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22 DE JULIO DE 2024
Tres especialistas que participaron en el Pre Foro de la Calidad Educativa, marcaron los lineamientos a seguir para lograr que chicos y chicas aprendan más y mejor.
Mendoza fue sede del Pre Foro de Calidad Educativa (Foto: Axel Lloret)
Clarificar los objetivos y las reglas de la escuela, profesionalizar la carrera docente, devolverles a los maestros el prestigio perdido, asumir los problemas educativos y las responsabilidades de cada actor. Esas fueron las líneas de acción que marcaron tres especialistas en educación como los desafíos futuros para que chicos y chicas aprender más y mejor.
Los tres profesionales participaron del Pre Foro de Calidad Educativa que se realizó en Mendoza, organizado por el Consejo Empresario Mendocino (CEM), el Proyecto Educar 2050 y la Mesa de Encuentro por la Educación de Mendoza.
La educación fue el centro de todas las disertaciones, aunque abordada desde diversos aspectos: la calidad, la inclusión, la inversión, la normativa vigente, la capacitación de los maestros, la preparación para el mundo del trabajo, entre otros aspectos.
El presidente de Educar 2050, Manuel Álvarez Trongué, aseguró que forma parte de una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es colocar al país como líder en materia educativa. Dijo que para esto trabajan en cuatro ejes: información y contenidos, articulación entre diversos actores, capacitación a docentes y directores y el impulso a la propuesta “Yo voto educación”, a la que pidieron se sumen los ciudadanos.
Trongué habló ante un salón colmado de personas interesadas en la temática. Había docentes, directivos, funcionarios, ex funcionarios, intendentes y estudiosos de la temática.
Problemas y desafíos
Las exposiciones que se englobaron en la temática “Problemáticas y desafíos del mundo educativo” acapararon la atención del público. Los disertantes fueron la magíster en Educación, Agustina Blanco; el titular del Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP), Gustavo Iaies, y el médico, investigador y ex rector de la Universidad de Buenos Aires, Guillermo Jaim Etcheverry.
Los tres coincidieron en sus diagnósticos: los chicos y las chicas no aprenden lo que deberían, el sistema educativo no tiene objetivos ni reglas claras, los docentes están desprestigiados y es necesario profesionalizarlos. También coincidieron en los aspectos positivos: en los últimos años se incluyó en el sistema a una cantidad importante de alumnos y aumentó la inversión, aunque recalcaron que esto no se reflejó en la calidad.
La primera ponencia fue la de Blanco, quien compartió los resultados de las últimas pruebas del Operativo Nacional de Evaluación (ONE) y de PISA, una muestra internacional. Advirtió que ambas mostraron un descenso en los niveles de aprendizaje en lengua y matemáticas y recalcó que un porcentaje de alumnos no alcanzan los saberes mínimos.
La integrante del consejo asesor de Educar 2050 enumeró los factores que a su entender explican la debilidad del sistema educativo: gran disparidad de capacitación en la carrera docente, descentralización, las crisis económicas y sociales, la realidad compleja de las escuelas, la asunción de roles por parte de los maestros para los que no están preparados y los avances tecnológicos.
Blanco dijo que es necesario estudiar a los mejores sistemas educativos del mundo para analizar dónde pusieron el acento. Aseguró que la intención no es exportar un modelo extranjero, sino determinar qué modificaron para lograr mejoras significativas en los saberes que lograron los alumnos.
La especialista enumeró las políticas que funcionaron en el mundo: un fuerte proceso de selección y capacitación docente, ya que entendieron que la efectividad docente y el liderazgo son los dos factores que más afectan la calidad del aprendizaje, y un sostenido impulso al ambiente emotivo y al clima escolar.
Gustavo Iaies hizo una descripción de las diversas etapas por las que pasó el sistema educativo argentino, para lo que utilizó fotos de estudiantes de la escuela Mariano Moreno en diferentes épocas, desde el nacimiento de los establecimientos hasta llegar a la actualidad.
Las fotos fueron el punto de partida. Comentó que en América Latina se puso en marcha un sistema verticalista, con aprendizajes estandarizados, reglas claras, una alianza entre los adultos, con situaciones muy parecidas en todas las aulas y donde ser buen docente y buen alumno era hacer lo que te decían. Otra imagen le sirvió para marcar que con el correr de los años esa estructura rígida fue cambiando y comenzó a pelear con los antiguos valores.
Para ejemplificar el momento actual, Iaies mostró una foto de alumnos secundarios en una protesta. Dijo que hoy la escuela es profundamente cultural, que pasa lo mismo que a nivel social, que el sistema muestra una gran desorganización, que sigue siendo verticalista y que no hay claridad respecto de su propio rol ni del de los docentes.
El especialista recalcó que hoy no sirve mantener un sistema verticalista, que es necesario pensar y construir acuerdos tanto en la cúspide de la pirámide (Ministerio de Educación) como en las bases (los docentes en la escuela). Y recalcó que no es necesario poner en marcha nuevos programas, sino clarificar que el objetivo de la escuela es lograr que los chicos adquieran saberes básicos y que la función del docente es esa y no las muchas tareas administrativas que hoy deben realizar.
Iaies recalcó que el cambio no puede ser responsabilidad sólo de los funcionarios, de los directivos y los docentes, sino que la sociedad debe acompañar, asumir sus responsabilidades y obligar a los poderes a que toman decisiones consensuadas. Con sus últimas palabras logró el aplauso de los presentes.
La primera frase de la ponencia del médico, investigador y docente, Guillermo Jaim Etcheverry, se llevó otro aplauso del auditorio: “Hay una hipocresía tremenda en la sociedad argentina. Los maestros no tienen prestigio social porque a nadie le interesa el tema. Hay que volver a mostrar la importancia de que los chicos aprendan cosas básicas. Es incomprensible que después de doce años de escolaridad no entiendan lo que leen. Vivimos en una mentira en educación y en algún momento debemos asumirla”, lanzó.
Etcheverry mostró sus dotes de docente al explicar que la sociedad debe asumir sus responsabilidades porque, a su entender, existe una sensación de conformidad, una idea de que el problema de la educación es de otros, no de mis hijos, no de mis alumnos, no de mis nietos, sino que siempre le pasa a otro.
El ex rector de la UBA consideró que la jerarquización del trabajo docente es esencial y la clave del cambio. Dijo que hoy hay muchas personas que siguen la carrera como una salida laboral rápida y no porque sientan pasión por la enseñanza, y que, justamente es esto último lo que diferencia a un buen maestro de uno que no lo es.
El médico consideró que muchos de los problemas que enfrenta el sistema educativo son reflejo de los problemas del ser humano, que vive apurado, deslizándose en la superficie de los temas y sin claridad en cuanto a los valores existenciales.
Etcheverry recalcó que el sistema necesita claridad, que es necesario que los chicos aprendan las funciones básicas de lengua, de matemática, de ciencias. De lo contrario –aseguró– es imposible que creen cosas nuevas, porque argumentó que la creación es siempre la reinvención sobre una base de conocimiento.
Cuando los tres finalizaron sus exposiciones, Trongué -quien moderó la charla- les pidió que marcaran un lineamiento básico para comenzar a cambiar el sistema educativo. Y fue en ese momento que los especialistas aseguraron que el cambio sólo será posible si se clarifican los objetivos y reglas en la escuela, si se profesionaliza la labor docente y se les devuelve el prestigio perdido, si se asumen las dificultades existentes y si cada actor asume sus responsabilidades.
Una tarea compleja
En el encuentro también participó la directora general de Escuelas, María Inés Abrile de Vollmer, quien aseguró que conducir los procesos educativos es complejo, porque hoy la sociedad es compleja. Y recalcó que hay que ser mucho más que especialista en educación para poder visualizar y materializar los cambios.
Vollmer planteó los avances del sistema. Dijo que se incluyó a muchas personas gracias a la obligatoriedad desde las salas de cuatro años hasta el secundario y que esto fue posible gracias a que se crearon los espacios físicos y los cargos necesarios.
La responsable del gobierno escolar señaló que los logros no hubieran sido factibles sin la decisión política y, por ende, sin el financiamiento nacional, ya que explicó que el 97 % del presupuesto de la Dirección General de Escuelas (DGE) se destina al pago de sueldos.
La funcionaria respondió a algunos de los disertantes, quienes plantearon la necesidad de contar con estadísticas educativas confiables para poder realizar análisis serios sobre la situación. Vollmer dijo que Mendoza nunca dejó de tener información, que cada tres meses actualiza los datos sobre asistencia, abandono, repitencia y promoción de los alumnos, entre otros ítemes.
También dijo que tanto las pruebas de evaluación que toma el Ministerio de Educación, como las de la Provincia, muestran mejoras en los aprendizajes de lengua y matemáticas, aunque reconoció que es necesario seguir trabajando.
Vollmer celebró la iniciativa de realizar un encuentro cuyo tema central fue la educación. Dijo que la discusión y los debates sin agravios son el único modo de realizar un diagnóstico serio y de encontrar soluciones para las problemáticas que aún persisten.
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