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04 DE NOVIEMBRE DE 2024
Silvia Minoli, la entonces directora de la escuela donde asistía la niña y una de las impulsoras de su búsqueda, aseguró que este caso se podría haber evitado. Habló con Unidiversidad.
Minoli se emociona al recordar lo que pasó el 4 de septiembre de 2012. Foto: Juan Stagnoli.
Los ojos brillantes de Silvia Minoli transmiten dulzura, calidez y empatía. Son esos faroles de color marrón claro los que se quedan perdidos entre los pensamientos cuando tiene que barajar la posibilidad de que a Johana Chacón la hayan asesinado y los mismos que se llenan de lágrimas al recordar el último almuerzo con la joven, aquel 4 de septiembre de 2012 en la escuela Virgen del Rosario, de Lavalle. Después de ese día, la vida de la maestra cambió para siempre. La búsqueda de Johana se convirtió en el estandarte que visibilizó la vulnerabilidad social y la falta de respuestas del Estado en la olvidada localidad de Tres de Mayo en Lavalle.
Pasaron cinco años desde que a Johana la vieron por última vez. Son 1826 días desde el momento en que la joven bajó del micro que la llevaba de la escuela e ingresó a la finca Curallanca. El transcurso del tiempo y los problemas de la salud no han borrado de la memoria de Minoli la imagen de la joven, a la que califica como una alumna “excelente y aplicada”.
En su relato tampoco puede olvidar a Soledad Olivera, otra mujer de la que nada se sabe desde el 18 de noviembre de 2011 y cuyo destino está irremediablemente conectado con la historia de Chacón a través de una persona: Mariano Luque, hoy encarcelado por el homicidio de Olivera.
Entrevistada por Unidiversidad Noticias, la docente –ahora jubilada– se atreve a decir lo que muchos vecinos de la localidad vieron y que por temor, indiferencia o naturalización, callaron. “Se naturalizaron situaciones y se invisibilizó a las personas. Mucha gente sabía que Soledad había desaparecido”, fueron las palabras de Minoli, quien no duda en decir que si el aparato judicial hubiera trabajado de manera correcta, “quizás Johana no habría desaparecido”.
Minoli está desilusionada con los organismos del Estado. Los encargados de dar respuestas hicieron oídos sordos durante nueve meses a la denuncia por la desaparición de Olivera. La causa recién se reactivó cuando un grupo de docentes tomaron el caso de Johana y concurrieron a la fiscalía con la esperanza de que la Justicia les diera una diera un dato, un poco de luz. Pero la respuesta no apareció. “No pregunten más porque les vamos a quitar los hijos de Soledad”, relató Minoli que les contestaron a los familiares de la mujer desde la fiscalía.
La referente social explica, a través de esquemas, el entramado judicial y familiar del caso Olivera y Chacón. >Sin olvidar su días de docente, Minoli explicó el entramado judicial y las relaciones familiares que unen a las familias Chacón, Curallanca, Luque y Olivera. Aseguró que siempre tuvo dudas de que se tratara de un caso de trata de personas porque el caso fue la materialización de la estigmatización de sectores empobrecidos: ambas chicas vivían situaciones de maltrato y, poco antes de la desaparición, la mamá de Johana se fue de su hogar porque el marido la golpeaba.
“El Estado devolvió a los hermanos de Johana a su padre. Se castigó la pobreza y no se tuvo en cuenta a la institución escolar, donde vemos los casos desde otro punto”, sentenció la docente. En su visión, la Justicia toma estos casos y revictimiza a las mujeres, las acosa preguntándoles. "El fiscal (Dante) Nora (NdR: el primero que investigó la causa) no movió el expediente y se perdió tiempo en el que se podría haber encontrado a Soledad”, arremetió.
El día en el que la escuela cambió
Minoli, de alguna manera, también se siente responsable por la desaparición de la joven lavallina en el círculo de la naturalización. La última vez que la vio fue durante el almuerzo en la escuela. En su relato recordó que Johana estaba enojada. “¿Qué te pasa?”, le preguntó, pero la muchacha no le contestó. Después esa noche, cuando Curallanca llamó para preguntar por Johana, ellas les recomendaron que hiciera la denuncia.
“En la noche pensamos: '¿Dónde se habrá escondido, habrá hecho alguna picardía?', y colaboramos con esta naturalización porque hasta hace un tiempo había que esperar para hacer la denuncia”, rememoró Minoli. Después todo cambió.
Al otro día la policía comenzó a investigar. La cotidianeidad de la comunidad educativa se vio inmersa en una trama judicial que aún trata de develar qué pasó con esas dos mujeres. Minoli se puso en contacto con referentes de derechos humanos: Abuelas, Madres de Plaza de Mayo y Susana Trimarco, entre otras. “Me correspondía como conductora de la escuela, pero todo el grupo estaba muy involucrado. El tiempo que se nos fue en eso, por no tener ayuda, fue impresionante. La Dirección General de Escuelas no estuvo”, se lamentó.
Minoli fue entrevistada por Jorge Fernández Rojas para un programa especial de Unidiversidad Noticias.
Con cada signo de interrogación que pintan en las cercanías de la Municipalidad de Lavalle, el reclamo y la impotencia se reavivan. En las aulas, los chicos tienen presente el caso y, aunque Minoli ya no forma parte de la escuela, se interesa porque los estudiantes tomen conciencia. “Son días raros. Difíciles. Uno trae a la memoria ese 4 de septiembre y, aunque no la hemos encontrado, logramos transmitir a los niños y niñas que están expuestos, para que no vivan con miedo, pero sí en alerta”, afirmó.
La duda plasmada en esa pared está presente. Las preguntas están abiertas: ¿dónde está Johana Chacón?; ¿dónde está Soledad Olivera?. En la búsqueda de sentidos, Silvia Minoli y la sociedad mendocina reclaman desde hace cinco años tener respuestas.
Cinco años
El 4 de septiembre de 2012, Johana Chacón fue vista por última vez cuando regresaba de la escuela. Ese día, las docentes de la escuela Virgen del Rosario se enteraron de que Soledad Olivera había desaparecido el 18 de noviembre de 2011 y se movilizaron en su búsqueda. La investigación arrancó en 2013 a cargo del fiscal de Delitos Complejos, Santiago Garay.
En 2014, la Provincia solicitó ser querellante en la causa, con la hipótesis de que ambos casos estaban relacionados. En agosto de ese año comenzó la investigación federal. La premisa central era que podía tratarse de un caso de trata de personas. A finales de 2014, la Nación también se convirtió en querellante.
Uno de los momentos de mayor tensión se dio en 2015, tres años después de la desaparición de Johana, cuando Luque fue absuelto por el caso Olivera. En noviembre de ese mismo año, el obrero volvió a prisión acusado de haber asesinado a Chacón. Beatriz, la hermana de la joven estudiante, confesó que ella vio cuando Luque ahorcó a la adolescente, enterró los restos y luego los quemó. En ese momento, el sindicado quedó detenido en Contraventores.
En 2016, la Suprema Corte de Justicia revocó la sentencia por el caso Olivera con el argumento de que el fallo carecía de perspectiva de género. Se realizó un nuevo juicio contra Luque y en junio de 2017 se lo sentenció a 12 años de prisión por el homicidio de Soledad Olivera. La defensa apeló la decisión, pero el máximo tribunal aún no resuelve esa petición.
Micaela Blanco Minoli: \Sentí que de repente tenía muchos hermanos\
Es referente por la lucha de los derechos de las mujeres, estudiante, candidata a concejal de Lavalle y una hija que alzó junto a su mamá una misma bandera.
Repasá el interactivo realizado por Unidiversidad:
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