Primero, el acto formal de la declaración por escrito; luego, la catarsis; y, al final, el delirio. Esa fue la secuencia de los sentimientos de los kirchneristas ante la presencia de sus seguidores. Cristina, primero, maltrató al juez Claudio Bonadio, que la tiene acusada en la causa de la venta de dólar a futuro. Luego hizo un discurso duro, con su estilo pero con el tono opositor del caso y el anticipo de su idea de rediseñar su proyecto político por fuera del peronismo tradicional que, al revés, busca acomodarse al esquema de poder ya establecido. Lo que demostró el kirchnerismo en la mañana del miércoles 13 es el poder de movilización y convocatoria que todavía mantiene.

Pero más allá de esto, se verá qué hará la expresidenta. O cómo hará el kirchnerismo para explotar su figura.

El único atisbo de defensa jurídica quedó escondido en un párrafo de la defensa política que fue escrita para el juez Bonadio. Esto fue que era la única imputada en este caso que nunca fue mencionada en la denuncia. O sea, deslizó que su involucramiento fue producto de una arbitrariedad del magistrado, que a esta altura ya no puede ocultar la rivalidad personal que tiene con CFK.

Punto aparte es el incidente de la periodista Mercedes Ninci, de Canal 13, que, con su clásico estilo provocador, se instaló en el lugar de la convocatoria y generó la reacción desmedida, exacerbada, de varias militantes K que la agredieron. Esto demostró la falta de respeto y tolerancia de las mujeres K y el déficit de inteligencia de parte de los impulsores de la manifestación para prevenir y evitar estas reacciones. Todo esto dio lugar a la buscada victimización por parte del Multimedios Clarín, que utiliza a la por momentos insoportable cronista.