Daniel Korinfeld: “Este es un tiempo de la desconfianza”
El psicoanalista dijo que este rasgo de época menoscaba la vida personal y comunitaria. Lo expresó durante el conversatorio sobre salud mental y problemáticas socioeducativas que se realizó en la UNCUYO. La importancia de escuchar y acompañar al estudiantado.
“Uno se enferma en sociedad, en grupo, pero también tiene la posibilidad de mejorar en grupo", dijo el profesional. Foto: captura de imagen UBA
Cada época guarda una correlación directa con las problemáticas de salud mental de ese momento, y la actual no es la excepción. Daniel Korinfeld, psicoanalista y consultor de Unicef Argentina en situaciones de autolesiones y suicidio de adolescentes, dijo que este es el tiempo de la desconfianza, de pensar siempre lo peor de la otra persona. Aseguró que ese rasgo distintivo menoscaba la vida personal y comunitaria.
Korinfeld, que es profesor de la maestría y el doctorado en Salud Mental Comunitaria de la Universidad Nacional de Lanús, (UNLa), fue el expositor central del conversatorio sobre salud mental y problemáticas socioeducativas que se realizó en la UNCUYO. Aunque estaba prevista su presencia, no pudo llegar por las cancelaciones de vuelos, de modo que la charla se produjo a la distancia: él, desde Buenos Aires, y un auditorio colmado en la Facultad de Filosofía y Letras, escuchándolo en Mendoza.
Justamente, esa contrariedad, y en especial la forma de resolverla con una conversación a la distancia, fue otra de las características de este tiempo que incluyó el psicoanalista en su descripción. Dijo que la velocidad con la que se producen los avances tecnológicos, así como el enorme cúmulo de información disponible, son factores que dificultan que los seres humanos puedan procesarlos con la misma rapidez.
El psicoanalista dijo que la conversación es un elemento muy potente de acompañamiento del estudiantado. Foto: Prensa UNCUYO
Más casos, más visibilidad
La temática y el lugar del conservatorio no fueron casuales. Las palabras de la vicedecana de Filosofía y Letras, Viviana Ceverino, dejaron en claro esa pertinencia. Dijo que ven con preocupación el crecimiento de las problemáticas de salud mental y el impacto que tienen en la vida educativa. Y aseguró que, en tiempos de interpelación a la educación pública, el aporte de estas instituciones es generar espacios para poner en tensión estos temas complejos que exceden a la vida universitaria, repensar situaciones y abordajes con la intención de acompañar al estudiantado.
Korinfeld comenzó la conversación planteando que, efectivamente, existe un aumento de casos, pero dijo que, al mismo tiempo, existe una mayor visibilidad sobre una temática que durante muchos años se cubrió de silencio. Explicó que el aspecto negativo de esta realidad es el sufrimiento de un ser humano, pero que la buena noticia es que pide ayuda y que, particularmente entre adolescentes y jóvenes, las instituciones educativas pueden ser el lugar de escucha y contención.
“Uno se enferma en sociedad, en grupo, pero también tiene la posibilidad de mejorar en grupo, de ser acompañado. Hay un llamado a involucrarnos, a escuchar, porque creo que ahí hay una primera respuesta para enfrentar la crueldad que esta época trae”, expresó el profesional.
Profesionales y autoridades de la UNCUYO comentaron las acciones que llevan adelante para acompañar al estudiantado. Foto: Prensa UNCUYO
La vida personal y la época
El psicoanalista planteó un primer aspecto que consideró básico para abordar estas problemáticas: relacionar la vida personal con el tiempo presente. Dijo que tanto la historia de vida como los rasgos de época imprimen condicionantes que no se pueden dejar de leer, que ayudan a crear un escenario imprescindible para pensar respuestas y abordajes.
En ese escenario a construir para entender la problemática, comentó, es necesario incluir un elemento clave: la pandemia. Dijo que esa circunstancia intensificó y sacó a la superficie procesos que estaban ocultos, caracterizados por sentimientos de amenaza, incertidumbre, miedo, desesperanza y desánimo, que son el reverso de algo vital, que tracciona, que entusiasma, que impulsa la vida de los seres humanos.
El profesor fue a contramano de la idea de que la pandemia ya pasó. Afirmó que esa situación tuvo un impacto en la vida personal y grupal que fue extremo, por lo que consideró necesario trabajar esa experiencia y analizar qué lectura se hace de ese proceso.
Fue en ese punto cuando planteó el que consideró un rasgo central de esta época. “Ese proceso intensificó la desesperanza y la desconfianza. Creo que este es un tiempo de desconfianza, parece que el rasgo de hoy es pensar mal del otro, siempre hay que suponer lo peor de los demás. Esto no es gratuito: la desesperanza y la desconfianza están haciendo mella en la vida comunitaria y personal”, expresó.
Esta situación —continúo el profesional— está inmersa en un contexto de transformaciones tecnológicas que se desarrollan a una velocidad tal que exceden la capacidad de procesamiento y, sobre todo, de reflexión del ser humano. Consideró que ese es otro aspecto disruptivo de la época.
Sumó uno más: el desgaste de la palabra para resolver conflictos. Comentó que existe una especie de régimen de afectación de la verdad, una imposibilidad de sostener ciertas referencias y fundamentaciones de lo que se dice.
Escucha y acompañamiento
En el conversatorio participaron profesionales y autoridades de la UNCUYO, con la rectora Ester Sanchez a la cabeza, que comentaron las líneas de acción que lleva adelante la institución para acompañar al estudiantado en estas problemáticas específicas. Korinfeld destacó la importancia que adquiere en esta etapa la palabra "acompañar", teniendo en cuenta que se termina un tiempo, el de la escuela media, y comienza otro, el de la educación superior, que suele estar pleno de temores, de contradicciones, en el que se mezclan momentos de disfrute, pero también de ansiedad, de sufrimiento, que son parte de la vida subjetiva en sociedad.
Más allá de estas características específicas del mundo juvenil, Korinfeld propuso repensar la idea de circunscribir las problemáticas de salud mental a un grupo en particular, en este caso, adolescentes y jóvenes. Explicó que, si bien guardan rasgos comunes relacionados con su edad, no existen acciones o construcciones de ese grupo que no se realicen con relación a los adultos que los circundan.
El profesional también destacó la importancia de incluir las subjetividades en este análisis. “Esta es una época muy proclive a hacer protocolos, y eso está bien, pero no incluye la individualidad. Por eso hay que respetar cada situación, cada comunidad, porque, por ejemplo, no es lo mismo la Facultad de Ingeniería que la de Ciencias Agrarias. Hay que hablar en forma colectiva”, expresó.
Korinfeld planteó que el aspecto central es la escucha, más allá de las derivaciones en caso de ser necesarias. “El mundo de las interrelaciones es opuesto a cómo va el mundo hoy, que es que cada uno se salve como puede. Entonces, hay que hacer ese trabajo, construir ese lazo interinstitucional y repensar lo que venimos haciendo. La conversación es un elemento muy potente. No se trata de una escucha individual, sino de una especie de capilaridad que permita acompañar en estas situaciones”.
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