El 9,9 % de las niñas y niños menores de cinco años tiene obesidad, lo que ubicó a la Argentina entre los países que reportaron prevalencias de esta enfermedad por encima del promedio regional, junto con Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador, entre otros.

El porcentaje de pequeños afectados por obesidad se desprendió del informe América Latina y el Caribe, Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional, realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en conjunto con las organizaciones Panamericana de la Salud (OPS) y Mundial de la Salud (OMS).

En el trabajo, que se concretó en 2016 y cuyos resultados se presentaron en 2017, se analizó una multiplicidad de factores relacionados con la alimentación de la población, entre ellos, los alimentos disponibles, los que más se consumen, su valor, los niveles de ingreso, de empleo y todas las problemáticas derivadas de una mala nutrición.

En el informe se definió al sobrepeso u obesidad como la acumulación anormal o excesiva de grasa en el cuerpo, una condición que aumenta las probabilidades de padecer enfermedades no transmisibles, como diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, enfermedad respiratoria crónica y algunos tipos de cáncer, las cuales constituyen la principal causa de muerte en el mundo.

La investigación determinó que en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, el sobrepeso afecta a más de la mitad de la población adulta, lo que preocupa no sólo por las afecciones que produce y el desmejoramiento de la calidad de vida de las personas afectadas, sino por el alto costo económico y social que acarrea el problema.

La relación entre obesidad infantil y las pautas alimentarias inadecuadas

En la columna de hoy de Calidad de vida, la profesora Cristina de Maccari nos habló del aumento de la obesidad infantil en los últimos años, y su relación con los cambios de pautas alimentarias y el aumento de niveles de sedentarismo.

Una tendencia global

La tendencia del sobrepeso y la obesidad en menores de cinco años mostró un incremento sostenido a nivel global, según datos consignados en el informe. Entre 1990 y 2015, la prevalencia mundial mostró un incremento del 30 % de esta problemática, ya que pasó del 4,8 % (31 millones) al 6,2 % (41 millones).

Las estimaciones realizadas para América Latina y el Caribe mostraron que la tendencia mundial se repitió en la región. En el mismo período, la prevalencia de pequeños menores de cinco años con obesidad pasó del 6,6 %  (3,7 millones) al 7,2 % (3,9 millones), de los cuales 2,5 millones de pequeños viven en países de Sudamérica; 1,1 millones, en Mesoamérica (sur de México, Guatemala, El Salvador, Belice, oeste de Honduras y Nicaragua y Costa Rica) y 200 000 en el Caribe.

Argentina se ubicó entre los países que reportaron prevalencias por arriba del promedio, junto con Barbados, Bolivia, Brasil, Belice, Chile, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Jamaica, México y Paraguay. En nuestro país, el 9,9 % de las niñas y niños menores de cinco años padece obesidad.

El estudio también determinó que en la mayoría de los países analizados la problemática mostró mayor concentración en los sectores de mayores ingresos. Esta situación sólo se modificó para Ecuador y Haití, donde la prevalencia del sobrepeso infantil en el quintil de mayor ingreso es menor en comparación con los otros niveles de ingreso. El trabajo también dio cuenta de que el sobrepeso y la obesidad en el embarazo aumentan el riesgo de obesidad en el niño y su persistencia en la adolescencia y la adultez, potenciando de este modo la transmisión generacional de la obesidad.

Respecto del embarazo, el estudio también detalló que existen investigaciones que muestran que la inflamación generada por la obesidad puede impedir la absorción de hierro y ocasionar anemia, lo que puede derivar en  complicaciones durante el período de gestación.

Otro aspecto que se resaltó en el informe fue que la proporción de mujeres con obesidad supera a la de los varones, y que en más de 20 países la diferencia es mayor de 10 puntos porcentuales.

El informe también incluye recomendaciones, ya que destaca que tanto la obesidad como las enfermedades asociadas se pueden prevenir mediante la reducción de factores de riesgo. Estos son especialmente dos: dejar de lado el sedentarismo y enseñar hábitos alimenticios saludables.

El factor de riesgo que se destacó como el más importante fue el consumo elevado de productos ultraprocesados con alto contenido de azúcar, grasa y sal, así como el incremento sostenido de la ingesta de bebidas azucaradas.