Una de las principales preocupaciones de Alfredo Cornejo desde que supo que iba a ser el gobernador de Mendoza a partir de diciembre de 2015 fue sin dudas la relación con los sindicatos. Es que, frente a los embates de la crisis económica que atraviesa el país, pero sobre todo la Provincia, y la proximidad de las negociaciones paritarias, es un tópico que al gobernador no se le escapa de la agenda. 

Por esto comenzó a reunirse con los secretarios gremiales desde antes de asumir. Lo primero que hizo fue convocar a los estatales a pocas semanas de su jura y se presentaron todos, con excepción del SUTE, un gremio que se mostró, desde el comienzo de los últimos dos gobiernos, afín al peronismo.

Sin embargo, y ya como jefe del Ejecutivo provincial, convocó a los sindicalistas que representan a los trabajadores privados (nucleados en la CGT, y otros como Sadop y ATSA). Con ellos hubo mayor acercamiento y, así como lo dijo uno de los interlocutores entre gobierno y sindicatos, Juan Carlos Jaliff –presidente provisional del Senado–, "el gobernador les pidió que lo ayudaran a gestionar”, a lo que los titulares de la CGT local, Jorge Córdova y Rodolfo Calcagni, respondieron: “La ayuda llegará, porque si le va bien al Gobierno, nos va bien a todos”.

Por otra parte, solicitaron que el Ejecutivo fuese intermediario frente a los recortes que los empresarios están haciendo de horas y hasta incluso de puestos de trabajo.

También se solicitó, en forma soslayada, la posibilidad de negociar salarios, porque los incrementos que se otorgaron este año han quedado reducidos a cenizas luego de la última alza de precios, sobre todo de alimentos y bebidas.

En resumen, se prometieron prodigarse colaboración mutua, pero no explicaron cómo seguirán las reuniones ni en qué momento comenzarán las discusiones salariales. Lo que sí sucedió es que el subsecretario de Trabajo anunció que crearán una dirección de paritarias dentro de su ámbito, que se dedicará a llevar adelante las negociaciones en forma exclusiva.