Analizar y poner todo nuestro énfasis en el conflicto con los holdouts es empezar la historia por el final. Lamentablemente, para Argentina no es la primera vez, ya que ha tenido hechos similares a lo largo de toda su historia.

Nuestro país tiene un historial financiero importante. Ha pasado por cesaciones de pago, crisis financieras, corridas bancarias, hiperinflaciones, cajas de convertibilidad. Todas ellas tienen un factor común: los elevados déficits fiscales con los que se convivía.

Pero no todos los momentos de la historia fueron malos, pues hubo contados períodos en los que Argentina gozó de superávits fiscales; es decir, se recaudaba más de lo que se gastaba y, por lo tanto, los gobiernos no tuvieron la necesidad de endeudarse y así podían mantener el nivel de deuda o, en el mejor de los casos, disminuirla.

Al analizar cronológicamente la deuda, se devela que ha crecido exponencialmente desde el fin del primer gobierno peronista hasta la fecha; a excepción de una disminución durante el gobierno de Néstor Kirchner, gracias al canje de la deuda que logró una quita importante.