Cuáles son las diferencias entre dolor de cabeza, cefalea y migraña, y cuándo consultar
La neuróloga y profesora de la UNCUYO Andrea Marengo explicó las diferencias entre estas dolencias. Dijo que se minimiza este problema, que, en los casos severos, es discapacitante.
Marengo explicó que es esencial la capacitación de profesionales para que conozcan los nuevos tratamientos. Foto: Peggy Marco/Pixabay
El 90 % de la población experimentó en algún momento de su vida un dolor de cabeza, que también se suele nombrar como cefalea o migraña, aunque los términos no son sinónimos ni tienen los mismos tratamientos. La neuróloga y profesora de la UNCUYO Andrea Verónica Marengo diferenció los conceptos y explicó cuándo es necesario hacer una consulta y cuándo acudir a la guardia, porque esperar podría poner en riesgo la vida o la calidad de vida de una persona.
Marengo dirigirá el Posgrado sobre Cefaleas, que comenzará en agosto en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO. Explicó que organizaron la especialización al advertir que existen profesionales que, por desinformación, piensan que esta afectación es normal y desconocen los tratamientos disponibles.
Esa minimización del problema –comentó la profesional– también se replica a nivel social. Dos síntomas de esa realidad son la automedicación, que complica los cuadros, y la falta de comprensión hacia las personas que padecen esta enfermedad, ya que, en sus formas más severas, es discapacitante. “Hay médicos que por una cuestión de mala información piensan que es normal y hoy, principalmente la migraña que es la cefalea más frecuente, está teniendo distintas chances de tratamiento”. Creo que hay una desinformación por desconocimiento, no tiene que ver con la gente que forma a los médicos, sino con que minimizamos algo que nos puede poner en peligro la vida o la calidad de vida”, dijo la neuróloga.
Dolor de cabeza, cefalea y migraña
¿Por qué duele la cabeza? Marengo tiró por tierra la aseveración que le repiten en el consultorio: “Me duele el cerebro". Explicó que el cerebro no duele, sino que lo hacen las estructuras sensibles al dolor, como la piel, los senos paranasales y las meninges.
La neuróloga diferenció términos que se utilizan como sinónimos, pero que no lo son. Cefalea –explicó– es igual al dolor de cabeza, tiene múltiples causas –más de 900–, que se dividen en secundarias y primarias. Las secundarias tienen un porqué, una causa que las desencadena, que puede ser una alteración visual, una crisis hipertensiva, un ayuno prolongado, un ejercicio extenuante, un tumor, un problema con el sodio, uno cardíaco o una hemorragia, entre otras. Las primarias, en cambio, son una enfermedad en sí misma, no tienen otras causas que las desencadenen y son la migraña, la cefalea atencional y las trigéminas autonómicas.
La profesional aclaró que las cefaleas secundarias son un síntoma porque tienen una enfermedad de base y, mientras no se atienda esa problemática, no cesarán. En cambio, las primarias son enfermedades en sí mismas, siendo la migraña la más frecuente, que afecta más a mujeres que a varones, especialmente las que están en edad fértil, lo que tiene relación con las hormonas.
La neuróloga Andrea Marengo dirigirá el posgrado de Cefalea, que se dictará en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO. Foto: gentileza Andrea Marengo
Una consulta a tiempo
Marengo dijo que el 90 % de la población experimentó un dolor de cabeza a lo largo de su vida por múltiples razones; entre ellas, fiebre, sinusitis o debido al viento zonda que afecta a la región de Cuyo. Por eso, la profesional explicó que existen “banderas rojas” frente a las cuales hay que consultar: personas que nunca tuvieron cefaleas y de repente empiezan a tenerlas, que se acompañan de náuseas, vómitos y trastornos visuales, deben acudir urgente a la guardia: no pueden esperar un turno para dentro de tres días, especialmente si son mayores de 50 años, inmunocomprometidas, pacientes oncológicos o con VIH.
En cuanto a si corresponde acudir a un profesional clínico o neurólogo, la médica explicó que depende de las características del dolor, por lo que es esencial hacer una primera consulta. “Por eso es importante dar a conocer esta información a los médicos generales, a los recién recibidos, a quienes trabajen en guardia, a los de familia, para que sepan cuándo deben derivar a un neurólogo”, comentó.
Marengo dijo que es importante hacer una consulta y seguir un tratamiento, teniendo en cuenta que la enfermedad afecta la calidad de vida de las personas, lo que no se comprende y se minimiza. “Una paciente con migraña tiene que dejar de trabajar una o dos veces a la semana y cuando llama el jefe le dice ¿otra vez con dolor de cabeza? y la empieza a maltratar como que está mañoseando, hay todo un tema ahí. En el caso de la migraña es muy discapacitante”, explicó.
Para romper con esa minimización, la neuróloga describió qué le pasa a una persona que sufre una crisis de migraña, que dura de 4 a 48 horas. Dijo que permanece en una habitación, no quiere escuchar a nadie, debe estar a oscuras porque la luz le molesta y a veces le produce más dolor, que en los casos severos el cuadro incluye náuseas o vómitos y que, una vez superada la crisis, queda extenuada.
Marengo explicó que los tratamientos no curan la enfermedad, pero brindan una mejor calidad de vida a las personas. Foto: freepik.es
Los nuevos tratamientos
La neuróloga señaló que existen diversos tratamientos disponibles que, si bien no curan la enfermedad, brindan una mejor calidad de vida al paciente. En primer lugar, existe un abanico de posibilidades con tratamientos por vía oral, que son preventivos en unos casos y que en otros ayudan a disminuir los episodios. Duran de tres a seis meses y hasta un año con antidepresivos, anticonvulsivos o betabloqueantes, que se seleccionan según el tipo de patología, porque, como todo fármaco, tienen efectos adversos.
Dentro de los tratamientos por vía oral, existen algunos específicos para las crisis agudas, con el objetivo de que puedan superarlas en el menor tiempo posible, que son los triptanes o Migrastop. También se utilizan los ergotamínicos, que son el Migral y el Tetralgin, que si se toman sin control, llevan a una cefalea por abuso de medicación.
La médica comentó que existen tratamientos nuevos que se realizan en Mendoza, como la colocación de bótox (toxina botulínica) para los casos de migraña y otras cefaleas. La sustancia se aplica cada tres meses con una pequeña aguja en 30 puntos de la cabeza, lo que ya mostró una mejoría del 70 %. Otro tratamiento se realiza a base de monoclonales, sustancia que se inyecta una vez por mes y reduce el dolor para los casos de cefaleas refractarias, que también mostró mejorías del 70 %. La profesional explicó que el problema es el costo, por lo que muchas personas no pueden acceder a él y las obras sociales no lo cubren.
En cuanto a los tratamientos de tipo alternativo, Marengo dijo que ayudan, y enumeró los que más se utilizan, por tener algún respaldo que demuestran su eficacia. El primero –comentó– es el "biofeedback" (a través de sensores, la persona monitorea en tiempo real diferentes parámetros fisiológicos, con el objetivo de alcanzar niveles de control), la acupuntura y terapias psicológicas.
La profesional planteó que, además de seguir un tratamiento, es esencial que las personas tengan una buena alimentación, rica en fibras, como la dieta mediterránea; que tengan una buena hidratación y que no realicen ayunos prolongados. Además, recordó que es importante el ejercicio físico y dormir bien.
Un problema mundial
La minimización de este problema de salud no se restringe a Argentina, sino que es global. Según el primer atlas mundial del dolor de cabeza, que publicó en 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 50 % de la población adulta entre 18 y 65 años sufrió algún tipo de dolor de cabeza por año. Además, determinó que, del total de personas afectadas, el 10 % padeció de migraña, un cuadro que, en algunos casos, puede estar asociado a náuseas o vómitos. El informe reveló también que una minoría de personas afectadas accedió a un diagnóstico profesional, lo que llevó a otro dato: que la mitad se automedica, lo que a su vez puede provocar dolor por abuso de medicamentos.
Marengo explicó que un estudio nacional publicado 0n 2018 mostró que la cantidad de población que padece migraña (el 9,8 %) se acerca a las cifras mundiales (el 12 %). De todas formas, aclaró que no existe un estudio pormenorizado que divida la cantidad de gente que está afectada por cefaleas o migrañas.
A una escala muy pequeña, la neuróloga visualiza la necesidad de atención de esta problemática. Explicó que en el consultorio del Hospital Perrupato, donde trabaja, muchos pacientes asisten por un dolor de cabeza. Dijo que, más allá de la pandemia, etapa en la que se registró un aumento de casos porque era un síntoma de COVID-19, ahora el incremento está relacionado a depresiones y trastornos de ansiedad, en los que es indispensable un abordaje interdisciplinario.
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