Los excesos de la fuerza por parte de la Policía estadounidense han hecho sonar diversas alarmas durante los últimos años. Tanto es así, que los periódicos The Washington Post y The Guardian han desarrollado observatorios de asesinatos en manos de la Policía. Las metodologías de estas iniciativas se basan en las noticias publicadas por sus periodistas.

Así, según The Guardian, en lo que va de 2016 son 782 los homicidios en manos de la Policía, de los cuales 193 hablan de ciudadanos afroamericanos, 33 de los cuales se encontraban desarmados, como en el caso del pasado 16 de septiembre.

Este nuevo acontecimiento sucedió en el estado de Oklahoma, donde Terence Crutcher (40) fue asesinado en un caso de gatillo fácil en manos de la policía de Tulsa. Según se observa en un video viralizado que potenció la polémica, el ciudadano afroamericano se encontraba en la ruta con su camioneta descompuesta cuando fue abordado por tres oficiales policiales armados que le apuntaban. Crutcher levantó las manos y, al acercarse a la camioneta, una de las oficiales (Betty Shelby) le disparó, lo que causó su posterior muerte.

Frente a esto, durante una conferencia de prensa, Chuck Jordan, el jefe del departamento de Policía de Tulsa, dijo que resultaba “muy preocupante”, comprometiéndose a hacer lo correcto y no encubrir nada.

El uso excesivo de la fuerza por parte de la policía se encuentra regulado por los derechos civiles norteamericanos en la sección 1983, que hace ilegales los excesos de cualquier persona que actúe bajo la autoridad del Estado. Es por este motivo que, frente a este nuevo caso que pone a la policía en foco, el Departamento de Justicia estadounidense prometió iniciar, en paralelo a las indagatorias de la policía local, una investigación de “derechos civiles”.

El elevado número de muertes de ciudadanos en manos de la Policía que, según las estadísticas mencionadas, ya supera en una comparación interanual a los de 2015, ha motivado la aparición de diversas organizaciones sociales –'Las vidas afroamericanas importan' (Black lives matters) y 'Mapeando la violencia policial' (Mapping police violence), entre otras– destinadas a observar, denunciar y asesorar frente a casos de abuso y asesinatos en manos de la policía.

En un país como Estados Unidos, donde más del 50 % de los hogares posee armas y cuenta un promedio anual de 29,7 homicidios por cada millón de habitantes (según un informe del diario español El Mundo basado en números de 2012), puede que la afirmación del periodista Andy Jud, refiriéndose a los riesgos de ataques terroristas, de que “en Estados Unidos se vive con una paranoia constante” no resulte desmedida y permee, también, a las fuerzas públicas y la forma en que juzgan quién resulta una amenaza para la sociedad, qué situaciones son sospechosas y cómo se deben enfrentar.