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26 DE DICIEMBRE DE 2024
Los vecinos de un barrio en Palmira ya no saben cómo llamar la atención por una dotación de agua potable y condiciones de vida mínima. Una infrahistoria de personas en riesgo permanente.
El bombero voluntario termina de apagar el incendio provocado por los vecinos palmirenses.
Las antiguas civilizaciones de este lado del planeta elevaban sus pedidos y sus agradecimientos a los dioses quemando imágenes u objetos que simbolizaban sus vivencias y sus deseos.
Unas 45 familias que viven en las antiguas edificaciones del ferrocarril en la ciudad de Palmira hicieron este ritual pero movidos por la bronca y la desesperación.
Es lo que se llama el barrio Colonia Tracción a metros del reconocido puente que cruza el río Mendoza y accede a la ciudad sanmartiniana de Palmira.
Una gruesa columna de humo renegrido hizo que llamara la atención de los demás vecinos palmirenses. Sobre el mediodía un equipo de bomberos voluntarios de la ciudad de San Martín estaba terminando apagar el incendio que los mismos pobladores hicieron en el fondo de esa barriada que tiene una extención de unos 300 metros de ambos lados de la calle en común.
En realidad se trata de un terreno del ferrocarril que al final de ese pasaje ancho y flanquedo por la viviendas de los reclamantes se encuentra un basural que lo produce un vecino que acumula materiales de deshecho sin importarle el perjucio que produce para el resto de la vecindad.
Uno de los afectados, Kevin que vive con su familia (esposa y dos hijos pequeños) en ese espacio se quejó por los efectos que la mugre produce en su pequeña casa que está invadida por los pericotes que se florean por el lugar como apropiadores del predio.
Kevin es un metalúrgico que se gana la vida haciendo rejas para que la gente se sienta más segura. Él y su mujer ahora tienen miedo de la represalia del vecino abusador y de la determinación del Estado ya que desde el Organismo Administrativo Local de la Dinaf le han advertido que si no mejoran las condiciones de salubridad le quitarán el cuidad de sus pequeños hijos para resguardarlos del riesgo contante de contaminación.
La humareda y el fuego no dejaban ver lo que se quemaba hasta que los bomberos lograron apagar el incendio se vio toda porquería acumulada entre caños e hierros retorcidos.
Pero sobre el fondo de esa escena se levanta una estructura metálica que sostiene a dos tanques que, según los vecinos construida por el ferrocarril para que se transformen en cisternas de agua potable para la barriada.
A causa de la barricada de deshechos, denuncian los reclamantes que no pueden acceder al caño principal de esos tanques y el otro problema es que no está claro quién podría dotarlos de agua para almacenarlas en esos tanques amarillos que parecen un mangrullo en el lugar devastado por la suciedad.
Sobre todo las mujeres del barrio estaban dispuestas a esta altura de hacer escuchar el reclamo por agua, limpieza y seguridad. Señalaron a la municipalidad de San Martín, primero y a Aysam, le empresa estatal proveedora de agua potable como las responsables de esta situación.
Qué dice el Estado
El intendente Jorge Giménez aceptó conocer el caso e inmediatamente miró hacia el Ferrocarril y después a la empresa de agua.
Giménez señaló que no puede meterse para limpiar el terreno que es del ferrocarril y que la responsabilidad de dar agua sana a esos vecinos es del Estado Provincial. Dijo haber hablado con el ex intendente de Rivadavia Gerardo Del Río que ahora es funcionario del EPAS, el ente regulador de la calidad del agua.
Mientras Richard Batagión el titular de Aysam fue tomando nota de la situación tras la consulta periodística y remarcó que estudiaría el caso para luego dar una respuesta.
Fin de la historia del día que puede quedar olvidada entre los archivos periodísticos, pero que registra la realidad de un rincón de Mendoza donde la gente como sus ancestros eligieron prender fuego para visibilizar su vulnerable convivencia en condiciones ínfimas.
Una mujer bombero antes de irse dijo a modo de reflexión: “queremos ayudarlos pero tienen miedo a la represalias y a la acción del gobierno que termine desalojándolos o quitándoles los niños por la forma en que viven, nosotros somos bomberos voluntarios nada más”.
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