Del Alto Perú colonial al bicentenario neocolonial

El autor es sociólogo aymara con maestría en Flacso (Ecuador) y doctorado por la UNAM.

Del Alto Perú colonial al bicentenario neocolonial

El Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) continúa en la defensa de sus territorios ancestrales. Foto tomada de puebloindio.blogspot.com.

Sociedad

#12 - Bitácora de la Independencia

Edición U

Pablo Mamani Ramírez

Publicado el 04 DE JULIO DE 2016

Alto Perú y Bajo Perú son nombres y construcciones históricas absolutamente coloniales. Ahí las Audiencias de Charcas y la de Buenos Aires han jugado el rol de ser las expresiones jurídicas, eclesiásticas y administrativas de ese hecho. Nótese que el nombre de Charcas es el de un pueblo precolonial que hoy habita la actual región de Potosí y Chuquisaca, afiliado al Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamq). Este es el primer acto de expropiación del nombre de un pueblo para usos de la administración y opresión colonial.

Y la tan mentada lucha antiespañola, a su vez, fue para aplastar a los pueblos Kollas aymara-quechua-urus y otros que habitan estos territorios hasta el día de hoy. Hay que recordar al Comandante de la guerrilla de la republiqueta de Apopaya, Manuel Chinchilla, quien luchó en los peores momentos de la lucha “independentista” y que luego fue cruelmente asesinado por José Miguel Lanza, enviado por las Provincias Unidas.

Lanza actuaba para cuidar las espaldas de la naciente república de Argentina fundada en 1810, aunque el pretexto, se dijo, era para ayudar a la liberación de Alto Perú del dominio español. El objetivo máximo, sin embargo, fue que Alto Perú no se uniera con Bajo Perú por su cercanía cultural e histórica. Lanza, según Charles Arnade, actuaba de este modo por el solo hecho de arrebatar la Comandancia de esta republiqueta para luego apropiarse de ella y, tal vez, obedecer los mandatos del gobierno de Buenos Aires de anexar Alto Perú a la reciente república “independiente” de Argentina.

El ejemplo de las tres expediciones de los ejércitos de Buenos Aires en Alto Perú, en el territorio del Qullasuyu, fue un desastre dado que terminaron incluso robando dinero de la Casa de la Moneda de Potosí, aunque dicha casa de moneda no pertenecía a los pueblos kollas sino a los propios españoles, lo cual creó grandes recelos sobre lo que significaba la ayuda de Buenos Aires en estas tierras.

Por lo que la “independencia” del Alto Perú fue para continuar con la dominación y explotación de los pueblos originarios de esta parte del mundo, pues, los doctores de “dos caras”: Casimiro Olañeta, Manuel Orcullo y Mariano Calvo fundaron un país, Bolivia, a espaldas de los pueblos Kollas para usufructuar del poder incluso de mejor modo que los propios españoles.

En este sentido, Bolivia se funda como un país en contra de sus propios pueblos. El mayor ejemplo: incluso admitiendo que Lanza haya sido uno de los dos comandantes guerrilleros que ha estado presente en la fundación de Bolivia, todo el resto de los diputados constituyentes fueron los doctores de dos caras. De los 102 comandantes guerrilleros de las republiquetas, solo dos han participado de la Asamblea Constituyente de 1825 en la que se declaró formalmente la independencia de Bolivia. Esto, frente a la Audiencia de Lima y las Provincias Unidas o Buenos Aires. Este es un dato real que nos permite decir que Bolivia es una construcción a espaldas y en contra de los pueblos que anteriormente componían el Estado del Tawantinsuyo (Estado de cuatro regiones) gobernados por los inkas.

Y, por supuesto, con ello no estoy diciendo que los inkas eran mejores gobiernos en estas tierras, fundamentalmente los últimos inkas, aunque los primeros salieron desde la región del Qullasuyu para fundar dicho Estado en el actual Cusco. Es en este sentido que la “independencia” fue la dependencia y opresión de la lucha de los pueblos Charcas-Kollas que hasta el día de hoy siguen viviendo en estado de dominación y explotación por grupo de criollos y mestizos que son dueños de este inmenso país, con ricas culturas y riquezas materiales de mucha importancia estratégica y política.

¿No ha cambiado nada para estos pueblos hoy? Sí, hay cambios, pero no son estructurales, es decir, no existe el autogobierno nacional de los pueblos originarios de estas tierras.

Entonces los bicentenarios de los Estados son estafas históricas porque no fue para la real liberación de los pueblos oprimidos en lo interno y la explotación en lo externo por los capitales económicos transnacionales. Y ello fundado en el racismo y el neocolonialismo que niegan los grandes deseos de plena libertad de los pueblos indios, que son hoy como ayer los Kollas aymaras-quechuas-urus.