Fue un discurso extenso, como acostumbra la Presidenta. Y como es su estilo, su alocución para abrir las sesiones ordinarias del Congreso (cuando se empiezan a tratar los proyectos de ley de todos los bloques, es decir, comienza el año legislativo) tuvo fuertes pronunciamientos políticos durante las dos horas y casi 50 minutos que duró. Sus primeras palabras apuntaron al modelo económico instaurado por el kirchnerismo en 2003, cuando Néstor Kirchner asumió como presidente, y continuado por Cristina Fernández desde 2007. Para eso se valió de números e informes emitidos por el Banco Mundial y por la Unesco que son positivos para el país.

En ese contexto, la Presidenta hizo un pedido explícito al empresariado, vinculado estrictamente con la inflación: “Le pedimos a los empresarios que valoren el esfuerzo que hemos hecho en estos 10 años. De los 12 bloques de bienes que se miden, todos menos el automotriz tienen la misma capacidad instalada que en diciembre de 2012, por lo que no hay justificación posible para los aumentos deliberados que saquean los bolsillos de todos los argentinos", subrayó Cristina Fernández, mientras los aplausos de los militantes que seguían el discurso desde las afueras del Congreso explotaban. “En la agenda legislativa de este año vamos a tener que abocarnos a sancionar instrumentos que defiendan de una buena vez a los usuarios y los consumidores”, advirtió a legisladores y legisladoras que colmaron el recinto.

El conflicto salarial del sector docente de muchas provincias argentinas también fue uno de los ejes de su discurso y, para este asunto, Cristina tuvo duros posicionamientos. “No puede ser que sea un parto todos los años el inicio de las clases", lanzó. En ese contexto, siguió: "Hemos incluido el tema del presentismo, sé que a los compañeros docentes les genera urticaria pero si hemos transferido a la Educación el 6 por ciento del PBI, creado nueve universidades nacionales nuevas, distribuido netbooks y aplicado aumentos del 1.163 por ciento en los salarios docentes, entonces es justo pedir que los chicos tengan un mismo maestro todo el año para que no se interrumpa el proceso de aprendizaje, y porque además es injusto que el educador que va todo el año cobre lo mismo que el que va cada muerte de obispo", dijo.

Sobre las protestas sociales, la Presidenta también hizo una propuesta que despertó sorpresa entre propios y ajenos. “Creo que todo el mundo tiene derecho a protestar, pero no cortando las calles e impidiendo que la gente vaya a trabajar. Tenemos que legislar sobre la convivencia urbana”, dijo Cristina. Y siguió: “No puede ser que 10 personas corten una calle y no pase nada. Tenemos que organizarnos como sociedad porque hay derecho a la protesta, pero tenemos que respetar a los demás ciudadanos. Hay que lograr entre todas las fuerzas, aunque no estemos de acuerdo con YPF, con la economía, aunque no estemos de acuerdo con nada, pongámonos de acuerdo en el respeto a los demás ciudadanos. No les pido otra cosa”. En ese sentido, contó que había tenido una comunicación con el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri (PRO), por un predio tomado en el barrio porteño de Villa Lugano. “Me llamó él y coincidimos en que, si el fiscal hubiera estado en el momento indicado, eran 10 o 12 personas, y hubiera sido fácil el desalojo. Ahora hay mil personas con chicos... Necesitamos una Justicia ágil”, aseveró Cristina.

La Presidenta también se refirió a la energía y prometió el autoabestecimiento de todo el país. Recordó que en 2003 "teníamos el 54 por ciento de pobreza, 25 por ciento de desocupación, no había una sola fábrica abierta" y por eso se podía exportar. Es por ello que afirmó que con 200 mil empresas abiertas y un desempleo del 6,4 por ciento, entre otros datos, subió el consumo de energía domiciliario y solo se importa el 9,4 por ciento de la oferta total de energía”, expresó primero. "Con la recuperación de YPF vamos al autoabastecimiento definitivo de la República Argentina", se explayó.

Por último, llamó a la unidad de todos los argentinos. “Quiero rescatar la idea de la concertación, la idea que él (por Néstor Kirchner) tuvo de que los partidos populares, democráticos y nacionales pudieran unirse en las grandes empresas. Una defección debe ser la excepción y no la regla; al contrario, debemos estar más unidos que nunca los argentinos para poder seguir adelante", afirmó.

La crítica radical

Consultado por Edición UNCUYO, el vicepresidente del radicalismo local, Marcelino Iglesias, cuestionó el discurso de Cristina: “No tuvo la señora Fernández de Kirchner ni la valentía ni la honestidad intelectual de hacer un análisis de los últimos años, cuando cayeron las reservas del Banco Central, cuando no paramos de incrementar el déficit energético, cuando la infraestructura vial y ferroviaria siguen siendo asignaturas pendientes, cuando tuvo que instaurar el cepo cambiario, cuando perdimos ya más de 10 millones de cabezas de ganado vacuno, cuando obtuvimos el triste récord de obtener la cosecha de trigo más baja de los últimos 110 años, cuando inventaron todos los controles de precios habidos y por haber con notorio suceso de fracaso, cuando siguió cayendo la calidad educativa. Y todo eso se hizo mientras su gobierno aumentaba verticalmente los impuestos, mientras la inseguridad y el narcotráfico se enseñoreaban más allá de una simple “sensación”, y cuando la máquina de hacer pobres que es la inflación aumentaba sin cesar, aunque el manoseado y manipulado INDEC no lo registrara”.

Dos de los legisladores nacionales por el radicalismo mendocino, la senadora Laura Montero y el diputado Enrique Vaquié, también fueron críticos: “La primera mandataria no admite que se ha perdido una gran oportunidad y, en lugar de reconocer con humildad que hicieron un ajuste ortodoxo, siguen la línea de no salirse del relato, aunque eso le cueste ir en contra del modelo del cual tanto hablan. Tal vez la Presidente tendría que releer las versiones taquigráficas de cuando se trató la llamada expropiación de YPF, donde ellos decían claramente que la empresa valía 4500 millones de dólares, y a ese monto había que descontarle los juicios ambientales”, dijo Montero. “La Presidenta habla del apoyo que darán a los productores agropecuarios. ¿Los productores mendocinos recibirán algo? Ellos sufren heladas tardías, piedras, lluvias, pérdidas que afectan la competitividad y sufren solos”, agregó Vaquié.

La postura de la izquierda

El diputado nacional por Mendoza por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, Nicolás Del Caño, respondió los cuestionamientos que Cristina hizo a la izquierda por los cortes de ruta: "La Presidenta no solo continuó sino que profundizó el ataque que comenzó [el secretario de Seguridad Sergio] Berni el jueves contra nuestro partido, el PTS, y nuestra banca en el Congreso, pero lo más preocupante es que salió a defender un escandaloso fallo de la Justicia santacruceña que condena a petroleros de Las Heras a cadena perpetua sin prueba alguna, con testimonios obtenidos mediante torturas", denunció. Del Caño sostuvo que "el ataque el PTS y sus banderas rojas es totalmente consecuente con la política que lleva a cabo el Gobierno nacional y su ajuste al salario, tarifazos a los servicios públicos y criminalización de la protesta, una política bien de derecha".

La protesta a la que se refirieron el legislador y la Presidenta fue la semana pasada, cuando manifestantes cortaron la circulación en Panamericana y Ruta 197, a la altura de la localidad de Pacheco, en reclamo por la absolución de trabajadores petroleros de Las Heras (Santa Cruz), condenados por la muerte del policía Jorge Sayago durante una pueblada en 2006. La respuesta de las fuerzas de seguridad fue inmediata. La Gendarmería cargó contra los piqueteros para liberar la circulación de la autovía.