El gobernador Alfredo Cornejo llevó su propia barra al Carrusel vendimial. Integrantes de distintas agrupaciones de la Juventud Radical lo vitorearon cuando ingresó cerca del mediodía al palco oficial, desde donde disfrutó del paso de los carros junto a su esposa, Lucía Panocchia; a la vicegobernadora, Laura Montero, a sus ministros y a funcionarios nacionales.

El palco oficial, ubicado a los pies del teatro Independencia, estuvo casi vacío hasta el mediodía. La razón fue el atraso en el inicio del Carrusel, lo que hizo que ministros y funcionarios nacionales permanecieran más tiempo en el hotel Hyatt, donde se realizó el desayuno de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar).

Los primeros que se instalaron en el palco fueron algunos de los ministros de Cornejo: el de Salud, Rubén Giacchi; de Gobierno, Dalmiro Garay, de Hacienda, Martín Kerchner, y el de Seguridad, Gianni Venier. El director general de Escuelas, Jaime Correas, se ubicó en su sitio más tarde, cuando ya había pasado la marcha de los docentes nucleados en SUTE, que repartían carteles que decían “No al ítem aula”.

El ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el gobernador, Alfredo Cornejo, y su esposa, Lucía Panocchia, disfrutaron del paso de los carros. Foto Axel Lloret.

Recién pasadas las 11 llegaron la esposa de Cornejo, la vicegobernadora y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Poco después hizo una especie de entrada triunfal el mandatario provincial, ya que lo vitorearon los integrantes de la Juventud Radical, casi como una barra propia.

Cornejo se ubicó en el centro del palco junto a los ministros nacionales, su esposa y la Vicegobernadora. A los costados se sentaron los intendentes –primero todos radicales y más tarde llegaron los justicialistas– y más lejos estuvieron los legisladores, entre ellos el diputado nacional Julio Cobos.

El clima en el palco fue tranquilo, pero eso cambió cuando, durante la marcha de trabajadores de ATE, la dirigente Raquel Blas insultó a los funcionarios y arrojó un cartel a los ministros Frigerio y Kerchner. La policía reaccionó e inmediatamente un grupo de preventores y policías se colocó delante de las autoridades. Horas después, el Gobernador dijo sentir vergüenza de que una dirigente actuara de ese modo.

Después del nerviosismo inicial, las cosas se calmaron y para eso ayudaron las exquisiteces que les sirvieron a las autoridades, desde sándwiches de jamón crudo hasta bocaditos y empanadas, todo acompañado por vinos mendocinos. Nadie se resistió.

Pese al atraso en el Carrusel y a que el palco se fue despoblando, Cornejo permaneció en su lugar hasta que pasó el último carro, cerca de las 15. Hasta el último momento cumplió con todos los ritos esperables en estos casos: besó niños, se sacó fotos, saludó reinas, recibió obsequios, tomó vino de la bota, saludó intendentes y atajó melones y sandías.