¿Debe sostenerse el uso de barbijos pospandemia?
Especialistas explicaron que el uso de tapabocas debería sostenerse en espacios cerrados o para las poblaciones vulnerables en épocas de circulación de virus respiratorios, ya que hay evidencia suficiente para sostener que se transmiten por el aire.
Unidiversidad / Fuente: Télam
Publicado el 26 DE AGOSTO DE 2021
El investigador español José Luis Jiménez aseguró que el uso de barbijo debería sostenerse en situaciones de riesgo, como en espacios cerrados o para las poblaciones vulnerables en épocas de circulación de virus respiratorios, aun cuando pase la pandemia de coronavirus, ya que hay evidencia para considerar que se transmiten por el aire.
La conclusión acerca de que la mayoría de los virus respiratorios se transmiten principalmente por el aire –es decir que la fuente de contagio más importante es probablemente a través de los pequeños aerosoles que emitimos al respirar o hablar– es el eje del trabajo científico publicado hoy por Jiménez y otros investigadores en la prestigiosa reviste "Science".
Profesor de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, y referente mundial sobre transmisión por aerosoles del SARS-CoV-2, Jiménez fue uno de los científicos que más evidencia aportaron para que se comprendiera que la principal forma de contagio de la COVID-19 es por aire y no por las gotas grandes que las personas emiten al estornudar o toser. Esta diferencia, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) demoró casi un año en reconocer, impidió por varios meses entender la importancia de ventilar los espacios cerrados para evitar que se acumulen los aerosoles emitidos por una persona infectada y que, aun sosteniendo distancia de otras, al quedar suspendidas en el ambiente, podrían ingresar por las vías respiratorias y provocar el contagio.
También es clave para comprender la utilidad en la prevención del uso de barbijos (o mascarillas) con buen ajuste que filtren tanto el aire que se emite como el que se inhala.
Por otra parte, Jiménez describió los aportes del artículo publicado en Science y evaluó el impacto de esta evidencia hacia el comportamiento futuro, más allá de la COVID-19: "Lo que hemos aprendido con el SARS-CoV-2, que ya sabemos que va por el aire, en realidad es aplicable a las demás enfermedades respiratorias, como la gripe. La razón por la cual no nos lo han dicho antes es la misma que ha llevado a que se tarde tanto en aceptar la transmisión por aerosoles de la COVID-19 y es simplemente que estaba este dogma de que los virus se transmitían a través de las gotas grandes".
"La diferencia entre las gotas grandes y las chicas es que las primeras caen al suelo luego de hacer una trayectoria, mientras que las segundas se mantienen suspendidas en el aire. Esto hace que en un ambiente cerrado y mal ventilado, aunque una persona esté lejos de la fuente emisora de un virus, se pueda infectar por tan solo respirar porque el virus puede acumularse en el ambiente", continuó el investigador. El referente sobre transmisión por aerosoles del SARS-CoV-2 resaltó: "Por supuesto que, si además alguien está cerca de la persona infectada, su posibilidad de contagiarse es mayor porque los aerosoles están mucho más concentrados en la proximidad de la fuente de emisión".
"Se ha demostrado que los barbijos, con buen material y ajuste, reducen el riesgo de inhalar virus, de ahí la importancia de utilizarlos, sobre todo en espacios cerrados, pero también al aire libre cuando no se respeta la distancia", enfatizó José Luis Jiménez.
"Lo que estamos diciendo con este paper es que tenemos suficiente evidencia para considerar que todas las enfermedades respiratorias se transmiten igual y que es el mismo dogma que ha causado un año de retraso en la COVID-19 el que ha generado esta falta de información", explicó el especialista. El investigador español opinó sobre las medidas que apuntan a dejar de usar mascarillas en espacios abiertos: "Es una medida peligrosa si no se tiene dimensión de que los aerosoles tienen mucha concentración en proximidad de la fuente emisora, como decíamos antes. Eso significa que si uno va por la calle sin barbijo, se encuentra con alguien y se pone a hablar, y no sostiene la distancia, aunque esté al aire libre, es riesgoso".
En principio, la medida correcta técnicamente es llevar la mascarilla cuando no hay distancia, sobre todo al hablar, y quitársela cuando hay distancia, pero, en la práctica, parece que eso es demasiado complicado para la población. Sin embargo, Jiménez alertó que dejar de usar tapabocas "con la aparición de nuevas variantes más transmisibles" es una invitación "a generar y multiplicar contagios".
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