Mauricio Macri está en su peor momento como presidente. Se le notó al intentar tomar la iniciativa política y salir del lugar menos querido por él que es el centro de la escena como uno de los referentes sospechados de corrupción y, sobre todo, en los medios internacionales como uno de los efectos de la investigación periodística mundial llamada Panamá Papers.

La imputación por omisión maliciosa por su participación como director en dos firmas offshore y no declaradas en su registro público hizo que un diputado del Frente para la Victoria lo denunciara por posible evasión impositiva y lavado de dinero. Por eso Macri hoy irá a la justicia civil para pedirle a un juez que le expida una “declaración de certeza” que le permita probar que no actuó maliciosamente al ocultar o no dar a conocer en su declaración jurada su participación en las empresas del Grupo Macri creadas en paraísos fiscales. Entonces la duda se corporizó en la opinión pública y Macri quedó bajo la sombra de la desconfianza colectiva, o por lo menos él lo sintió así.

Eso lo hizo salir con vehemencia y retornar por un instante los tiempos de campaña donde su mensaje era personalizado y en primera persona y dirigido a un votante imaginario.

Lo hizo cuando anunció que sus bienes serán administrados por un fideicomiso ciego, un sistema de gestión privada por fuera del círculo íntimo del presidente.

“Me preguntan por qué lo hago, y les digo que lo hago para que no quede ninguna duda de nuestra relación. Que vos no dudes ni un instante que yo estoy acá para intentar ayudarte a que salgas adelante. Pero también lo hago para demostrar que no somos todos iguales, que claramente nuestra vocación es trabajar desde este Gobierno para ayudar que todos los argentinos podamos vivir mejor. (…) Yo volveré a trabajar a partir de hoy en lo que en estos meses es mi obsesión, que es bajar la inflación y generar empleo. Pero para lograr eso es fundamental que abonemos, que todos hagamos lo que le corresponda a cada uno para generar confianza”, señaló Macri con tono de campaña en la tarde del jueves 7 en Casa Rosada.

La duda metódica

Hugo Alconada Mon es, junto a Mariel Fitz Patrick, uno de los periodistas argentinos que participó de la investigación de los Papeles de Panamá que hoy le quita el sueño a Macri. El perfil del periodista es relevante en este análisis ya que el miércoles 6 a la noche, en el programa Animales Sueltos del Canal América, dio una señal clara del oficio periodístico y una de sus metas que es la búsqueda de la verdad.

Alconada, reconocido por sus investigaciones periodísticas de largo aliento y con resultados concretos, puntualizó cuando el conductor del programa, Alejandro Fantino, le preguntó directamente si había que creerle a Macri cuando hasta ese momento sólo había dado explicaciones para justificar su aparición en los archivos filtrados del estudio jurídico panameño que dio lugar a una de las noticias del año.

El investigador respondió con un rotundo "no" al interrogante del entrevistador e inmediatamente argumentó que por aplicación del descreímiento metódico y técnico de la aplicación de la buena praxis periodística no le creía al Presidente que sólo aparecía en los registros de una firma offshore sin tener nada que ver con ella y, sobre todo, en las posibles maniobras clandestinas que se pueden hacer con empresa radicada en un paraíso fiscal.

La contundencia de la respuesta de Alconada Mon demuestra que en un contexto tan tenso y con cruces de presiones políticas y con intereses económicos cruzados el periodista "vive en un frasco" para no contaminarse y cumplir con su tarea, tal como lo dice al inicio de la charla con Fantino.

Macri da la vida por ganar la confianza, la otra cara de la duda, para afianzar su poder político. Y Alconada usa la duda que permite dilucidar y descubrir lo oculto. Es decir, el periodista es la contracara del poder constituido. Por eso es importante que aparezca en la escena pública la interpretación del papel del comunicador que, a fuerza de desconfiar, se transforma en un factor contrapoder. 

Es decir, la duda colectiva es un maltrago para Macri, que busca permanentemente ganar la confianza para sostener su imagen pulcra y selectiva que lo llevó a la presidencia. En cambio, Alconada, que trabaja en el diario La Nación -un medio que parece afín a Macri-, utiliza la duda personal para desentrañar los hechos opacados, como puede ser un registro de una empresa offshore, y esa duda metódica le permite a él y al medio para el que trabaja ganar en credibilidad, o sea en confianza pública.  

En este contexto es relevante lo que dice el fiscal que lo acusa a Macri de omisión maliciosa porque se nota también la aplicación de la duda, pero en este caso para resguardar a las instituciones ejerciendo el criterio republicano por el cual deberíamos regirnos con más frecuencia.

El fiscal Federico Delgado dijo sobre Macri: “No se nos escapa que ya hubo aclaraciones públicas sobre ello pero, aún así, el trabajo judicial es determinarlo (…) las múltiples caras de la fase financiera de la relación social capitalista; en particular, el uso instrumental de figuras societarias para eludir impuestos o lavar dinero proveniente de actividades ilícitas”.