Desconcierto, un síntoma del panorama político que afecta a todos y todas
En un escenario plagado de dudas, la sociedad se enfrenta a las urnas en un año donde se define el futuro de las comunas, la provincia y el país. Tomamos las voces de diferentes analistas para aproximar respuestas.
“Hay una población enojada, desconectada de los acontecimientos políticos", dice el analista Guillermo D'Ángelo. Foto: freepik.es
Desconcierto, escepticismo y hasta enojo son algunas de las sensaciones y emociones que parece sentir el electorado a la hora de enfrentar el momento de emitir el voto. Este año está plagado de elecciones y, en Mendoza, el calendario comenzó con las PASO departamentales de las siete comunas que decidieron adelantar sus elecciones. Qué esperar en un escenario tan difuso y en el marco de una crisis económica que pega duro en una amplia franja de la población que tiene sus ingresos pesificados, es toda una incógnita.
“Percibo una suerte de caos en la clase dirigente, que no sabe cómo va a resolver el problema. Porque acá, el tema no es ganar las elecciones, sino qué se va a hacer al día siguiente, cómo se va a garantizar la gobernabilidad. Esto significa: ser capaces de llevar adelante un programa de gobierno y poder ejecutarlo”, dice Alberto Isuani, consultor político y exdocente de la UNCUYO, quien habló en Radio U sobre el panorama que observa para estos comicios.
Isuani, incluso, arriesga una frase más desafiante y sostiene: “Creo que el problema no es de candidatos”. Para el analista, hoy, el mayor desafío es “cómo construir una fuerza política con la suficiente capacidad para sacar al país de una crisis”.
Ahora bien, quiénes pueden reunir esas cualidades tampoco está muy claro y el irritante internismo se ha ido expandiendo entre todas las fuerzas políticas, generando cataratas de títulos que, en síntesis, son acusaciones, repartos de culpas y agresiones.
Guillermo D’Angelo es sociólogo, trabaja en el análisis de datos y está cerca de los números calientes que a diario consultan las y los políticos. Le preguntamos cómo observa este escenario de desilusión social con la clase dirigente.
“Estamos viviendo en un contexto de alta inflación, donde la mayoría de la población ha debido restringirse en sus gastos y esto genera un malhumor muy grande respecto a la dirigencia política, puntualmente hacia la figura del presidente Fernández. Un aspecto a destacar es que la mayoría de los mendocinos no reconoce a otros actores sociales como culpables de esta situación o a episodios internacionales (como el conflicto bélico en Ucrania). En simultáneo, también recibe críticas el gobierno de Suarez, al cual se le objeta un estancamiento importante en materia económica y los bajos salarios del sector público (principalmente en materia de educación y salud)”, comentó el sociólogo a Unidiversidad.
“Por lo tanto, al existir dos oficialismos de diferente signo político (situación que se da en pocas provincias del país) y que no responden a las demandas de una parte de la sociedad, emergen figuras como la de Javier Milei, que tiene como principal ventaja ser ‘nuevo’ o no haber gobernado nunca hasta el momento, pero que genera dudas por estar muy solo o por su personalidad”, completa D’Angelo, quien introduce el nombre de la persona que se señala como gran catalizadora del denominado “voto bronca”.
Ok, fenómeno
Enrique Bollati es otro consultor político que ha trabajado durante muchos años para diferentes fuerzas políticas de Mendoza y esta semana también pasó por el aire de Radio U. El analista repasó una anécdota que, de alguna manera, sirve para entender el “fenómeno Milei”.
Bollati recordó los resultados de los sondeos de opinión que tenía en sus manos rumbo a las elecciones de 1999, cuando se podía llegar a percibir el caldo de cultivo para lo que sería la trágica crisis de 2001.
“En los años previos al 2001, le preguntábamos a la gente cuáles le parecían las personas para cambiar la situación, nos decían Graciela Fernández Meijide y Carlos Balter. Eran personas muy diferentes. Eso nos llamaba la atención y nos pusimos a hacer entrevistas. Entonces, encontramos que, para la gente, tanto Fernández Meijide como Balter, tenían la motosierra más grande. Lo que quería la gente era motosierra, querían salir y que cortaran cabezas. O sea, no tenían ninguna expectativa, no creían que nada pudiera ser mejor. No creían que con la política se pudiera mejorar, por eso pedían motosierra”, relató el también sociólogo.
Para Bollati, esa fue la punta del ovillo para lo que después se transformó en el poco feliz “que se vayan todos” y en el “descreimiento absoluto en la política”. Según el consultor, “lo que vamos a ver en este momento es algo parecido, van a votar a Milei. No están de acuerdo con que se aumente la edad jubilatoria, no están de acuerdo con que se dolarice, no están de acuerdo con que la educación sea privada, pero lo van a votar”.
Volviendo a D’Angelo, sumamos otra arista que puede llegar a generar la apatía y el desconcierto. “Hay una población enojada, desconectada de los acontecimientos políticos, ‘que vive su vida’ y que puede no ir a votar o votar a fuerzas minoritarias (sobre todo en PASO) como forma de protesta contra los gobiernos actuales. También existe la posibilidad del voto en blanco como ocurrió con un grupo importante (cercano al 10%) en las legislativas del 2021”, dijo en analista.
Para la RAE, el desconcierto es un “estado de confusión o desorientación en que queda una persona a causa de algo inesperado o sorprendente”. No lo sabemos, pera tal vez suceda algo inesperado o sorprendente cuando se empiecen a conocer los resultados de mayor peso a nivel nacional. En este marco de coyuntura, no pareciera haber posibilidades para salir del desconcierto sobre el que tanto se indaga.
Diálogo, una opción con poco márketing
Eduardo Fidanza, fundador y director de Poliarquía, es un reconocido analista político. Hace pocos días pasó por el programa Brotes Verdes, de C5N. Ante la consulta sobre cómo puede la dirigencia para captar el “humor político” de este momento, el consultor dio una interesante respuesta, ya que buscó dar su visión sobre cuál es la lógica que debería darse entre la clase dirigente para encontrar un rumbo, un horizonte posible.
“La democracia es una forma de conversación -dice Fidanza- y en toda conversación verdadera tiene que haber escucha. Yo creo que la lógica de la democracia, de la conversación y la escucha se convirtió en una lógica del poder. El poder no dialoga, no dialoga y no escucha. Fijate los infinitivos: incendiar, demoler, dinamitar”.
???? ¿Por qué, pese a la crisis, los políticos siguen en un cumple? Responde Eduardo Fidanza, director de Poliarquía, en #BrotesVerdes.
Nos vemos el lunes que viene por @C5N. pic.twitter.com/zQdPDByfMl— Alejandro Bercovich (@aleberco)
“Cuando políticos democráticos y los antisistemas usan estos infinitivos, no hay conversación y no hay escucha. Hay prepotencia y hay una especie de envilecimiento de la lucha por el poder. Entonces, en un momento, tiene una lógica propia y, al empezar el día, la pregunta es cómo doblego a mi adversario de la interna o fuera de la interna. En este marco, las preocupaciones de la sociedad pasan a un segundo lugar”, explicó Fidanza.
Entonces, queda en el aire una pregunta: ¿en qué momento las preocupaciones de la sociedad pasarán al primer lugar?
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