Cornejo destacó que se trata de "una inversión que sigue las normas internacionales para proteger el patrimonio que traerá movimiento cultural y turístico, que se enmarca en la reactivación de la obra pública que se está dando a lo largo y ancho" del país con "obras que estaban paralizadas y proyectos nuevos”.

 El fuerte fue fundado el 2 de abril de 1805 por una comisión enviada por Rafael de Sobremonte, al mando de Miguel Telles y Meneses, quien decidió bautizarlo con el nombre de San Rafael en honor al virrey.

El lugar exacto para su emplazamiento y el diseño estuvieron en manos del geógrafo José Sourriére de Souillac, quien determinó además su orientación y medidas (80 varas de lado, lo que equivale a unos 66 metros). Pronto se formó alrededor un pequeño poblado compuesto por pueblos originarios, criollos y europeos. Así se inició la Villa 25 de Mayo, convertida en una localidad turística, con un pequeño museo donde comienza el recorrido por el pasado histórico del departamento de San Rafael, que se completa con la visita a la Plaza de Armas y las ruinas del fuerte.

"Es una hermosa oportunidad para decir que estamos conformes de haber reactivado la obra pública en toda Mendoza, y en particular en el sur y en San Rafael. Un ejemplo simbólico de ello es el trabajo de restauración del fuerte”, dijo Cornejo, que por segundo año consecutivo celebra el 25 de Mayo en la Villa. El mandatario señaló que "quizá para el pensamiento mezquino que anida todavía" en el país y en la provincia, la obra puede ser vista "como plata mal invertida, pero es un proyecto claro desde el punto de vista fiscal y sumamente rentable desde el punto de vista patrimonial, social, cultural y turístico de la provincia, de la Villa y del departamento de San Rafael”, aseveró.

La intervención propone la apertura espacial a la antigua plaza de armas de la fortaleza, para vincularla con la localidad de Villa 25 de Mayo, e incluyó también tareas de ordenamiento y limpieza de la forestación, reubicación de objetos (cañones, imágenes, placas y monolitos) y trabajos de arqueología histórica. "Se hizo un gran trabajo de rescate para que nada perdiera su valor, y se trabajó sobre las ruinas el destape de los solados, los que están intactos. Se ha dejado solamente una porción, para que la gente los pueda ver por un sendero guiado”, explicó el arqueólogo mendocino Gustavo Neme.

Según datos del municipio, el fuerte histórico es visitado por alrededor de 2000 personas por año y llevaba dos décadas esperando la remodelación. “Es algo inesperado para nosotros. Ha habido proyectos demasiado costosos para llevarlos a cabo, pero este es un proyecto muy lindo que va a estar al alcance de la gente”, afirmó Angélica Flora Simón, vicedirectora del Museo Histórico Cultural Narciso Sosa Morales.