Análisis económico, a un año del gobierno de Javier Milei
Junto a la economista Carina Farah, hacemos un recorrido por las medidas económicas tomadas por el ...
12 DE DICIEMBRE DE 2024
Por Roberto Follari, docente, doctor en Psicología, epistemólogo.
Roberto Follari para Unidiversidad
Publicado el 04 DE AGOSTO DE 2019
No pocos de quienes piensan votar al oficialismo nacional en las próximas elecciones dicen que lo hacen “porque no les gusta el gobierno anterior”. Cuando les repreguntan por qué elegir al actual, siguen diciendo que no les gusta el anterior. Un “voto en contra”, que no sabe bien qué vota con tal de no votar a la actual oposición.
Puede discutirse si la satanización mediática del gobierno anterior responde a cualidades efectivas que este tuvo o a prejuicios ideológicos en la ciudadanía que los medios hegemónicos supieron potenciar. No es nuestro propósito discutirlo aquí. Para nadie es noticia que los medios más fuertes no han sido neutrales en este proceso, sino que han jugado un rol decidido y protagónico.
Pero lo principal es advertir lo ciego del procedimiento de votar “lo que sea”, siempre que vaya en contra de otra posición. Porque –como resulta obvio– no se sabe qué se está votando, o al menos no se lo pone en análisis o en cuestión.
Algunos protagonistas de la política argentina han procurado salirse de esa lógica fatalista: Ricardo Alfonsín y –en menor medida– Freddy Storani lo han hecho desde el radicalismo. Victoria Donda y “Pino” Solanas –entre otros– lo han hecho desde posiciones de izquierda. Un sector del socialismo también lo ha planteado en estos últimos días.
Los que trabajamos en Ciencias Sociales podemos advertir la necesidad de des-centrarnos y pensar un poco más allá de la coyuntura y del interés partidario. Porque en estas elecciones está en juego –aún más que en otras– el futuro del país. Podemos exigirnos salir del encandilamiento de los odios y las adhesiones automatizadas.
¿Soporta el país otros cuatro años de endeudamiento? Y, si no: ¿soporta el hambre y la desocupación –que no han parado de crecer los últimos años– que sobrevendrían si se deja de tomar deuda mientras se mantiene el actual esquema económico? ¿Soporta el país cuatro años más con el cierre de fábricas y comercios? ¿Soporta el país seguir subiendo los índices de inflación, de caída del salario, de desocupación, como han venido creciendo últimamente? ¿Alguien cree seriamente que eso es posible sin que el país entre en un cono de penumbra irreversible, si no en las condiciones para enfrentamientos sociales trágicos y abruptos? ¿O nadie recuerda qué partidos nos llevaron al 2001 y quiénes fueron los que de allí nos sacaron?
Está, por cierto, la remanida referencia a lo republicano. Remanida no porque no sea necesaria, sino porque se la usa de modo parcializado (cuando no invertido). ¿Es republicano un gobierno de CEO de empresas? ¿Es republicano un gobierno que pretende imponer jueces de la Corte por decreto? ¿Es republicano un gobierno donde algunos se burlan de la muerte de Santiago Maldonado? Un gobierno donde un ministro negocia la libertad de un personaje como Fariña –reuniéndose con él–, ¿es un gobierno republicano?
Decidiremos qué será de la Argentina los próximos cuatro años, y si Argentina aún será un proyecto y un país viable. Ya estamos en situación casi terminal. Votando “en contra” no contribuiremos a promover una salida del pozo al que se nos ha llevado.
nacional, elecciones, roberto follari, voto en contra, columna,
Junto a la economista Carina Farah, hacemos un recorrido por las medidas económicas tomadas por el ...
12 DE DICIEMBRE DE 2024
El consultor político repasó las relaciones internacionales, nacionales y provinciales del gobierno ...
10 DE DICIEMBRE DE 2024
Análisis económico de la actualidad argentina junto a la economista Carina Farah.
24 DE OCTUBRE DE 2024