No hay convocatoria para esta tarde a las 15 hacia la comunidad croata en Mendoza. Tampoco se han visto por las calles banderas o camisetas de ese país que reflejen el entusiasmo futbolero por el partido contra la Argentina. En Mendoza, los croatas se cuentan con los manos o, exagerando, podrían llegar a ser, como máximo, un par de decenas viviendo en suelo mendocino. Por si fuera poco, además de la poca cantidad de inmigrantes o descendientes del país que se desprendió de la ex-Yugoslavia, la pasión futbolera brilla por su ausencia porque se decanta hacia el waterpolo y el básquet.

Así describió Mirko Brkljacic, presidente de la Comunidad Croata de Mendoza, a esta pequeña porción de población de habitantes. En diálogo con Unidiversidad, el hombre de 89 años explicó que, durante los años 50, Argentina sí fue la gran tierra que recibió a muchos ciudadanos de ese país que abandonaban su lugar para ir en búsqueda de una mejor calidad de vida. Por eso, y a pocas horas de jugarse un lugar en la carrera por la Copa del Mundo Rusia 2018, Brklijacic contó cómo viven el mundial sus coterráneos.

“Croacia es un piojito con respecto a Argentina. Eso le da una ventaja, en mi opinión, al ser mi país tan chiquito que enfrenta a una potencia (futbolística) como Argentina. Es un poco difícil dividirse, pero no queda otra (risas)”, dijo Mirko Brkljacic, y agregó: “Estoy dividido en dos partes, en parte croata y en parte argentina. Argentina es mi segunda patria adoptiva. De hecho, ahora estoy hinchando por Argentina”.

Si bien reveló que el fútbol no le genera muchas expectativas, le gusta, más si se trata de Argentina y Croacia. “Ideal para mí sería que los dos salgan de la fase de grupos y después, por supuesto, quiero que el campeón final sea Argentina”, señaló, apoyando a la Argentina, país en el que reside hace 68 años. “Otros deportes que nos gustan son el waterpolo y el básquet, tenemos algunas figuras muy descollantes en básquet”, indicó Brkljacic.

Sobre la cantidad de croatas que residen en nuestra provincia, dijo: “No somos muchos, la mayoría son descendientes de segunda, tercera y cuarta generación. A los que nacieron en Croacia y viven en Mendoza los podríamos contar con las manos, unas decenas”. “Hace 50 años había muchísimos más, después se fueron diluyendo”, explicó.  

Mirko insiste con que su corazón está teñido muchas veces, incluso hoy, de celeste y blanco. Es que en la Argentina, dice, encontró un nuevo lugar para armar su vida, luego del horror y el desamparo en que los sumergió la guerra. “Vine en el año 1950, con solo 21 años, y hace 68 años ya que vivo en Mendoza. Después de la Segunda Guerra Mundial no estaba todo como yo deseaba: mucha gente abandonaba el país porque teníamos un régimen que no nos gustaba, era el ambiente de la Unión Soviética. Cuando llegué nos recibieron muy bien. Vine desde Hamburgo, Alemania; en esa época era una ciudad destruida, no había nada para comer, era algo espantoso”, recordó Brkljacic, y reveló que aún tiene contacto con otros croatas, con quienes se junta a tomar un café de vez en cuando y "charlar de cualquier cosa". Claro, para no olvidar, pese a todo, sus raíces.