Divididos: la esencia intacta

La aplanadora del rock visitó la provincia. Dio dos shows en su máxima capacidad en el Teatro Plaza de Godoy Cruz. Un formato distinto adaptado al lugar, pero con el espíritu de siempre.

Divididos: la esencia intacta

Fotografía: Estefanía de Cara

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Marianela Dominguez

Publicado el 18 DE OCTUBRE DE 2016

Lunes lluvioso y fresco en la provincia, buen plan era ver a Divididos en el Teatro Plaza. Muchos se preguntaban si iban a resistir sin pogo y todo el tiempo sentados. El reloj marcó las 21.30 y el anuncio institucional del lugar dio inicio a lo que fue casi el primer acorde del show: la ovación del público.

El power trío, compuesto por Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella, frente a un formato parecido a los inicios del rock nacional, con butacas, apareció en escena con “Los sueños y las guerras” del disco debut de la banda 40 dibujos ahí en el piso. El repertorio fue variado y dejo satisfechos a los asistentes.

Fue una noche de amigos en el Plaza. El primer invitado a tocar fue Diego Florentín, que acompañó primero en guitarra y luego en armónica al trío. Después llegó el turno de Tilín Orozoco en guitarra y Diego Viale en violín, para entonar la bella canción "La Flor azul".

Mollo en un momento hizo mención al día miércoles: "El miércoles es un día muy importante para el país, debemos acompañar a las mujeres", en referencia al paro nacional de mujeres en repudio a la violencia machista. Comprometido con la realidad, el ex-Sumo también pidió por la eliminación de la minería y pidió "más viñedos"; también hizo referencia a la colonización y con ironía dijo: "Vinieron a evolucionar".

Con varios solos de Catriel, el baterista, el público llegó casi al éxtasis. Arnedo y su talento intacto, y el versátil Mollo con sus numerosos cambios de guitarras eran una fiesta. En un momento se animaron a cambiar de roles: Mollo a la batería y Catriel al bajo de Mollo.

Casi sobre el final llegó el momento de "Qué tal" y, antes de la segunda estrofa, Arnedo pidió "tiempo" para cambiar de bajo. "Me confundí, perdón", dijo entre risas y cómplice con el público.

La banda estaba encendida. Se notaban el disfrute y las ganas de tocar. Habían pasado más de dos horas cantando y daba la sensación, de que aún había energía para un poco más. El público, protagonista, acompañó la noche de manera fiel.

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