Malmstrom, se congratuló en un tweet del éxito de las negociaciones sobre el TPP, pero las conversaciones transatlánticas lanzadas en 2013 están estancadas por el momento y provocan una fuerte reticencia en algunos países; entre ellos, Alemania y Francia.
Mientras, continúa la negociación de la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (TPIP, en sus iniciales inglesas), que probablemente deberá concluir el sucesor de Obama.
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