Un grupo de profesionales de la arqueología, la arquitectura y la historia coordinado por el Conicet realizó un trabajo que apunta a visibilizar quiénes fueron los albañiles de la colonia, en el marco del día del Respeto a la Diversidad Cultural que se conmemora cada 12 de octubre. El proyecto, encabezado por la arqueóloga del Conicet Ana Igareta, indaga sobre las prácticas de construcción y sobre quienes levantaron los centros urbanos del siglo XVI.

Las primeras ciudades argentinas del centro al norte, luego convertidas en las actuales capitales provinciales, fueron fundadas en un lapso de 25 a 30 años posterior al comienzo del período colonial, que duró desde principios del siglo XVI hasta 1810.

Si bien no queda ningún edificio que date del primer siglo de aquella etapa, el cruce de datos provenientes del registro documental (actas de cabildos, datos censales, crónicas de la época) con otras evidencias arqueológicas permite analizar cómo fue ese proceso de construcción, las prácticas de la arquitectura, y quiénes fueron los obreros que levantaron esas estructuras iniciales.

“Se trata de un momento histórico que se destaca por la heterogeneidad en el origen de sus actores sociales, de sus prácticas y costumbres, y nos habla de una diversidad que está en las raíces mismas del territorio que hoy llamamos Argentina”, reflexionó la experta de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata.

A lo largo de los últimos dos años, los y las expertas recorrieron Catamarca, San Juan y Santiago del Estero, provincias cuyos núcleos urbanos surgieron luego del ingreso de los conquistadores ibéricos a mediados del siglo XVI.

“La llegada de los conquistadores se dio en un contexto de fuerte conflictividad, ya que las diversas poblaciones que habitaban estos territorios lucharon por defenderlos”, dijo Igareta y agregó: “Para asentarse en estos lugares, todos tuvieron que construir sus viviendas y las distintas procedencias generaron una situación particular para el desarrollo urbano".

Según la investigadora, no todos los conquistadores provenían de la misma región, entonces se preguntaron cómo accionaba esa mano de obra.

“Nuestros primeros resultados muestran una gran variedad de actores sociales involucrados en ese proceso como albañiles, no solo indígenas como se pensó en algún momento, y además, que cada grupo aportó conocimientos y prácticas constructivas que traía como herencia desde sus lugares de origen", indicó.

Entre los ejemplos que cita está la diversidad de sistemas utilizados, ya que, si bien algunos grupos coincidían en el uso de la tierra cruda, le daban originalmente distinto tratamiento: en África y Europa se utilizaba la técnica de tapial, mientras que en América se había desarrollado la de mampuestos de adobe. Otros coincidían en una formación relacionada con materiales duros, como los grupos andinos, que traían una tradición en la construcción a base de piedra, al igual que muchos de los castellanos, pero diferían en los modos y usos.