Cronología de un hallazgo: así era el "Dragón de la Muerte", el reptil alado descubierto en Mendoza

Un equipo científico de la UNCUYO presentó los restos fósiles del "Thanatosdrakon amaru", el pterosaurio más grande jamás descubierto en Sudamérica. Esta es la historia de ese descubrimiento.

Cronología de un hallazgo: así era el "Dragón de la Muerte", el reptil alado descubierto en Mendoza

Prensa UNCUYO

Ciencia

Unidiversidad

Ernesto Gutiérrez

Publicado el 23 DE MAYO DE 2022

Un equipo científico de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y del Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) presentó los restos fósiles de una especie de reptil volador, de entre 250 y 66 millones de años de antigüedad y de 9 metros de largo que, según los investigadores, es el más grande Sudamérica.

Se trata de un pterosaurio (reptil volador), un orden extinto de saurópsidos arcosaurios voladores que existieron durante casi toda la era Mesozoica y que fueron los primeros vertebrados en conquistar el aire, detallaron desde la UNCUYO. Sus alas estaban formadas por una compleja membrana sostenida por el cuarto dedo de la mano, que estaba hipertrofiado.

El dinosaurio, bautizado Thanatosdrakon (dragón de la muerte) amaru (en honor a una deidad Quechua) fue presentado en el auditorio de esa facultad por Bernardo González Riga y Leonardo Ortiz, responsables del descubrimiento y miembros del Museo y Laboratorio de Dinosaurios.

Los restos de "Thanatosdrakon", según indicaron los paleontólogos, se encontraron en afloramientos ubicados en el sur de la provincia de Mendoza, en un yacimiento minero próximo al río Colorado, en rocas de fines del período Cretácico.

En el lugar, encontramos dos ejemplares de lo que jamás se halló en toda Sudamérica, los restos de dos pterosaurios. Se encontraban excepcionalmente preservados y corresponden al esqueleto axial (vértebras) y al esqueleto apendicular (huesos de los miembros anteriores y posteriores) de dos ejemplares, uno más chico que el otro. Del primero y más grande, también se pudieron encontrar algunos restos óseos, como el húmero; del segundo, pero más joven, todo un reservorio de material óseo. Lo lamentable del descubrimiento es que no podemos develar las causas de su muerte, o si son madre o hijo”, detallaron.

Trabajo de campo e identificación anatómica

El descubrimiento del Thanatosdrakon se desprende de los estudios realizados entre 2012 y 2019 por Leonardo Ortiz durante el desarrollo de su tesis doctoral como becario del Conicet. Sus análisis, tanto en aspectos evolutivos como paleoecológicos, permitieron identificar que Thanatosdrakon es una de las especies voladoras más grandes del mundo.

“Los pterosaurios fueron un grupo muy singular de animales que vivieron desde el Triásico hasta el Cretácico y representan los primeros vertebrados que adquirieron la capacidad de volar activamente. No son dinosaurios, aunque sí convivieron con ellos durante decenas de millones de años. Tampoco son aves; aparecieron unos 75 millones de años antes y los antepasados de ambos son muy distintos. Se presentaban en diversas formas y tamaños. Algunos eran pequeños como gorriones, y otros, tan grandes que cada ala medía tanto como un colectivo mediano. Como las aves actuales, volaban, ponían huevos y tenían una vista muy aguda, con grandes ojos para divisar mejor la comida desde el aire a distancia”, detalló.

Tras años de investigación, el equipo pudo determinar que los restos estudiados corresponden a una nueva especie de pterosaurio.

“Este hallazgo es de suma importancia para la paleontología de la provincia, no solo debido a que los huesos presentan características singulares nunca vistas en otros ejemplares hallados, sino que nunca se encontró, en el mundo, ejemplar con estas características de conservación, a tal punto que podemos verlos como en 3D. Esto nos indica que estábamos ante una especie nunca antes vista en el planeta, por eso su nombre”, explicó el paleontólogo.

Además, el análisis filogenético, detalló Ortiz, permitió definir que Thanatosdrakon perteneció al clado Azhdarchidae, un grupo de pterosaurios del Cretácico Superior del cual forma parte el famoso Quetzalcoatlus, el pterosaurio más grande del mundo hallado en México.

“El 'Quetzalcoatlus', llamado así por la deidad azteca Quetzalcóatl (la serpiente emplumada), es un género extinto de pterosaurios pterodactiloideos del Cretácico Superior en Norteamérica, y uno de los mayores animales voladores conocidos de todos los tiempos. Como nuestro 'Thanatosdrakon', 'Quetzalcoatlus' era un miembro de los azdárquidos, una familia de avanzados pterosaurios sin dientes, con cuellos rígidos e inusualmente largos, tenía un pico muy agudo y afilado. Lo que caracterizaba a ambos era su cresta craneal, muy presente en la especie”, explicó.

Otro aspecto que llamó la atención de los investigadores de Thanatosdrakon es la anatomía y el tamaño de sus huesos, que corresponden a espécimen gigante: el más grande de Sudamérica y uno de los más robustos del mundo.

"Es inusual hallar numerosos huesos de pterosaurios de gran tamaño y en buen estado de conservación. Este aspecto es crucial, ya que 'Thanatosdrakon' preserva elementos nunca antes descubiertos en los otros ocho azdárquidos gigantes encontrados en el mundo, ni siquiera en el 'Quetzalcoatlus'. Esto se debe a que su esqueleto y, más precisamente su columna vertebral, nos habla de huesos con características neumáticas que, a nuestra interpretación, le permitían descender con gran rapidez y atenuar su caída. Si bien hay mucho trabajo por realizar en este ejemplar, todo indicaría que estamos ante un hallazgo inusual en la historia de la paleontología mendocina y del planeta", sostuvo el experto.

La importancia del Laboratorio y Museo de Dinosaurios

Por su parte, González Riga destacó la importancia de tener un laboratorio y museo dedicado a estudios tafonómicos y de preservación paleontológica en la provincia.

“En Mendoza como en Argentina, es importante el rol del Conicet y de las universidades nacionales, dado que favorecen el desarrollo de vocaciones científicas y la formación de jóvenes investigadores que realizan importantes estudios de relevancia internacional, tal como es el caso de Leonardo Ortiz. Por ello, es importante vincular sinérgicamente investigación, docencia, socialización de la ciencia y formación de recursos humanos, aspectos que dan proyección social y valor científico a los bienes paleontológicos de nuestro país”, selló el investigador.

En los últimos años, el Equipo del Laboratorio y Museo de Dinosaurios (FCEN-UNCUYO) realizó increíbles descubrimientos que han captado la atención de investigadores de todo el mundo, como, por ejemplo, el Notocolossus, uno de los dinosaurios más grandes del mundo, o las huellas de dinosaurios excepcionalmente preservadas, denominadas Teratopodus. Actualmente, el Equipo de Investigación desarrolla diversas líneas de trabajo focalizadas en el estudio de dinosaurios saurópodos, terópodos, reptiles voladores, huellas de dinosaurios y procedimientos técnicos de preparación y conservación del patrimonio paleontológico.

 

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