Los hábitos posturales que se adquieren en la niñez pueden aportar al desarrollo armónico y saludable de nuestro cuerpo o, por el contrario, obstaculizarlo. Esto se debe a que la cantidad de horas que los chicos pasan sentados en la escuela (o –como le llaman los que saben– “la postura sedente”) tienen fuertes implicaciones en cómo se estructura la columna vertebral y, en algunos casos, producen patologías que aparecen luego en trabajadores jóvenes.

El proyecto de investigación “Equipamiento escolar saludable. Verificación de modelos de prueba y  propuesta de Diseño”, que se desarrolla en la Facultad de Artes y Diseño y está financiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la Universidad Nacional de Cuyo, indaga en cómo debería ser el mobiliario de las escuelas para propiciar una postura saludable.

¿Cuál es el problema que encuentran en el mobiliario escolar tradicional, que todos conocemos?

En primer lugar relevamos los aspectos técnicos, constructivos, dimensionales y formales del mobiliario. Para esto se crearon instrumentos para medir la angulación y la flecha de curvatura que tenían los respaldos de las sillas y los pupitres.

Realizamos observaciones y relevamientos fotográficos, analizando y evaluando las posturas de los alumnos en el uso del mobiliario. Hallamos un gran desfasaje entre el tamaño de sillas y pupitres y las dimensiones corporales de los niños.

También estudiamos toda la normativa técnica y legal respecto de las condiciones que debe cumplir el equipamiento escolar a nivel provincial, nacional y si tomamos referencias internacionales.

Para completar el estudio, realizamos un relevamiento antropométrico infantil (medimos las dimensiones corporales y estudiamos curvas de crecimiento de los/as niños/as) en dos escuelas de nuestra provincia. Esto es fundamental para el diseño del mobiliario, sobre todo para establecer tramos entre las medidas del estudiante más grande y el más pequeño, para que sean contenidos por el tamaño de los muebles.

Así, con todos estos elementos y desde esta  visión ergonómica, pudimos identificar el impacto que tenía el mobiliario –sobre todo las sillas– en la curvatura lumbar, la postura y su posible implicación en el desarrollo de espaldas sanas.

El ángulo entre asiento y respaldo, la curvatura del asiento, la altura y forma del respaldo, los caños expuestos en contacto con el cuerpo, los remaches, son desventajas que encontramos en el mobiliario escolar tradicional, que inducen a  posturas inconvenientes como: tronco inclinado hacia el frente, compresión en piernas y abdomen, disminución de irrigación sanguínea y menor oxigenación del cerebro y los tejidos.

¿Cuál es la propuesta del equipo?

Aumentar el ángulo entre tronco y muslo para que las piernas formen un ángulo mayor a noventa grados. Esto requiere un cambio en el diseño de las sillas para que sea más elevado el asiento, es decir, menos profundo, y que permita buen apoyo de los huesos de la pelvis (que se llaman isquiones) y que muslos, rodillas y tobillos mantengan un ángulo mayor a 90°.

Así, al apoyar los pies firmes en el piso, se logra que tengan más carga las piernas que la que tiene la postura sedente convencional. La ventaja que tiene es que no recarga la curvatura lumbar, no la modifica.  

Ahora, lo que estamos buscando es que estos resultados a los que hemos llegado con nuestra investigación sean atendidos en políticas públicas. Sobre todo este nuevo paradigma, que intenta mejorar la postura sedente que necesitamos para prestar atención, porque baja el nivel de tensión muscular, permite un buen flujo sanguíneo y nos permite concentrarnos.

¿Esto quiere decir que “sentarse bien” no es como siempre nos dijeron?

Exactamente, lo que se viene considerando desde la edad moderna como la correcta postura es la espalda recta. Esto es lo que nosotros estamos intentando modificar. Radiológicamente está demostrado que la articulación del fémur con la cadera al sentarnos llega solo a sesenta grados.

 ¿De dónde sacamos los 30º restantes?

De una rectificación de la columna lumbar. La columna naturalmente tiene una curva cóncava, que se llama lordosis. Cuando nosotros nos sentamos la pelvis bascula y se rectifica. Esto hace que la presión interdiscal, que son los discos que están entre las vértebras y amortiguan la compresión, se presionen en forma irregular y propicie el desarrollo de hernias o patologías de discos, que luego tienen impacto en la vida adulta.  

Esto se vería compensado si uno permaneciera sentado menos tiempo o si hiciera mucha más actividad física, entonces los músculos irían compensando este aspecto postural. El problema que nos encontramos es que, en la actualidad, tanto los niños como los adultos llevamos una vida predominantemente sendentaria.

Por esto es tan importante que tomemos conciencia sobre lo que implica la postura sedente en los niños y jóvenes para su desarrollo armónico y, en nuestra vida adulta –cuando ya tenemos cerrado el cartílago de crecimiento–, para el mantenimiento de la salud.

Proyecto: "Equipamiento escolar saludable. Verificación de modelos de prueba y propuesta de Diseño. (Segunda etapa)".

Directora: Del Rosso, Roxana María.
Codirector: Tomasiello, Roberto Luis.

Integrantes: Pattini, Andrea; Ariza, Raquel; Oneto, Fernando; Rodriguez, Roberto; Lasagno, Cecilia Marta; Cirilo, Carlos; Ochoa, Valeria; Barata, Érica; García Mirchef, María Soledad; Monteoliva, Juan Manuel; Oqui, Cristian; Bustamante, Antonio.