La iniciativa surgió en 1949 por parte del ingeniero argentino Carlos María Della Paolera, primer catedrático de urbanismo en Argentina, exdirector de Instituto de Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, graduado del Institut d'Urbanisme de París. Su propósito fue reconocer y promover el papel de la planificación en la creación de comunidades sostenibles y, asimismo, crear conciencia a la hora de habitar en ambientes sanos y gratos con espacios verdes.

En este marco se pretende recordar acciones necesarias para el bien común, como el aumento de parques y zonas recreativas, la remodelación de algunas áreas ciudadanas, la terminación de obras de desarrollo urbano, la descongestión de zonas superpobladas y la toma de medidas que disminuyan la contaminación del aire y del agua. De esta manera se presenta una excelente oportunidad para contemplar la planificación desde una perspectiva global, pues es un evento que apela a la conciencia de los ciudadanos y las autoridades públicas y permite poner el foco en la importancia del impacto ambiental que produce el desarrollo de ciudades y territorios.

Para su creador, la conmemoración pretende llamar la atención sobre la necesidad de mantener un balance entre la naturaleza y las ciudades modernas, con el objetivo final de integrar la vida natural –representada por el sol, el aire y la vegetación– en las moles inertes de la edificación actual. Aunque el urbanismo salvaje sigue siendo una constante, sus ideas han arraigado en muchos urbanistas, que cada vez buscan con mayor asiduidad la integración de zonas verdes y de la naturaleza en sus obras.