De la oscuridad del clóset a la pantalla grande: identificarse en el cine habilita a “ser quienes somos”

Las películas superan la censura y la represión y se alzan como posibilidad de que las diversidades sexogenéricas se vean identificadas. La palabra de Cer0, periodista y cinéfilx. Con motivo del día del orgullo, la Nave UNCUYO será sede de un ciclo de cine LGBTQ+.

De la oscuridad del clóset a la pantalla grande: identificarse en el cine habilita a "ser quienes somos"

La posibilidad de encontrarse en la pantalla habilita a "ser quienes somos". Fotograma de "Ma vie en rose". www.tratenor.es

Sociedad

Sexo, género y diversidad

Unidiversidad

Julia López

Publicado el 27 DE JUNIO DE 2024

El Graba Festival y el grupo creador del podcast Monsters del clóset presentan un ciclo de cine LGBTIQ+ como parte de las acciones por el Mes del Orgullo. Desde este 27 de junio, y durante cinco jueves, la sala azul de la Nave UNCUYO proyectará una película atravesada por temáticas de visibilidad trans. En una industria dominada por varones heterosexuales que hablan por y para ellos, la propuesta busca darles a las diversidades sexogenéricas la posibilidad de identificarse con personajes e historias en la pantalla grande. En tiempos de avanzada sobre los derechos, también avanza la resistencia de los colectivos perjudicados.

El orgullo es la respuesta política a la represión que históricamente han sufrido lesbianas, gays, trans, queers y otras identidades sexogenéricas. El cine queer les da la posibilidad de encontrar con quién identificarse. "Al ver que hay otras formas de vivir y sentir, podemos empezar a ser quienes somos", afirma Cer0, creador de los podcasts, periodista y queer. El ciclo está organizado por el Festival Audiovisual Graba, la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo Mendoza y los podcasts ObseCine, Monsters del clóset y Queer Cine, y el apoyo de la Dirección de Género y Diversidad de la provincia, la Dirección de Género y Diversidad de la UNCUYO y el Idegem

“Conmigo podés usar los pronombres que quieras”, introduce, y explica que queer es una forma de identificarse sin tener que encasillar todo a una sola categoría. Es una identidad en permanente construcción y va mutando: desde la forma de vestirse hasta los pronombres que usan. Lo que está claro es que rompen con la heteronorma y, junto con su identidad, asumen el compromiso con la lucha por la igualdad de derechos. “Me vivo como queer porque todo lo que veo en el mundo lo observo con ojos queer, nada es definitivo y exacto. Lo cuestiono todo y me quedo con lo que me hace bien”. 

Al principio, en realidad, la palabra "queer" era un insulto en países angloparlantes: puede traducirse como “marica” o “rarito” y se usaba de manera peyorativa. La sociedad conservadora intenta condenar a la vergüenza a quienes se salen de los márgenes de lo moralmente permitido y, como siempre, la respuesta de la comunidad LGBTQ+ es la resignificación: “Ser queer hoy es otra forma de enseñar lo que es el orgullo”, puntualizó lx entrevistadx. Otra forma es visibilizar estas identidades en el cine, con historias a lo grande.

Las personas heteronormadas siempre se encontraron en las pantallas. Estereotipos más o estereotipos menos, parte de ser varón o mujer y heterosexual es tener historias con las cuales referenciarse. Sin embargo, el colectivo LGBTIQ+ también encuentra en el cine un punto de fuga para combatir la invisibilización y la represión, para salir del clóset. Es que el arte, en cualquiera de sus formas, siempre busca formas creativas de exponer problemáticas sociales, incomodidades individuales, inquietudes colectivas.

El arte es un claro ejemplo de cómo los sentimientos pueden ser universales. Tal vez no me gusten la música clásica, las esculturas renacentistas o una película rusa, pero definitivamente puedo empatizar con la pasión que llevó a crear esas obras, con lo que sienten sus artistas y lo que puedo encontrar en mí al observarlas. Si hay algo curioso, mas no absoluto, es que las personas que se permiten la deconstrucción, abrir sus mentes y ver con perspectiva, ejercitan la creatividad”, reflexiona Cer0.

En la historia del cine, explica lx periodista, ha habido distintos intentos de reflejar disidencias. Hubo protagónicos que tuvieron que enfrentar censura, como aquellas prohibidas o alteradas por el Código Hays, que establecía los límites de lo moralmente aceptable en las producciones. Pero también hubo otras que sortearon la represión mediante subtextos implícitos (queercoding) dejados a la libre interpretación, como Rebecca o La soga, de Hitchcock.

Cuando los 70 pusieron fin a la era silenciosa, llegaron a salas no tan comerciales grandes íconos LGBTIQ+, como The Rocky horror picture show, Cabaret o The boys in the band, que dejarían el terreno preparado para el surgimiento de referentes como John Waters primero o Pedro Almodóvar después. Cer0 se entusiasma con la explicación: “Respiro cine y hago catarsis en forma de podcast”, describe de sí en sus redes sociales.

The Rocky horror picture show. Imagen: IMDB

Lo cierto es que recién hacia fines de los 80 comenzó un movimiento abiertamente gay en la pantalla grande: el queer cinema. Estuvo encabezado por cineastas que lograron dirigir guiones con perspectiva homosexual y, con el tiempo, se pudo extender al resto de las voces de las identidades que se mencionan en las siglas “LGBTIQ+”, en especial el “+”.

Hollywood, por su parte, todavía quiere aprender cómo llevar estas historias a las grandes masas, pero se queda en el intento, afirma Cer0. ¿Un ejemplo? Secreto en la montaña. La realidad es que el gigante occidental de la industria del cine no termina de entenderlo de manera acabada. “Aún aparecen estrenos de películas con personajes en el clóset, con finales trágicos, interpretados por caras famosas que, si bien pueden ser aliadas, no son parte del colectivo queer”, repasa.

Y es que pensar en la participación LGBTIQ+ no es un capricho ni significa que un filme tenga que ser necesariamente realizado por y para personas queer. El objetivo no es “tolerar” o “tener en cuenta” la diversidad, sino naturalizarla. Muchas veces se nota la “inclusión forzada”, analizó el especialista, “porque no saben cómo meter en lo que consumimos ingredientes que siempre debimos tener en el plato”. La diferencia está en si las personas detrás de esas producciones realmente entienden cómo y por qué contar estas historias.

Un ciclo de cine queer parece ir a contramano en estos tiempos de negación de la desigualdad de género y de avanzada sobre los feminismos y las identidades LGBTIQ+, pero “va de la mano de millones de personas que nos resistimos a la violencia y la injusticia”, reafirmó.

Programación del ciclo de cine LGBTIQ+

  • 27 de junio a las 20: Tomboy (2011). Dirección: Céline Sciamma. Clasificación: SAM 13;
  • 4 de julio a las 20: Ma vie en rose (1997). Dirección: Alain Berliner. Clasificación: ATP;
  • 11 de julio a las 20:30: 20.000 especies de abejas (2023). Dirección: Estibaliz Urresola Solaguren. Clasificación: ATP;
  • 18 de julio a las 20:30: Just Charlie (2017). Dirección: Rebekah Fortune. Clasificación: SAM16;
  • 25 de julio a las 20: Romeos (2011). Dirección: Sabine Bernardi. Clasificación: SAM16.

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