Cuál es el impacto de los residuos de la construcción y la demolición en el Gran Mendoza
Una investigación realizada por la docente Irma Mercante, de la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO, demostró la presencia de casi 300 áreas degradadas debido al vertido incontrolado de desechos de obras y la contaminación que generan en el suelo, el agua subterránea y canales aluvionales. La importancia de un proyecto integral para solucionar la problemática
Cuál es el impacto de los residuos de la construcción y la demolición en el Gran Mendoza. Foto: Pixabay.
Las acciones del hombre –algunas veces, sin planificación ni regulación– para lograr un crecimiento poblacional y económico siempre impactan en el medio ambiente. Una de las actividades que ayudan al desarrollo de un país y a la generación de empleo es la industria de la construcción, pero también es una de las que producen grandes cantidades de residuos que contaminan todo alrededor de ellas.
La confirmación llega de la mano de un informe de una investigadora de la UNCUYO que detalla las áreas degradadas debido al vertido incontrolado de desechos de obras en la provincia y la contaminación que generan en el suelo y el agua subterránea. La radiografía permite tener un estado de situación de la problemática en el Gran Mendoza y la necesidad de tomar medidas integrales que eviten un deterioro ambiental irreversible.
Por definición, estos residuos llamados RCD son todos aquellos materiales de desecho generados por la actividad de la remodelación, excavación, demolición o construcción de una obra, tanto pública como privada. En Mendoza, ingenieros e ingenieras civiles como Irma Teresa Mercante –especialista en Ingeniería Ambiental y docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo– siguen el principio de construir obras que sean amigables con el medio ambiente, es decir que se preocupan por limitar y lograr reutilizar la mayor cantidad de residuos que se generan durante el proceso de construcción. Sin embargo, esta problemática se ha agravado en los últimos 5 años debido el crecimiento poblacional y la consecuente demanda de edificación e infraestructura para vivir.
“En el pasado se ha considerado que los RCD tenían solo propiedades como materiales inertes y que, por lo tanto, no generarían lixiviados ni emisiones potencialmente peligrosas. Esta creencia ha jugado a favor de una menor regulación en términos de disposición final y una constante ausencia de monitoreo de impactos ambientales. Por eso, hemos elaborado un informe que detalla las áreas degradadas debido al vertido incontrolado en la provincia”, expresó Mercante, que llevó adelante la investigación.
El área urbana del departamento de Las Heras es una de las zonas más afectadas del Gran Mendoza. Foto: Clarín.
Si bien el riesgo para la salud humana y el ambiente es mucho más bajo en relación con los residuos sólidos domiciliarios –remarcó la ingeniera civil–, hoy diversos estudios informan acerca de emisiones gaseosas, principalmente compuestos de sulfuro, y contaminación potencial del agua subterránea por las características de su lixiviado. Por otra parte, se manifiesta en una fuerte afectación de la calidad del paisaje, devaluación del valor inmobiliario de propiedades, el transporte por rutas inadecuadas y la ocupación de terrenos con valor productivo.
“La dificultad principal de la gestión y tratamiento de los RCD está relacionada con el hecho de que se generan en gran cantidad, por lo tanto, las operaciones de recolección, transporte, tratamiento y disposición final son costosas económicamente y con impactos ambientales relevantes. De hecho, en el ámbito territorial del Gran Mendoza, los RCD se han acumulado durante años de manera indiscriminada en vertederos sin control o en zonas de fácil acceso próximas a núcleos poblacionales, tales como los márgenes de las rutas y caminos, las excavaciones abandonadas de explotaciones de áridos, los bordes de los ríos y las depresiones naturales de algunos terrenos”, señaló la docente.
El área urbana del departamento de Las Heras es una de las zonas más afectadas por estas prácticas, lo que hace necesario proponer soluciones preventivas y correctivas para resolver los impactos ya generados. “Con el fin de identificar y cuantificar la magnitud de las áreas impactadas por los vertederos clandestinos de RCD, hemos realizado un relevamiento sistemático de terrenos degradados por dichas prácticas. Estos sitios se han identificado y caracterizado a partir de un conjunto de variables preestablecidas, como riesgo aluvional, interacción con cauces de riego, zonificación urbana o rural, superficie afectada, volumen generado, distancia del centro urbano”, dijo Mercante. Agregó que toda esta información relevada se volcó en un sistema de información geográfica para que sea utilizada por aquellas empresas y administraciones, como gestión urbana, catastro y sistema de información catastral, para que en sus trabajos utilicen estos mapas y así eviten que esta contaminación se agrave.
De forma paralela, se mantuvieron entrevistas con diversos organismos provinciales con el fin de recopilar antecedentes de interés: Municipalidad de Las Heras (Departamento de Gestión Ambiental), Dirección de Ordenamiento Ambiental y Desarrollo Urbano de Mendoza, Departamento General de Irrigación, Asociación de Inspecciones de Cauces 1.ª Zona Río Mendoza y Dirección Provincial de Minería.
Foto: Irma Mercante, ingeniera civil, máster en Ingeniería Ambiental y doctora en Ingeniería por la Universidad Nacional de Cuyo.
Distribución e impacto de los vertederos
Según el estudio, se relevaron 297 sitios de disposición clandestina de RCD. De ellos, se consideró que toda el área urbana y suburbana de Las Heras es la más afectada por esta situación.
“El mayor número de sitios identificados corresponde a depósitos pequeños en lotes baldíos de áreas residenciales sin cierre perimetral, que se convierten en lugares muy vulnerables al depósito de residuos. Sobre estos sitios, el municipio realiza campañas de limpieza periódicas. En menor cantidad, se encuentran grandes depósitos de RCD que requieren de planes de cierre y recuperación. Por otro lado, los cálculos permitieron determinar que el mayor volumen se localiza en un radio de aproximadamente 3500 a 4000 metros del centro urbano, lo que da cuenta de la importancia de la rentabilidad del transporte en el abandono de los RCD”, detalló Irma.
Asimismo, se obtuvo un análisis de la distribución del área del volumen de cada vertedero clandestino y su relación con los colectores aluvionales, cauces de riego y desagües.
"De la evaluación de referencia, puede observarse cómo los colectores aluvionales Las Heras y Boulogne Sur Mer presentan vulnerabilidad a la ocupación de sus cauces con RCD, con el consecuente impacto que genera esta situación aguas arriba al alterarse el escurrimiento hídrico durante las tormentas de verano de gran intensidad que ocurren en Mendoza. Asimismo, se evidencia la afectación sobre varios cauces de riego, tales como Hijuela Chimba, Canal Jarillal y Ramo Cabrera”, señaló la investigadora.
Recliclado de materiales de la construcción. Foto: La Nación.
Situación actual y propuestas superadoras
Uno de los mayores riesgos de esta problemática, detalló la ingeniera, radica en que, de no tomar medidas con la debida responsabilidad en tiempo y forma, se podría experimentar un deterioro ambiental de consecuencias irreversibles.
“Si estos residuos se manejaran adecuadamente, podrían someterse a un procedimiento de reutilización en la misma obra y así favorecer la vida útil de los sitios de disposición final o los tiraderos autorizados para recibirlos; además, se generarían oportunidades de trabajo. Por ello, la creación de un programa general para el manejo de estos residuos y normas técnico-ambientales para su regulación podrían ser algunas de las medidas más efectivas para solucionar el problema. Otra opción que podría resultar viable es la construcción de plantas de reciclaje y trituración de estos residuos en sitios estratégicamente ubicados”, afirmó.
Con el fin de modificar la situación actual, que se repite en la mayoría de los municipios de Mendoza, se formuló un proyecto para la elaboración de un plan de gestión de RCD. Su objetivo principal es la definición de un modelo de gestión que garantice el adecuado tratamiento de la totalidad de los RCD generados en el ámbito territorial de la provincia, así como también resolver el déficit ambiental generado por la gestión de los RCD en años pasados. Este documento se encuentra en estado de evaluación por la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia.
En el proyecto se proponen los principios básicos del plan de RCD que se han de tener presentes y que deben permitir alcanzar los objetivos previstos e integrar el desarrollo socio-económico con la protección del medio ambiente. A continuación se mencionan:
a) Minimización y prevención: el primero se refiere a la reducción del volumen y peligrosidad de los residuos generados. Para lograr el segundo, se establecen diversas medidas de prevención: licencias, evaluaciones de impacto ambiental, programas de concientización;
b) Responsabilidad del productor: el productor de un residuo es quien debe prever y hacer frente a la responsabilidad de su correcta gestión ambiental;
“Si estos residuos se manejaran adecuadamente, podrían someterse a un procedimiento de reutilización en la misma obra y así favorecer la vida útil de los sitios de disposición final o los tiraderos autorizados para recibirlos; además, se generarían oportunidades de trabajo", dijo Irma Mercante
c) Quien contamina paga: el generador o responsable de un residuo debe correr con los gastos de su correcta gestión ambiental. Implica internalizar los costos ambientales;
Uno de los mayores riesgos de esta problemática, detalló la ingeniera, radica en que, de no tomar medidas con la debida responsabilidad en tiempo y forma. Foto: Gobierno de Mendoza.
d) Priorización: establece que no todos los métodos o técnicas para gestionar un residuo son igualmente satisfactorios desde el punto de vista ambiental, existiendo unos mejores que otros, según la siguiente jerarquía: minimización, reutilización, reciclado, valorización energética, valorización material del residuo (recuperación de áreas degradadas) y vertido;
e) Proximidad: tiene en cuenta el hecho de que hay que reducir en lo posible las distancias para el transporte de residuos, debiendo ser tratados en el centro más próximo posible a su lugar de origen o generación, ya que son de elevado peso y volumen;
f) Servicio público: todas las instalaciones de eliminación de RCD serán, en principio, de titularidad pública, para garantizar el correcto tratamiento de los residuos, así como la aplicación de criterios ambientales, económicos y sociales en la gestión de estas instalaciones;
g) Modelo de gestión: el plan que se proponga debe ser autosustentable en el tiempo, lo que implica que no se deben invertir o desviar otros recursos para lograr el correcto funcionamiento de las diferentes actividades vinculadas a él;
h) Transparencia en la información y la formación: la información en materia ambiental es un elemento fundamental que debe permitir a los poderes públicos, las empresas y los ciudadanos adoptar decisiones de consumo de materias primas y de productos trascendentales para lograr una efectiva reducción de la generación de los residuos;
Mercante sostuvo que el rol del Estado frente a esta problemática es indispensable a los fines de una resolución.
“La intervención debe darse a través de políticas, planes y programas que tengan como objetivos el control en la gestión de los RCD. Los niveles de intervención, tanto provinciales como municipales, son necesarios y deben ejecutarse lo antes posible. Esta investigación demuestra el efecto de estos materiales sobre el suelo, los canales y las aguas de Mendoza”, selló la docente de la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO.
Esta nota fue publicada originalmente el 5 de junio de 2023 en el portal unidiversidad.com.ar
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