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05 DE NOVIEMBRE DE 2024
La Escuela Campesina de Agroecología (ECA) de la Unión Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST), realizó el pasado 8 de agosto una clase pública frente a la Municipalidad de Lavalle, para reclamar por su reconocimiento como establecimiento oficial.
La escuela de la UST funciona en Jocolí, Lavalle, y su modalidad es semipresencial con más de 60 alumnos.
La UST, es una organización nucleada en el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) y la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, Vía Campesina (CLOC-VC)
Desde la organización se impulsó en el 2010 una escuela secundaria de adultos con esta orientación específica; profundamente convencidos de que la agroecología es la expresión justa para producir alimentos de manera sustentablepara los pueblos.
Actualmente la ECA está ubicada en Jocolí de Lavalle y asisten 60 estudiantes de diferentes zonas rurales de la provincia, de edades que van de los 15 a los 35 años aproximadamente.
El proyecto cuenta con el apoyo de la Dirección General de Escuelas (DGE), pero necesitan el número de habilitación para poder ser una institución educativa formal, lo cual depende del intendente comunal Roberto Righi, quien -hasta el momento- no ha avalado con su firma el convenio para formalizar el proyecto.
Desde 2011, la ECA pretende trasformarse a la modalidad de Gestión Social, para garantizar el acceso y derecho a la educación a través de una propuesta que atienda a la realidad que se vive en el campo.
La acción de lucha y sus consecuencias…
A las 9.30 de la fría mañana del miércoles 8 de agosto, educadores y educandos/as de la ECA -junto a miembros de la organización y la comunidad- realizaron una clase pública en la explanada del Municipio de Lavalle para visibilizar su reclamo y lograr una audiencia con Righi.
Durante el encuentro, los docentes a cargo del espacio curricular de Agroecología coordinaron la clase de Policultivos, donde la milpa (tradicional mezcla de poroto, zapallo y maíz, con más de 3.000 años de existencia en Latinoamérica) fue el eje vertebrador del espacio educativo.
Además, el elenco de teatro experimental La Rueda de los Deseos realizó un fragmento de la conmovedora obra Caminarás por la línea marcada, una pieza que estrenarán en octubre en la Nave Cultural e intenta representar las contradicciones de le educación tradicional.
Finalmente, luego de un año y medio de infructuosos intentos de reunirse con el Municipio, la responsable del área de Educación Comunal, Ana Menconi, recibió a referentes de la Escuela. La acción encarada permitió abrir el diálogo, ya que según manifestó Marta Greco, docente y miembro de la UST, “la articulación entre instituciones, Estado y sociedad civil es fundamental para el desarrollo local y provincial”.
Durante el debate, los referentes de la organización plantearon que “es necesario profundizar la concepción de educación y las estrategias para incluir a toda la población, y no excluir a quienes no tienen posibilidades de estudiar en el marco de los esquemas tradicionales de escuela formal”.
Menconi reconoció la ausencia de respuestas ante el pedido de audiencia realizado por la UST, y la necesidad de una reunión en conjunto con la DGE, como mecanismo idóneo para que el “proceso avance”.
Las voces de los/as protagonistas
Durante la clase, Edición Cuyo dialogó con Rodrigo Baigorria (23), miembro de la organización y estudiante de la ECA. “El intendente de Lavalle está trabando los mecanismos administrativos para que nuestra escuela sea legalizada. Hemos venido a reclamar, a visualizarnos, que nos tome en cuenta a través de esta clase pública, que es una parte de nuestras actividades. La escuela funciona en Jocolí y hace dos años que estamos trabajando, no pueden ignorarnos”, explicó Baigorria.
Por su parte, Marta Greco relató que la escuela comenzó a funcionar en el 2011 -aunque ya se había soñado y diseñado desde mucho antes-, a través de un trabajo previo de diagnóstico para relevar las problemáticas y necesidades de la comunidad.
En base a estos datos “se fue armando la modalidad de la semipresencialidad, los contenidos de las materias, el funcionamiento general de la Escuela y otras temáticas. Ahí nos dimos cuenta que era necesario un proceso de formalización porque también creemos que la educación no tiene que estar sólo garantizada con la forma que se le impone desde el Estado, sino que puede ser un proceso en conjunto con la participación de la organización y atendiendo a las necesidades de la comunidad a la que está destinada”.
A partir de ese momento comenzó el diálogo entre la ECA, la Dirección de Jóvenes y Adultos y la Dirección de Gestión Social de la provincia: “En esa instancia comenzó todo el camino formal de presentación de papeles y llegó a la última instancia, que es el Honorable Consejo de Educación, donde se lo aprobó”, agregó la docente.
Según la militante, todo estaba encaminado. “Lo único que faltaba era la firma de ese convenio para el aval de la directora de Escuelas, pero eso es lo que no se daba”.
Finalmente, luego de un proceso de exploración, la docente afirma: “Nos enteramos que la traba política era del intendente. Tratamos pedir audiencias para que nos explicara cuál era el motivo. Porque la escuela ya viene funcionando y tiene un grado de formalización que es previo a esta instancia, pero lamentablemente nunca nos atendió, ni durante el 2011 ni el 2012.
A principios de 2001, inmersos en la profunda crisis económica y social imperante, en Mendoza comenzaron a formarse grupos de base compuestos por familias de trabajadores rurales sin tierra y puesteros (denominación local para pequeños productores ganaderos), con el objetivo de buscar soluciones a los problemas de la comunidad y generar emprendimientos que apuntaran a mejorar su calidad de vida. Actualmente esta organización de base abarca territorialmente diferentes zonas rurales de la provincia y el sur de San Juan. Está integrada por más de 500 familias de trabajadores rurales, hombres, mujeres y jóvenes, campesinos e indígenas organizados/as. Los principales objetivos de lucha para la organización son: La Reforma Agraria, que el acceso y la defensa del territorio (tierra, agua y bienes naturales) y de los derechos de los/las excluidos/as del campo. La Soberanía Alimentaria para poder producir alimentos para los/las campesinos/as y para el pueblo. Esto implica otro modelo de producción, diversificada, digna y sin patrón, que no se realice en forma individual, sino como familias organizadas. Finalmente, el reconocimiento de sus integrantes como campesinos/as y, por ende, los derechos de los/las mismos/as a tener tierra y casa para vivir, producir y reproducir su cultura (salud, educación y recreación). Entre los principios organizativos de este colectivo se encuentran: la horizontalidad en la toma de decisiones (la misma es colectiva y por consenso). La autonomía política: no dependen de partidos políticos ni de organizaciones religiosas. La construcción política es desde las bases (cimientos).
Para el diseño de la escuela principalmente primó la realidad del campo y las necesidades de formación. Su objetivo principal es que jóvenes y adultos campesinos e indígenas puedan acceder a la educación sin tener que abandonar sus comunidades y, al mismo tiempo, se conquisten oportunidades de vida y trabajo dignas.Sin embargo, esta lucha por una educación para el campo, no sólo busca generar un espacio de formación y educación sino también uno de reflexión de los distintos ejes estratégicos que construye la organización día a día, como la soberanía alimentaría, la protección de los bienes naturales y el derecho a una vida digna en el campo.Para la UST no es posible un modelo de sociedad justo, democrático, pacifico, sustentable sin un modelo agrario que permita que una buena parte de la población viva y trabaje dignamente en el campo. Que produzca alimentos sanos y suficientes, y que esos mismos puedan llegar a toda la sociedad a precios justos.Es decir, un modelo contrario al actual, en el que se expulsa la gente del campo, el trabajo es mal pago, en negro, esclavo, produce alimentos con agroquímicos. Este modelo arrasó principalmente con el campesinado mendocino para instalar una ruralidad dominada por empresas.Según los/las miembros de la organización “muchas familias rurales migraron a las ciudades, allí tampoco hay posibilidades, se generan territorios periurbanos donde la marginalidad y la discriminación minan la autoestima, abonan el odio y el rencor. Eso decanta en violencia, en robos, en drogas. La respuesta rápida y mediocre que plantean algunos es la represión, la Ley Petri, y no la posibilidad de generar trabajo digo e inclusivo para todos, y condiciones para la vuelta al campo y la reversión del éxodo rural”.
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